¿Qué piensa el bebé al verse en el espejo?

¿Quién es ese otro bebé? ¿Cuándo es consciente de que es él?

Tu bebé se pregunta: "¿Quién es ese otro bebé que vive en casa y que veo de vez en cuando en el cuarto de baño o en ese divertido círculo que hay en mi alfombra de actividades?". Antes de descubrir que el espejo le devuelve su propia imagen, tu hijo tiene que formarse una idea de su propio cuerpo y de su identidad.

Entre los 2 y los 6 meses: solo es un reflejo

Tu bebé apenas vislumbra los contornos borrosos de sus manos y de sus pies. Por eso, aunque tiende a bizquear ?algo totalmente normal a su edad, dado que sus músculos oculares carecen de tono-, le resulta imposible verse la nariz. Aunque sabe que tiene una cara, como tú (por eso cuando le sacas la lengua él hace lo mismo), no tiene ni idea de cómo es.

Si se interesa por el espejo que has colocado cerca de su cuna o del cambiador, es porque le encantan los juegos de luz y la superficie del espejo la capta estupendamente.

A los 6 meses: es un extraño

Su agudeza visual ha mejorado claramente y es capaz de reconocer sin problema la imagen de una cara en esa superficie brillante. A fuerza de verla, no tiene más remedio que reconocer que forma parte de las caras conocidas. Sin embargo, su propietario no participa realmente de la vida familiar. ¿Quién es entonces ese extraño? Si colocas a tu hijo delante del espejo para que sociabilice con ese singular amigo, quédate cerca de él para darle seguridad, porque puede tener miedo del desconocido.

Entre los 9 y los 15 meses: es un compañero extraño

Tu hijo todavía se desplaza a gatas (o tal vez ya sobre las dos piernas). O sea que ya puede ir hacia el espejo para intentar jugar con ese personaje que ya sabe que no es peligroso.

Al principio, no deja de sorprenderse: cuando intenta tocarlo, su mano se topa con una superficie lisa; si se acerca demasiado, se da un golpe; si se chupa el pulgar o acaricia su peluche, el otro hace lo mismo; y, sobre todo, si intenta ir a buscarlo detrás de la superficie que los separa, se encuentra con que ha desaparecido.

Sin embargo, tu bebé vuelve a buscar a ese individuo huidizo una y otra vez. Nunca se sabe, a lo mejor esta vez ha decidido pasar a su lado de espejo. ¡Pues no! ¡Qué pesado llega a ser ese otro bebé!

En sus aprendizajes, tu hijo capta toda la dimensión del tema que aborda gracias a la repetición de las acciones. De ese modo empieza a comprender que ese bebé que ve moverse en el espejo no es una persona real, porque no puede tocarla, sino una imagen animada.

Entre los 18 y los 24 meses: ¡soy yo!

De acuerdo, ese bebé del espejo es tan poco real como los personajes de dibujos animados que ve en la televisión, pero la verdad es que actúa de forma desconcertante: "Cuando avanzo, avanza; si me meto los dedos en la boca, él los mete en la suya...". Tu pequeño está a punto de preguntarse si no se trata de "otro él", del reflejo de su propio cuerpo.

La adquisición del lenguaje le ayudará a confirmar ese presentimiento: pone el dedo sobre su imagen y pronuncia su propio nombre. Cuando tú le confirmas: "¡Claro, eres tú, tesoro!", tus palabras le llegan al alma y alumbran una chispa de satisfacción en sus ojos: ¡lo ha entendido!

A partir de ese momento, sabe que tiene un cuerpo que le pertenece. Este descubrimiento le ayudará considerablemente a poner en marcha su propio proceso de autonomía. Aunque también hace que el espejo pierda mucho interés.

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