Trucos que funcionan para que los niños coman verduras

Trucos eficaces para introducir vegetales en su dieta con éxito


Publicado por Patricia Fernández, bloguera y periodista especializada en ocio y tiempo libre
Creado: 12 de febrero de 2019 13:27 | Modificado: 21 de agosto de 2025 12:27


Queremos enseñarles a nuestros hijos la importancia de adoptar unos hábitos alimenticios saludables y variados. Lo que aprendan a comer hoy, determinará en gran medida cómo será su alimentación en el futuro y, por tanto, el cuidado de su salud.

¿Por qué es tan difícil que coman verduras?

No eres la única familia que se desespera con los guisantes dando vueltas en el plato. Las verduras son esenciales en la alimentación infantil, pero muchas veces se convierten en el enemigo número uno a la hora de comer.

No se trata solo de nutrición. Enseñar a los niños a comer verduras sin presión, sin castigos y sin premios engañosos es enseñarles también a tener una relación sana con la comida.

Y lo mejor: ¡es posible! Aquí van 5 estrategias eficaces y reales que funcionan con muchos niños (y que puedes adaptar según la edad y carácter del tuyo).

El ejemplo de los padres es el primer ingrediente

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Comer verduras debe ser algo natural y cotidiano en casa. Si tus hijos ven que en tu plato siempre hay color verde, y que lo disfrutas, es más probable que ellos quieran probar.

Un truco: no repitas sin parar que son "sanas" o "necesarias". En su mundo, eso no es atractivo. Mejor habla del sabor, del color, de lo bien que huelen... ¡Hazlas apetecibles con tus palabras!

Y por supuesto, come lo mismo que ellos. Nada de "ellos puré y yo pizza". Si las verduras están en la mesa, que lo estén para todos.

Ni premios ni castigos para que coman verduras

¿Alguna vez has dicho "si te comes las verduras te doy helado"? Todos lo hemos hecho. Pero aunque funcione a corto plazo, no educa el paladar ni crea una relación sana con la comida.

Los niños acaban asociando las verduras con una obligación desagradable que se compensa con algo rico. En lugar de eso, intenta:

  • No obligar ni negociar.

  • Servir cantidades pequeñas.

  • Celebrar cada pequeño logro sin exagerar.

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Es mejor que coman un bocado voluntario con una sonrisa, que el plato entero entre lágrimas.

Comparar platos... con estrategia

Imagina esto: pones un primer plato de brócoli y después una hamburguesa con patatas. ¿Quién va a querer comer la verdura?

La clave está en equilibrar el menú. Si sabes que hay verduras de primero, no pongas de segundo su plato favorito. En cambio, si lo que sigue también es "normalito" (una tortilla, arroz blanco...), las verduras ganan puntos por comparación.

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Y si hay postre, evita que sea el gran protagonista. Que no parezca una recompensa, sino parte del menú habitual.

Juega con la comida (sí, a veces se puede)

Las verduras tienen formas, colores y texturas ideales para jugar con la presentación. Puedes hacer una carita con rodajas de pepino, una flor con tiras de zanahoria o un monstruo verde con puré de espinacas.

No se trata de engañar, sino de despertar la curiosidad y convertir la comida en algo que les divierta. Acompañarlas con una salsa suave también ayuda (¡el hummus es un aliado perfecto!).

Y recuerda: no hace falta que les gusten todas las verduras. Lo importante es que encuentren algunas que disfruten y estén presentes de forma habitual.

La paciencia es tu mejor aliada para que coman verduras

Ningún truco es mágico. Habrá días de avances y otros en los que se nieguen rotundamente. Y es normal.

La exposición repetida sin presión es la mejor estrategia. Se calcula que un niño necesita hasta 15 intentos para aceptar un nuevo sabor. Así que no tires la toalla si rechazan las acelgas la primera (ni la quinta) vez.

Y sobre todo, mantén una actitud relajada y sin dramatismos. A largo plazo, lo que construyes es un aprendizaje realy duradero.

En resumen...

  • No les obligues ni negocies con postres.

  • Da ejemplo comiendo tú también verduras con gusto.

  • Presenta los platos con creatividad.

  • Sé paciente y celebra cada pequeño paso.

  • Varía los métodos de cocción: al horno, en cremas, al vapor, salteadas...

Ideas prácticas para aplicar desde hoy

  • Haz una lista de "verduras que sí" y "verduras que no", y deja que elijan.

  • Cocina juntos recetas sencillas con verduras.

  • Crea un pequeño huerto en casa o en el balcón.

  • Usa nombres divertidos para los platos: "árboles de dragón" (brócoli), "chips mágicas" (calabacín al horno), "sopa del bosque encantado"...

Cada niño tiene su propio ritmo, sus manías y sus descubrimientos. Lo importante no es que hoy se coma toda la coliflor, sino que crezca en un entorno donde las verduras estén presentes, se vean con normalidad y, poco a poco, se conviertan en algo familiar y apetecible. Con cariño, constancia y algo de imaginación, verás cómo un día... ¡te sorprende pidiendo repetir el brócoli! ¿Tienes algún truco que funcione en casa? 

 

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