5 claves fundamentales para fomentar el respeto en la familia

¿Estás seguro/a de que respetas a tus hijos?

Como padres siempre esperamos que nuestros hijos nos traten con el respeto debido y que, además, sepan respetar a los demás. Pero ¿respetamos nosotros a nuestros hijos en la misma medida? ¿Educamos para respetar y respetarnos?

Según el diccionario de la Real Academia Española, la palabra respeto proviene del latín "respectus" (atención, consideración). La definición de "respeto" es muy amplia en nuestro idioma (veneración, miramiento, miedo, acatamiento de autoridad, deferencia...)

Desde un punto de vista práctico podría relacionarse con el hecho de prestar atención, tener en cuenta todo aquello que nos rodea para contribuir a la transparencia y calidad de las relaciones entre el hombre y su entorno.

Respetar implica:

  • Aceptar la diversidad, la multiculturalidad, la convivencia con los demás. Todos somos diferentes, pero iguales en el fondo.
  • Valorar todo lo que nos rodea, cuidarlo, mimarlo, a veces los detalles constituyen el todo.
  • Empatizar, ponerse en el lugar del otro y comprender qué siente y cómo siente.
  • Querernos a nosotros mismos, aceptarnos, valorarnos y sentir que merecemos el aprecio y el cariño de los otros.
  • Considerar y tener en cuenta aquellas normas sociales que facilitan la convivencia. De esta manera aprenderemos a aceptar al otro, sus derechos, sus necesidades, sus opiniones... en definitiva el derecho a su individualidad.

Las ventajas educativas de educar y tratar a nuestros hijos con el debido respeto son fundamentales. Si nuestra relación con ellos no se basa en este valor, no es posible llevar a cabo una convivencia en armonía.

El respeto crece desde los primeros años

Aunque nuestros hijos sean pequeños, no se sentirán bien si utilizamos tonos altivos o los avergonzamos en público. En cambio, si les ayudamos a sentirse tan importantes como los adultos, dignos de la misma consideración y favorecemos una comunicación fluida entre todos, se sentirán comprendidos y felices. La calidad de trato y el respeto a sus espacios de autonomía, sin invadirlos de manera innecesaria, son aspectos clave a tener en cuenta.

Los padres y madres somos los guías en su aprendizaje diario para que sean capaces de vivir de acuerdo con aquellos valores que son aceptados por nuestra sociedad, tales como diálogo, prudencia, responsabilidad, solidaridad, urbanidad, tolerancia..., empezaremos desde el principio enseñando al niño qué significan los límites y las normas, qué es lo apropiado y lo inapropiado, qué es lo que está bien y lo que no y qué pueden hacer y no hacer; de esta manera, se sentirán gratificados individual y socialmente, comenzando un desarrollo positivo de su autoestima. Cuando reciben un trato considerado, reaccionan con actitudes de colaboración. Pronunciar una frase amable para pedirles alguna tarea en lugar de una orden autoritaria genera en ellos sentimientos de agradecimiento que les animan a identificarse y colaborar con quien se lo pide sugiriendo, sin reproches... Cuando reciben un trato poco considerado o irrespetuoso, acaban por asumir conductas irrespetuosas y, es probable que por despecho tenga ganas de desobedecer.

El respeto se aprende en el hogar familiar desde los primeros años, por tanto, si nos agrada que nuestros hijos manifiesten conductas respetuosas tendremos en cuenta lo siguiente:

  • Respetemos a las personas del entorno del niño y del nuestro propio: profesores, compañeros, familiares, vecinos, conocidos... 
  • Practiquemos siempre los buenos modales (en la mesa, agradeciendo detalles, utilizando las palabras mágicas "gracias", "por favor", "lo siento").
  • Acostumbremos a nuestros hijos a tener su propio espacio y a darse cuenta de que nosotros, como padres, necesitamos nuestro propio tiempo.
  • Cumplamos en la medida de lo posible las costumbres familiares y sociales que son ejemplo de convivencia saludable.

Un estilo educativo democrático

En nuestra sociedad democrática donde las personas deben ser capaces de tomar decisiones y pensar por sí mismas, la familia democrática constituye la base de la responsabilidad y del sentimiento de equipo. Cuando los niños son pequeños, los padres tienen la responsabilidad total de su cuidado y protección, pero a medida que crecen y maduran pueden empezar a compartir esta autoridad y esta responsabilidad sin dejar de guiarlos y protegerlos como les corresponde. En el estilo educativo democrático los padres son consejeros y entrenadores de sus hijos. La autoridad está fundamentada en el diálogo, las necesidades de todos los miembros de la familia se consideran importantes, padres e hijos son sujetos activos y responsables de su propio proceso educativo.

No obstante, cuando hablamos de respeto, consideración y cierta delicadeza en nuestros mensajes, en ningún momento nos referimos a no intervenir. Es muy importante dejarles claras las normas que consensuemos con ellos, y su cumplimiento; los límites son necesarios para la convivencia de la misma manera que lo es el respeto.

Soy respetuoso con mi hijo o con mi hija cuando:

  • Tomamos decisiones consensuadas si los temas son adecuados a su edad.
  • No hago comentarios o críticas que puedan humillarlo.
  • Escucho sus opiniones y si son diferentes a las mías intento dialogar para llegar a un acuerdo.
  • Busco su colaboración en las tareas en lugar de una mera imposición.
  • Estoy seguro de que todas sus necesidades básicas están cubiertas.
  • Le permito cierto grado de intimidad en las cosas que él considera "sus secretos".

Una educación basada en el respeto implica:

  • "Establecer unas pautas educativas claras y hacer que se cumplan" (estas reglas no dependerán de nuestro estado de ánimo).
  • "Respetarnos entre nosotros, los propios adultos" (cuidado con los comentarios dañinos y las amenazas).
  • "Reflexionar sobre situaciones que impliquen faltas de respeto y subsanarlas" (insultos, burlas, gritos, ruidos fuertes...)
  • "Practicar los buenos modales y las normas de cortesía" (las "palabras mágicas" son muy importantes). 
  • "Asignar responsabilidades a todos los miembros de la familia y lograr que se cumplan por respeto a los demás" (si no nos responsabilizamos de nuestras tareas alguien tendrá que hacerlas en nuestro lugar).
  • "Respetar las diferencias que existen entre las personas" (aceptaremos las formas de pensar y de vivir de los otros, aunque no las compartamos) - "Cuidar y conservar el ambiente en el que vivimos"

El respeto en la familia. Algunas recomendaciones:

  1. Nuestros hijos necesitan guía. Acuérdate de fijar límites y establecer normas, por encima de todo somos padres.
  2. Controla el tiempo de televisión y supervisa los programas que ven. Cuidado con los excesos en Internet, Redes Sociales y consolas de videojuegos.
  3. Los tiempos sin hacer nada no son aconsejables; organiza la agenda de tus hijos de manera flexible. Tampoco es aconsejable un exceso de actividad.
  4. El equilibrio y la sinceridad estructuran la personalidad de los niños, no te sientas mal cuando corrijas acciones o conductas negativas.
  5. Comunica a tus hijos el sentido de la palabra "disciplina" desde que son pequeños. Cuidado con complacerlos demasiado.

Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com


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