10 frases que nunca deberías decirle a tus hijos

Evita estas expresiones prohibidas a la hora de dirigirte a los niños.

A menudo, en la educación de nuestros hijos utilizamos expresiones que, sin darnos cuenta, pueden perjudicar mucho el desarrollo y la autoestima de los niños. Sus comportamientos pueden verse afectados por cómo les hagamos sentir a la hora de dirigirnos a ellos, y nuestras palabras, si no las controlamos, pueden enviarles un mensaje totalmente equivocado. Por ello, es imprescindible que pensemos, respiremos y reflexionemos sobre las palabras que estamos a punto de decirles a nuestros hijos.

10 frases que debes evitar decirle a los niños:

"¡No llores!" 

Debemos dejar que nuestros hijos expresen sus sentimientos, aunque en ocasiones sea llorando. Expresar sus emociones es el primer paso para que aprendan a manejarlas y posteriormente a gestionarlas.

"¡Mira qué bien lo hace tu hermano/a!"  

A veces queremos que nuestro hijo tenga a su hermano como modelo le hacemos sentir poco valorado y menos respetado que su hermano, causando problemas a largo plazo de autoestima y motivación. Las comparaciones afectan muchísimo a la autoestima y pueden fomentar la envidia, "un sentimiento muy perjudicial, con el que los niños sufren mucho y que es además muy complicado de reconducir como adultos". Más que en comparar deberíamos preocuparnos por comprender realmente a cada niño, permitiendo que sea él mismo, entendiendo lo que siente y ayudándole a comprenderlo y poder expresarlo.

"¡Siempre dejas la habitación desordenada!" 

"Siempre" y "Nunca" etiquetas que los propios niños admiten como suyas... si "siempre deja el cuarto desordenado" finalmente acabará siendo realidad y no ordenará su habitación.

"¡Cuidado! Que te caes, que te vas a hacer daño..."  

Esto tiene mucho que ver con la sobreprotección. "Los niños maman las inseguridades y la ansiedad de los adultos" y, dado que aprenden por imitación, pueden acabar adoptando patrones y siendo, de hecho, como los padres les hemos transmitido. Más importante que las palabras es el tono: La carga emocional que transmite es muy fuerte y les asusta, cuidado porque puede que transmitas tu propio susto con una ansiedad muy elevada.

"Si te comes todo hay postre", "Si te portas mal no vienen Los Reyes" 

La estrategia del premio y el castigo está desfasada y ya no es efectiva, ser capaces de utilizar un mensaje positivo pero firme frente a la mera negativa. Y es que el chantaje, aunque puede ser efectivo a corto plazo, no lo es si miramos un poco más allá. Como alternativa al premio o al castigo, podemos trabajar sobre comportamientos concretos, enseñarles que algunos son "recompensantes" en sí mismos, tratar, en definitiva, de lograr un acuerdo en el que el niño sea capaz de colaborar e implicarse.

"Debería darte vergüenza hablar así" 

La vergüenza y la culpa llevan consigo el pensamiento de "no valgo nada".La vergüenza es  una emoción en la que está muy presente la valoración de las normas que están socialmente aceptadas, y surge cuando se infringe de algún modo alguna de ellas, especialmente cuando se refieren a aspectos morales de la sociedad a la que pertenece la persona. La vergüenza no debe asociarse en todas las ocasiones con aspectos negativos del comportamiento, sino que el hecho de sentir vergüenza puede ayudar a canalizar correctamente las relaciones sociales basadas en el respeto mutuo.

"Si no haces lo que te digo, te dejo aquí y me voy" 

Uno de los mayores temores de los niños es el abandono de sus padres, por lo que hay que tener cuidado con las cosas que les decimos.

"¡Qué desastre! así no se hace, déjame a mí" 

Déjale que lo haga o producirás una sensación de impotencia al ver que no es capaz de hacer las cosas, lo que además le puede afectar a la autoestima y la confianza.  En su lugar puedes decir "te voy a contar el truco que tengo para hacerlo, ¿vale?". Las frases calificativas del ser afectan directamente a la autoestima: "Califica la acción pero no califiques al niño o niña". En este sentido, son aconsejables  frases como "esto puedes hacerlo mejor", frente a "eres muy torpe" o "esto no se ha hecho bien, te has comportado un poco mal", frente a "eres malo". Cuando un niño está asumiendo y está registrando cerebralmente que es malo, ese mensaje hay que desmontarlo porque es dañino y, a medida que crece, puede desembocar en actos de maldad pues está identificado con ese patrón.

"Dale un besito a Juan, anda, dale un besito"

Todos queremos que los niños sean educados, pero deben ser ellos quienes escojan el saludo y si dar o no un beso, pues, como en el caso de los adultos, se trata de un acto voluntario.  Se trata de aceptar que hay otras alternativas educadas como chocar las cinco, lanzar un beso, saludar con la mano, y no enjuiciar al niño por no ser "cariñoso", respetar su desarrollo, su forma de ser o su apetencia en un momento determinado. No es conveniente insistir ni forzar, pues al final lo que podemos conseguir es rechazo.

"Déjame solo" 

Muchas veces los padres necesitamos tiempo para estar a solas, el problema viene cuando decimos demasiadas veces a nuestros hijos que queremos estar lejos de ellos, pues internalizan ese mensaje.

Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com


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