La rinofaringitis… ¡es inevitable!

La doctora Martine François nos habla de esta enfermedad.

La rinofaringitis, principal motivo de consulta médica entre los 6 meses y los 8 años, es una enfermedad ineludible durante la primera infancia, pero en la mayor parte de los casos se cura sola. La doctora Martine François nos habla de esta enfermedad.

La rinofaringitis es una inflamación de las vegetaciones

Un virus acaba de irritar las vegetaciones de tu pequeño. Esa zona de intersección, situada entre la nariz y la garganta, ocupa casi toda la rinofaringe. Y quien dice vegetaciones irritadas, dice secreciones de mucosidad. Entonces la nariz de tu hijo se congestiona por la acumulación de flemas espesas que no puede evacuar sonándose porque se estancan en la entrada de la garganta. Por suerte, las vegetaciones son un órgano provisional: aparecen hacia los 12 meses, se desarrollan hasta los 6 ó 7 años y luego se atrofian y desaparecen. Por eso, pasada esa edad, las rinofaringitis son mucho menos frecuentes.

Los bebés que se relacionan con mucha gente padecen más rinofaringitis

Dado que la promiscuidad favorece el intercambio de gérmenes, las rinofaringitis son especialmente recurrentes entre los pequeños que van a la guardería. Este fenómeno también se da en los niños de familia numerosa o que acuden al domicilio de una puericultora que cuida de varios niños a la vez. ¡Nadie se libra de la rinofaringitis!

La rinofaringitis es ineludible

El bebé se beneficia de los anticuerpos maternos hasta los 6 meses más o menos. A partir de esa edad, tiene que desarrollar sus propias defensas. La rinofaringitis es "un mal necesario" para adquirir la inmunidad natural.

Los especialistas consideran que un niño sufre una media de sesenta episodios de rinofaringitis hasta los 10 años. ¡Mejor tomárselo con filosofía!

La rinofaringitis puede estar causada por 200 virus diferentes

Entre los virus causantes de esta enfermedad están, por orden de frecuencia, los rinovirus, los adenovirus, el virus respiratorio de influenza y el de parainfluenza. Hay hasta 200 virus responsables de la rinofaringitis. La transmisión tiene lugar sobre todo por el aire (tos) o a través de las manos.

Frente a una infección viral, los antibióticos no sirven de nada: no hacen bajar la fiebre, ni curan más rápido, ni previenen el contagio.

Se producen más a menudo en invierno que en verano

Y es que los virus responsables de esta enfermedad tienen un desarrollo estacional: se adaptan perfectamente al frío, pero se ven alterados por las altas temperaturas.


Los síntomas de alerta

  • La fiebre.
  • La mucosidad nasal.
  • Los ojos brillantes.
  • Las mejillas enrojecidas.
  • La tos (a menudo nocturna, debido al flujo de secreciones nasales)

Modos de aliviarlo

  • Es inútil recurrir a los antibióticos, dado que se trata de una infección viral. Para aliviar a tu hijo localmente, utiliza soluciones para pulverización nasal, descongestionantes y antisépticos. Si prefieres la homeopatía, el Kalium bichromicum 5 CH puede ayudarle a secar las flemas (tres gránulos varias veces al día).

  • Ayúdale a respirar mejor. Ya sea sonándolo (dependiendo de su edad) o realizando lavados repetidos de la nariz con la ayuda de productos en dosis individuales, mejor que los simples frascos que enseguida se contaminan al contacto con el aire ambiente. Hazlo antes de comer y de acostarlo.

  • Divide los biberones y cuida las pausas durante la toma del pecho, porque un bebé enfermo no puede beber y respirar a la vez.

  • No calientes en exceso la habitación y airéala todos los días.

  • Si el niño no soporta bien la fiebre, bájasela.

Síntomas asociados

Rinofaringitis + otitis: algunas rinofaringitis van acompañadas de una inflamación del oído y otras no. Administrar un tratamiento preventivo a base de antibióticos no sirve de nada.

Rinofasringitis + tos persistente: al principio, la tos es seca y luego con mocos. Hoy en día, tras la supresión de los mucolíticos y expectorantes para los niños menores de 2 años, no hay tratamiento disponible. Solo se pueden tomar medidas para aliviarlo, como colocar un humidificador en la habitación o una almohada bajo el colchón.

Maryse Damiens con la colaboración de Martine François, otorrinolaringóloga del hospital Robert-Debré de París.
© Enfant Magazine

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