Cómo ayudar a tu bebé a darse la vuelta

En esta etapa, el bebé, que no ha dejado de aprender desde su nacimiento, transmite constantemente sus progresos a sus padres. Puede coger un objeto y llevárselo a la boca y reconoce su olor y su textura. Se ríe a carcajadas, imita a sus padres cuando estos le sacan la lengua y en su parloteo empiezan a aparecer las consonantes.

Aunque en esta etapa los progresos del bebé son notorios, eso no significa que pueda darse la vuelta él solo y colocarse boca arriba o boca abajo. A los 5 meses aún es pronto. Generalmente, en esta etapa no suele controlar sus facultades propioceptivas. No tiene por qué ser consciente todavía de las capacidades de su cuerpo, que no sitúa bien en el espacio.

Esa fase tiene lugar alrededor de los 7 meses. Como ocurre con cualquier etapa del desarrollo de los más pequeños, no se debe comparar, cada bebé tiene su propio ritmo. Algunos niños, más tónicos y curiosos, pasan antes que otros, más altos y pesados, de la postura supina a la postura en prono. Y la primera vez que lo consiguen siempre es por casualidad. Patalean para intentar atrapar un objeto y, con el impulso, se dan la vuelta y se encuentran apoyados sobre el vientre. Y como esa posición les abre nuevos horizontes porque ya tienen la tonicidad muscular necesaria para sostener la cabeza, lo intentarán de nuevo, se entrenarán e introducirán variantes en sus intentos.

Para ayudar a un niño a tomar conciencia de su cuerpo, podemos moverlo para que haga una gimnasia suave, y hacerlo rodar sobre el costado. También hay que tocarlo, masajearlo y hacerle cosquillas. Hay que llamar su atención invitándolo a agarrar un objeto a un lado. Hay que hacerlo siempre con suavidad, con delicadeza y como un juego. Conviene felicitar al aprendiz de gimnasta y, sobre todo, no preocuparse. En general, hacia los 8 meses, la mayoría de los niños saben darse la vuelta.

Testimonios recogidos por Frédérique Odasso
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