¿Qué ventajas tiene la alfombra de actividades para el bebé?

Mira mes a mes cómo aprenderá tu bebé con este divertido juguete.

Con esa suavidad, esos colores, esos juguetes sonoros y esas texturas, la alfombra de actividades es un juguete muy completo que ayuda a tu bebé a desarrollar sus sentidos y también sus músculos.

Hacia los 3-4 meses: una manta estimulante

Tu bebé se ha pasado la mayor parte de sus dos primeros meses de vida durmiendo, replegado en sí mismo, intentando recuperar la postura que adoptaba dentro del útero. Esta etapa de transición era indispensable para abrirse al mundo.

Ahora, tu pequeño estira las piernas, despliega los brazos, lanza las manos al aire y abre los ojos de par en par para ver el mundo que le rodea. Es el momento de acostarlo un ratito boca abajo en la alfombra de actividades, después de mamar. Aún no puede apreciar los colores, pero ya discierne los contrastes y se interesa por las formas. Porque la alfombra de actividades ofrece a la vez tonos que se oponen y formas muy bien definidas. Tu pequeño se quedará hipnotizado con esas tonalidades. Al principio, mantendrá la nariz aplastada contra la alfombra de actividades y, luego, poco a poco, irá levantando la cabeza para tener una mejor visión de conjunto. Es el inicio de los formidables ejercicios de gimnasia que va a realizar a lo largo de los próximos meses para terminar por ponerse en pie.

Hacia los 3-6 meses: contactos enriquecedores

A esta edad, tu bebé lanza los brazos para descubrir el mundo que le rodea cuando, ¡oh, sorpresa!, nota un objeto duro bajo su mano y sus dedos se cierran sobre él de inmediato. Entonces agita su manita y oye el sonido de un cascabel. El pequeño se pregunta si hay una relación entre su movimiento y ese gracioso ruido. Entonces, repite la jugada. Sí, es su mano, o sea que es él el que ha provocado esa música. Tu bebé soltará el juguete unido a la alfombra por un cordón y enseguida volverá a explorar con la mano. Si encuentra el mismo juguete, su señal sonora le recordará que puede agarrarlo. Entonces el bebé ya no cerrará la mano de forma "refleja" como la primera vez, sino que se esforzará en agarrar el juguete de forma intencionada.

Unos días después, cuando haya progresado en su "movilidad corporal", si no encuentra el objeto musical a mano intentará ir en su busca haciendo rodar el cuerpo sobre la espalda y sobre el vientre. Esos movimientos desordenados son otro progreso en el conocimiento de sus posibilidades físicas.

En torno a los 7-8 meses: asociaciones para su materia gris

Hasta este momento, tu bebé utilizaba la mano como un rastrillo: era una herramienta perfecta para atraer las cosas hacia sí, pero sin gran precisión. Ahora, tu pequeño sabe disociar sus dedos y le gusta utilizarlos para tocar. La alfombra de actividades le proporciona un gran placer: sus diferentes texturas (liso, rugoso, suave, crujiente, raposo, blando...) le ofrecen sorpresas constantes.

Esta aproximación táctil le proporciona placer, pero, además, le ofrece un formidable tema de reflexión. Sus ganas de volver a experimentar esas sensaciones le lleva a una constatación: la permanencia de las cosas. No solo reencuentra sus impresiones intactas cada vez, sino que, a partir de ese momento, comprende que si su mano se posa sobre esa superficie desagradablemente rasposa, no tiene más que desplazarla ligeramente para volver a encontrar esa zona suave como una caricia que tanto le gusta. Así realiza un descubrimiento y su primera organización mental: hay texturas que le gustan y otras que no. Agradable, desagradable... el pequeño clasifica y pronto establece puntos de referencia para ir directo a lo que le gusta y evitar lo que le disgusta. Para ello se ayuda de los diferentes colores de la alfombra de actividades, sirviéndose de las zonas que estos delimitan para lateralizarse: junto al rojo, que cruje en sus manos, está la mancha sedosa del verde; delante del azul, está la zona amarilla que rasca y que prefiere evitar... Para tu bebé, las nociones de "delante", "detrás" o "al lado" no existen todavía en esos términos, por supuesto, pero se instalan en su cabeza de forma intuitiva y le ayudan a situarse.

Su alfombra de actividades también le permite asociar sensaciones e ideas. Este cuadrado de tejido esponjoso le recuerda a la toalla con la que lo secas después del baño; este redondel de plástico evoca el borde liso de la bañera; en este triángulo suave donde le gusta apoyar la mejilla reconoce tu camiseta. Su sentido del tacto le permite memorizar y asociar las percepciones alimentando así su imaginación.

En torno a los 24 meses: un nido protector

Tu bebé empieza a andar y no para quieto. Crees que la alfombra de actividades ya no sirve... ¡Y no es así! Deja que ocupe un lugar en su habitación. A tu pequeño todavía se instalará encantado en ella con su peluche o sus juguetes. Esta zona será en cierto modo como un remanso de paz y serenidad, porque el recuerdo de sus primeros juegos compartidos contigo le da un poder tranquilizador que tu bebé todavía necesita.

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