El coyote y la tortuga. Cuento popular nativoamericano para leer a tus hijos

Cuentos y leyendas de los indios nativos de Norteamérica

El coyote y la tortuga es un cuento tradicional nativoamericano que puedes leer a tus hijos para que conozcan un poco más sobre la cultura de los indios americanos. Son cuentos populares que se transmitieron oralmente entre generaciones hasta que fueron puestos en papel. Muchos de ellos son de temática sagrada y espiritual y, en ellos, la naturaleza y los animales tienen un papel muy importante.

En este relato corto nativoamericano, los protagonistas son un coyote y una tortuga. En él se pondrá en evidencia que la inteligencia y el ingenio puede sacarnos de muchos problemas incluso cuando estamos en desventaja.

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Cuento antiguo de los indios nativos americanos: El coyote y la tortuga

Cuento del coyote y la tortuga

A principios de una mañana de verano, cuando el suelo estaba fresco y húmedo, una tortuga salió arrastrándose lentamente de su casa en la rivera del río. Se arrastró buscando cosas para comer. Encontró tantas cosas buenas que caminó más y más lejos del río. Se olvidó por completo de su anciano padre Sun, que al cabo de un rato vendría buscándola por las colinas. 

Si hubiera sido una tortuguita sabia, no se habría alejado tanto de casa. Las tortugas de río deben mantenerse húmedas. Si se secan demasiado, no pueden caminar, y si el sol brilla demasiado sobre ellas, mueren.

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Ahora, mientras esta pequeña tortuga caminaba lentamente, el sol salió y brilló sobre ella. Asustada, se dio la vuelta y emprendió el regreso de vuelta al río; pero las tortugas viajan tan lentamente y el sol estaba tan caliente, que solo pudo llegar a la mitad del camino. Cuando vio en qué lío se encontraba, se metió en un agujero sombreado en una gran roca y comenzó a llorar.

Lloró tan fuerte que un coyote, que pasaba cerca, lo escuchó. Los oídos del coyote no eran muy finos y pensó que era alguien cantando.

- Debo averiguar quién está cantando, dijo el señor coyote, y conseguir que me enseñe esa canción. 

Entonces, el coyote miró alrededor de la roca y encontró a la tortuga con grandes lágrimas en los ojos.

- Buenos días, dijo coyote, esa que cantabas es una linda canción. ¿Me la enseñarías?

- No estaba cantando, respondió la tortuga.

- Sé que lo estabas, porque te escuché y quiero aprender tu canción. ¡Si no me lo enseñas, te tragaré enterita!

- Eso no me puede hacer ningún daño, dijo la tortuga, porque tengo un caparazón tan duro que te lastimará la garganta.

- ¡Bueno, entonces, si no cantas para mí, te arrojaré al sol!

- Eso tampoco me puede hacer daño, dijo la tortuga, porque puedo arrastrarme debajo de mi caparazón.

- Bueno, entonces, dijo el coyote, te arrojaré al río si no cantas.

- Oh, por favor señor coyote no me arrojes al río. Podría ahogarme si lo haces. ¡Por favor, no me arrojes! 

- ¡Sí lo haré! y el señor coyote tomó la tortuga en su boca y la arrojó al río.

La pequeña tortuga nadó bajo el agua donde el coyote no pudo alcanzarlo. Luego sacó la cabeza del agua:

- Muchas gracias, señor coyote, por arrojarme al río. Esta es mi casa. No tenía forma de llegar aquí. En realidad has sido de gran ayuda.

Y el viejo señor Coyote se alejó al trote muy enojado.


Moraleja: El ingenio nos puede sacar de muchos problemas

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