Mi hijo hurga en mi bolso

La curiosidad de los más pequeños no tiene límite. Mirá qué debes hacer.

Tu pequeño curioso está ávido por descubrir todo lo que le rodea. También lo que no está hecho para él, como tu bolso. Evidentemente, es lo que más le atrae.

El problema

El bolso de mamá, la bandolera de papá... en cuanto lo dejas a su aire, tu hijo arma un desbarajuste. Siembra el suelo de papeles, estropea el maquillaje, le da la vuelta al monedero... ¡se lo pasa genial!

A quién afecta

A tu hijo. Sabe que está haciendo una trastada y le preocupa desafiar una prohibición. También le estresa tu enfado que se manifestará antes o después.

A ti. Te sientes desposeída de los últimos bastiones de tu intimidad, porque tu bolso es tu coto privado. Y sus saqueos te desorganizan.

Hurga en tu bolso porque es muy curioso

Tu bolso esconde todo un mundo y tu pequeño tiene ganas de descubrirlo. Como le prohíbes tocarlo, llega a la conclusión de que es importante y, por lo tanto, apasionante. Razón de más para querer hacerse con él.

Qué debes hacer. Sacia su curiosidad vaciando de vez en cuando tu tesoro delante de él. Saca los objetos uno a uno, deja que tu hijo toque los que no corren peligro y aparta los demás. Aprovecha para explicarle para qué sirve esto o aquello y por qué puede tocar algunas cosas y otras no. Y si lo sorprendes con las manos dentro del bolso, tienes que recordarle con firmeza que eso está prohibido.

Qué debes decir. "Es mi agenda para escribir todas las cosas importantes de mi trabajo. Se puede romper, por eso no debes tocarla".

Hurgar en tus cosas colma su necesidad de manipular

Tu bolso está lleno de objetos fascinantes. Tu hijo tiene ganas de jugar con las llaves que hacen ruido, con el bolígrafo y su capuchón que encajan, con tu móvil y sus teclas luminosas.

Qué debes hacer. Si tanto le gusta extraer cosas y guardarlas después, insiste para que repita ese ejercicio. Coge su baúl de los juguetes, vierte el contenido y vuelve a meter todo dentro con su ayuda. Dale un bolsito y objetos que recuerden a los tuyos: llaves de plástico, un teléfono de juguete, una agenda... E invierte los papeles: pídele que te deje ver sus tesoros.

Qué debes decir. "¿No quieres que coja tu peluche, verdad? Pues con las cosas de mi bolso pasa lo mismo".

Hurga en tu bolso porque te necesita

Como cuando toca tu bolso reaccionas inmediatamente, utiliza este medio para atraer tu atención. También es un modo de acercarse a ti físicamente. Porque ese bolso representa una parte de ti misma. Le gusta su tacto y su olor, que asocia a ti.

Qué debes hacer. Al reencontrarte con él después de una separación corta, dedícale una caricia. Acostúmbrate a ofrecerle un objeto para que guarde con sus cosas. Si sigue obsesionado con tu bolso, puedes darle uno viejo, que conserva su olor inimitable. Si continúa cogiendo el tuyo, repítele claramente que no puede tocarlo. Pero sin utilizar palabras muy duras, para no frustrar una petición de afecto.

Qué debes decir. "Está prohibido que toques mi bolso. Pero te voy a dar uno solo para ti".

Sophie Viguier-Vinson con la colaboración de Hélène Trigano, psicóloga clínica y psicoterapeuta.
© Enfant Magazine


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