Cómo consiguió el leopardo sus manchas. Cuento para niños de Rudyard Kipling

Cuentos de así fue para explicar de forma ingeniosa cuestiones de la naturaleza a los niños

Este cuento para niños: Como consiguió el leopardo sus manchas, fue escrito por Rudyard Kipling y forma parte de su colección, Los cuentos de así fue (Just so Stories). Este relato es muy útil para explicar de forma divertida y original algunas cuestiones de la naturaleza a los niños.

Cuenta la historia de un lugar en el que todo tiene el mismo color, por lo que los animales no pueden esconderse del temible leopardo, pero un buen día, llegarán a un bosque lleno de sombras donde todo comenzará a cambiar.

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Cuento de Kipling para niños: Cómo consiguió el leopardo sus manchas

cómo consiguió el leopardo sus manchas

En los días en que el mundo empezaba, el gran amado leopardo vivía en un lugar llamado Los escondidos. Un lugar caliente y brillante, donde había arena, rocas y matas de hierba y todo tenía el mismo color arenoso.

Allí vivía también la jirafa, la cebra, el antílope y el alce y todos eran de un color amarillo arenoso-amarillento-grisáceo por todas partes; pero el leopardo era el más exclusivo de todos, el más arenoso-amarillento de todos, una especie de animal con forma de gato.

Esto era muy malo para la jirafa, la cebra y el resto de animales, porque solía dormitar junto a una piedra o mata de hierba exclusivamente amarillenta-grisácea-pardusca, y cuando pasaban por allí, los sorprendía y les convertía en sus presas.

También habitaba allí un etíope con arcos y flechas (un hombre exclusivamente grisáceo-pardusco-amarillento), que vivía con el leopardo. ambos solían cazar juntos. El etíope con sus arcos y flechas y el leopardo con sus dientes y garras.

Después de mucho tiempo, los animales aprendieron a evitar cualquier cosa que pareciera un etíope o un leopardo para no ser cazados. Si los veían, corrían de inmediato para escaparse. Un buen día, tuvieron que correr tanto de ellos que después de días y días a la carrera, llegaron a un gran bosque lleno de árboles y arbustos. Era un lugar lleno de sombras oscuras, manchas, lianas y penumbras. Alli estuvieron escondidos al abrigo del bosque, cubiertos por las sombras de los árboles por tanto tiempo que a la jirafa le salieron manchas oscuras sobre su cuerpo arenoso-amarillento y a la cebra le salieron rayas negras sobre sus cuerpo grisáceo-pardusco.

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Así ambos, pudieron estar un tiempo tranquilos y seguros sin que el etíope y el leopardo les identificaran. Mientras tanto, estos singulares cazadores recorrieron cada centímetro del valle de color arena preguntándose dónde se habían marchado esas criaturas pardas-amarillas, sin lograr encontrarlas. Al final, estaban tan hambrientos que decidieron ir a visitar a Babian, el mono más grande de todo África: 

- Perdone Babian, ¿a dónde se fue todo el mundo?, preguntó el leopardo.

El mono, guiñó un ojo pero no dijo nada.

- Perdone Babian, se acercó el hombre, ¿podría decirme cuál es el paradero de todos los habitantes originales del valle?

Era la misma pregunta, pero a los hombres les gusta incluir palabras difíciles.

Babian, guiñó un ojo y les dijo

- El juego ha cambiado, ahora se trata de llenarse de manchas o rayas, si quieren jugar, habéis e buscaros otros colores.

- Eso está muy bien, dijo el hombre, pero yo quiero saber dónde se han ido todos.

- Mira, la fauna original del valle se ha mezclado con la faula verdadera, ya era tiempo de cambiar, así que os aconsejo que busquéis un cambio tan pronto como podáis, respondió el mono.

- Eso será difícil, pensó el hombre.

Y el etíope y el lepardo siguieron buscando y buscando a los animales de color arena. Caminaron durante días hasta llegar al gran bosque repleto de lianas, arbustos, árboles y sombras.

- ¿Qué lugar es este?, se preguntó el leopardo, es un lugar oscuro lleno de pequeños pedazos de noche, dijo muy poético.

- Supongo que aquí está la fauna y flora verdaderas, las originales, añadió el hombre.

- Lo curioso, es que puedo oler a la jirafa, dijo el leopardo, pero no puedo verla. Es muy raro.

El leopardo y el etíope estuvieron buscado durante todo el día y, a pesar de que podían olfatear algún animal, no consiguieron verlos, y así siguieron hasta que oscureció.

De pronto, el leopardo oyó algo que se movía entre los arbustos y saltó encima. Olía cebras, se oía como una cebra pero no vio a ninguna. Más tarde, el hombre escuchó otro ruido.

- Allí huele a jirafa, pero no puedo verla, dijo el hombre

- Debemos esperar pacientemente hasta la mañana, dijo el leopardo.

Y ambos se sentaron acechando a su presa hasta que el sol salió.

- ¿Que capturaste tú?, preguntó el leopardo.

- Creí que era una jirafa, pero estaba completamente llena de manchas. ¿Y tú?

Ver también: dibujo de una jirafa para colorear

- Creí que una cebra, pero al mirarla mejor, tenía rayas por todo su cuerpo, contestó el leopardo.

¿Qué os habéis hecho en el cuerpo? preguntaron el etíope y el leopardo a los animales.

- La cuestión es que nosotros destacamos por nuestro color en otros lugares pero podemos pasar desapercibidos en otros, como este bosque lleno de sombras, dio la cebra.

- Yo también voy a hacerlo, voy a seguir el consejo del mono. Voy a transformar mi piel y así el etíope adquirió un tono oscuro. Deberías hacer lo mismo, leopardo.

- Pero, ¿cómo es posible que ponga manchas en mi cuerpo?, se preguntó el leopardo.

- Yo puedo ayudarte, dijo el hombre. Y, con la punta de sus dedos, comenzó a tocar en el cuerpo de leopardo. Dondequiera que tocara, dejaba una mancha. Ya puedes esconderte bajo la vegetación.

- Y tú podrás pararte en la oscuridad sin que nadie pueda verte. 

Si así, el león y el etíope siguieron su camino con un nuevo color en sus cuerpos y fueron felices para siempre.
 

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