8 claves para contribuir al desarrollo emocional de los niños

Educación emocional en la infancia.

Las emociones constituyen uno de los pilares fundamentales del ser humano pues determinan el comportamiento y la capacidad de aprendizaje. Una adecuada educación emocional propicia el bienestar, la salud de la persona, y previene las dificultades en el desarrollo madurativo afianzando la formación de una personalidad estable; tomar conciencia de los sentimientos facilitará el equilibrio interno y la relación con los demás; expresar y controlar las emociones es un objetivo educativo básico para favorecer el propio proceso de desarrollo.

Educar emocionalmente desde la primera infancia implica validar las emociones, empatizar con los demás, ayudar a identificar y a nombrar lo que se está sintiendo, poner límites, enseñar formas aceptables de expresión y de relación con los demás, quererse y aceptarse a uno mismo, respetar a los demás y proponer estrategias para resolver problemas; en la Educación Infantil proponemos contenidos básicos la conciencia emocional, la regulación emocional, autoestima y habilidades socio-emocionales entre otros.

Poner en práctica nociones de educación emocional no sólo enriquece a los niños sino también a los adultos en cuanto a su crecimiento profesional y personal, genera comunicación, empatía e ilusiones compartidas basadas en el diálogo y en el respeto.

Las labores de la familia y posteriormente de la escuela consisten en inculcar valores que permitan a los niños sentirse más felices con ellos mismos y con los otros, proponer alternativas que cooperen en el desarrollo de la identidad personal y enseñar a actuar con autonomía y responsabilidad social. 

El mundo emocional en la etapa infantil

Desde el octavo mes hasta el primer año de vida las emociones más puras se identifican por su expresividad, así en los bebés reconocemos alegría, enfado o rabia, miedo, tristeza, placer... Con la llegada de los dos años las emociones se vuelven más complejas y aparecen variantes de las anteriores como la vergüenza o derivaciones del afecto, por ejemplo, los celos. Cada niño es un ser único y su mundo emocional es muy variado, subjetivo y de múltiples componentes. En nuestra labor educativa debemos descubrir cómo el pequeño va construyendo su universo emocional, su capacidad de evolucionar emocionalmente y, tener en cuenta que sobre los 3 ó 4 años empieza a relacionar y organizar sus emociones en categorías diversas. Entre los 4 y los 6 años los pequeños perciben que su conducta produce reacciones en los demás, entonces comienzan a controlar sus impulsos para terminar consiguiendo una mayor estabilidad emocional e iniciarse en el desarrollo de la conducta moral. 

Emociones en la primera infancia

Alegría

La alegría es una emoción que experimentamos cuando vivimos momentos agradables o nos suceden acontecimientos personales favorables. La risa, tal y como se suele decir, "es contagiosa" y muy positiva.

SUS SÍMBOLOS SON: "La sonrisa" y "La risa"

Beneficios de estar alegre y de sentir alegría:

  • Las adversidades suponen un reto y no una barrera infranqueable para aquellos que son alegres, positivos y optimistas. Donde otros ven amenazas, las personas que se enfrentan con alegría a los problemas encuentran un reto que superar para crecer y desarrollarse, una oportunidad para disfrutar.

  • Desde el punto de vista biológico, el hecho de estar alegre combate el estrés y mejora el tono general del ser humano, favoreciendo las defensas del organismo frente a las enfermedades.

  • Ayuda al proceso de aprendizaje  y a la socialización, dado que un entorno amable hace que los niños aprendan con más facilidad.

La alegría anima al niño a jugar en el sentido amplio de la palabra y a ser creativo, permite el desarrollo y el entrenamiento de las habilidades físicas,  psicológicas e intelectuales y también de las habilidades sociales necesarias para el crecimiento personal y el establecimiento de bases para la amistad.

La tristeza

La tristeza es una emoción que aparece cuando algo o alguien que nos gusta o que queremos se aleja, desaparece o no está con nosotros.

SUS SÍMBOLOS SON: "Boca curvada hacia abajo" y "Lágrimas"

Hacer frente a la tristeza:

Conviene que los niños aprendan a identificar y a ser capaces de exteriorizar la tristeza de forma natural, el llanto no es solamente una expresión propia de personas con mayor sensibilidad.  Es importante que se den cuenta de que cuando estamos tristes disminuyen nuestras ganas de hacer cosas, nuestra energía y nuestro entusiasmo; siempre estamos tristes por alguna razón, por algo que ha sucedido en nuestras vidas, ya sea a nivel social, personal, físico... y que no hemos sido capaces de resolver. Sentir tristeza o estar tristes no es malo, siempre que creemos estar solos o no apreciamos cariño, nos ponemos tristes.

A veces la tristeza tiene una duración corta, simplemente se trata de un pequeño disgusto o de una desilusión y podemos superarla cambiando el sentimiento negativo por uno positivo; pero en otras ocasiones la tristeza se vuelve duradera y está presente en nuestro día a día, como algo que nos acompaña frecuentemente. Entonces debemos ponernos en alerta porque esa es una señal de la existencia de una situación que no hemos resuelto y puede desembocar en la depresión.

¿Cómo superar la Tristeza?

A través del llanto:

El llanto nos permite sacar de nuestro interior las energías negativas evitando que se "queden a vivir dentro de nosotros", nos renueva y nos purifica.

Compartiendo las penas:

Poder compartir con otras personas nuestro malestar o sencillamente aceptar su compañía para no estar solos alivia nuestro disgusto y hace que nuestro estado de ánimo mejore.

El miedo

El miedo es una emoción que surge ante situaciones de riesgo o daño que pueden ser reales o imaginarias, y suponen para quien lo experimenta una sensación de inseguridad, de que pueda pasar algo contario a lo que se desea y sobre lo que no se tiene control. El miedo de alguna forma bloquea, provoca ansiedad y hace que la capacidad para aprender se vea limitada.

SUS SÍMBOLOS SON: "Ojos muy abiertos con las cejas arqueadas" y "Labios fruncidos

A la vez, el miedo puede aportar ciertos beneficios, pues lleva consigo la puesta en marcha de un mecanismo de autoprotección que mejora la capacidad de respuesta del organismo ante situaciones que exigen una rápida reacción; la persona se vuelve más prudente, intenta alejarse de la situación potencialmente peligrosa y  está más alerta. Desde luego existen miedos que podríamos denominar racionales (aquellos cuyo origen conocemos y de los que somos de alguna manera conscientes) y miedos irracionales (los que no tienen al menos de forma aparente una explicación) tales como ciertas fobias que provocan un enorme rechazo o un  desasosiego intenso y desproporcionado ante entornos u objetos determinados.

Los niños son unos increíbles receptores de información cuyo aprendizaje  se va conformando mediante unos sofisticados procesos conceptuales que se nutren de las más mínimas apreciaciones, gestos, entonaciones...por ello, cuando los mayores, y especialmente sus padres, muestran una actitud plagada de miedos o prejuicios frente al entorno, el niño desarrolla la idea de que fuera de su casa el mundo es algo inseguro y lleno de peligros, lo cual condicionará muy significativamente la percepción de la realidad y por lo tanto su comportamiento.

Tan importante como hacer caso a nuestras sensaciones de miedo en determinadas circunstancias  es la necesidad de controlar esas sensaciones y saber utilizarlas  y expresarlas adecuadamente, canalizando el estrés de forma racional. Tengamos en cuenta que nuestro organismo segrega una sustancia ante una situación de peligro, la adrenalina, que acelera las funciones vitales (aumenta la presión sanguínea, acelera el ritmo cardiaco, dilata las pupilas), lo cual es muy útil para escapar y afrontar ciertos peligros, pero que cuando actúa de forma muy continuada puede  generar dependencia y afectar al sistema nervioso, con aumento de la probabilidad de sufrir un accidente cardiovascular y otras patologías.

La sorpresa

La sorpresa es una emoción que aparece  ante una situación imprevista que de alguna manera nos sobresalta y desconcierta; cuando nos ocurre algo inesperado, a nosotros o a alguien cercano, que supone un cambio con respecto a la situación anterior,  tiene lugar este breve estado emocional que da paso generalmente a otras emociones como la alegría.

Aparece cuando nos sentimos asombrados debido a algún acontecimiento que sucede en nuestro entorno o relacionado con algo o alguien significativo para nosotros.

SUS SÍMBOLOS SON: "Boca muy abierta y redondeada que dice "¡¡¡Oh!!!!", "¡¡¡Oooooh!!!" y "Ojos muy abiertos"

 Beneficios de estar sorprendido y de sentir sorpresa: 

  • Facilita la llegada de unas reacciones tanto emocionales como conductuales apropiadas ante situaciones inesperadas o desconocidas.
  • Hace que la persona se prepare  para afrontar de una forma efectiva tanto sucesos inesperados como sus posibles consecuencias.
  • Facilita los procesos en los que es necesaria mucha atención.
  • Produce un bloqueo de otras actividades y hace que la persona pueda concentrar  sus esfuerzos en el acontecimiento sorprendente
  • Facilita las conductas exploratorias.

Puede decirse que la sorpresa es la emoción más breve, que tiene lugar ante un estímulo novedoso o una situación inesperada y que desaparece con rapidez.  Por norma general las sorpresas no nos dejan indiferentes, sino que nos provocan sensaciones gratas  y placenteras o  desagradables y  molestas.

El enfado

El enfado es una emoción muy potente que surge cuando percibimos una amenaza de carácter psicológico  cuando sentimos que alguien o algo están atentando contra nuestros derechos o contra algo que de alguna manera está relacionado con nosotros.  La medida en la que se siente esta emoción es muy variable dependiendo de cada situación, pero un mal control de la misma puede llevar a consecuencias poco deseables.

SUS SÍMBOLOS SON: "Gesto fruncido", "Cejas apretadas y hacia abajo" y "Dientes y puños apretados"

Hacer frente al enfado:

Es fundamental que sepamos tomar conciencia de nuestro enfado, identificarlo y saber manejarlo para favorecer la buena convivencia en el aula.  Cuando el enojo y la indignación surgen sin control, los ataques físicos y verbales se producen muy fácilmente y los sentimientos de ira  (emoción que potencialmente podría ser la más peligrosa) hacen que las funciones metabólicas se alteren y la capacidad de razonamiento se vea reducida a su mínima expresión; en esas situaciones, el enojo y la furia pueden llevar a momentos violentos que no ayudan para nada en el proceso de aprendizaje.

Puede darse el caso que la canalización de la ira se haga hacia el interior de la persona en lugar de proyectarse hacia el exterior que ha provocado dicha sensación, produciéndose situaciones de enfado contra uno mismo que igualmente limitan la capacidad de pensar y que tampoco colaboran al desarrollo de los  mencionados procesos de aprendizaje. 

Sin embargo no todos los aspectos del enfado son negativos, puesto que también puede tener ciertas consecuencias que, bien interpretadas y canalizadas,  pueden aportar algo bueno. Por ejemplo, el enfado puede servir para transmitir lo que realmente se piensa, rompiendo ciertos bloqueos y desahogando al individuo, o también puede provocar que los demás reaccionen cambiando la actitud que molesta a la persona que se ha enfadado, dejándola tranquila;  incluso para llevar a cabo acciones que requieren estar muy alerta y en posición muy activa, el enfado ayuda a conseguir el estado físico y emocional necesario (mayor  generación de adrenalina, incremento del ritmo cardiaco y flujo sanguíneo) para culminarlas con éxito.

El cariño (amor)

El cariño es una emoción que se manifiesta por el buen afecto o inclinación de amor que se siente hacia alguien o algo. Puede ser hacia una persona determinada, o bien hacia un animal, planta, objeto... en todo caso las personas necesitamos mostrar y recibir ese cariño  que implica afecto, cercanía, seguridad o pertenencia. Nos sirve también como escudo frente a las adversidades, llena un rincón del alma que amortigua las malas experiencias y sensaciones y que ayuda al individuo para su crecimiento personal, lo fortalece para afrontar las situaciones adversas.

SUS SÍMBOLOS SON: "El abrazo", "el beso" y "la caricia"

  Beneficios de estar cariñoso y de sentir cariño:

  • Aparece la sonrisa: Sonreír no cuesta nada y sin embargo hace más fácil las relaciones entre las personas, supone un acto de atención y de consideración hacia los demás. La persona que sonríe y aquella a quien se sonríe generalmente sienten una mayor relajación que ante situaciones en las que predominan los gestos más serios.

  • Somos más sinceros con lo que sentimos: Cuando lo necesitamos, pedimos afecto, así nos sentimos verdaderamente aceptados y comprendidos y podemos llegar a reconocer sin brusquedad nuestras equivocaciones.

  • Nos interesa la opinión de los demás: Saber dar pero también saber recibir de los demás es una manera de mostrarles aprecio. Cuando hablamos con los demás y les escuchamos, nos enriquecemos con sus experiencias y les hacemos sentirse importantes, igual que cuando nos escuchan a nosotros.

  • Nos reservamos un tiempo para las caricias y para valorarnos mutuamente, acostumbrándonos a ese intercambio tan importante en nuestro día a día en nuestro entorno personal.

  • Recordamos que cualquier ocasión es buena para intercambiar una amable interacción.

  • Consideramos que los problemas y los conflictos son un reto para nuestra superación personal, que podemos compartir con quienes nos quieren.

  • Sabernos queridos nos ayuda a trabajar y a jugar cuando estamos solos, sin angustia

Una adecuada educación emocional, expresión segura de los afectos

Cuando las pautas básicas válidas para la expresión del afecto no se desarrollan, los pequeños quedan atrapados en su mundo emocional. Los niños necesitan unas bases mínimas para sentirse seguros y confiados en sí mismos; una adecuada educación que  fomente su inteligencia emocional les permitirá canalizar esas emociones en estado puro, reelaborarlas y mostrarlas a los demás.

Podemos definir la inteligencia emocional como "la capacidad para supervisar los sentimientos y las emociones de uno mismo y de los demás, de discriminar entre ellos y de usar esta información para la orientación de la acción y el pensamiento propios" (Salovey y Mayer. 1990). Cuando educamos no solamente podemos trabajar con los conocimientos, se hace imprescindible el tratamiento de la emoción para completar el proceso global de aprendizaje.

Siguiendo las pautas de "Inteligencia Emocional: el secreto para una familia feliz" (Dirección General de la Familia, Comunidad de Madrid. Colección Guías) encontramos algunas herramientas enriquecedoras para educar a nuestros hijos en inteligencia emocional:

  • Acostumbrarse a hablar de emociones: Es importante expresar algo más que los hechos cotidianos, es decir, considerar los pensamientos, las interpretaciones de lo que ocurre y los sentimientos vivenciándolos aportarán mayor naturalidad en el seno de la familia.

  • Enseñar a identificar las emociones y ponerles nombre: Cualquier situación es una oportunidad nueva para enseñar a nombrar emociones. De esta manera, el vocabulario a la hora de expresar emociones se enriquece y se concretan los sentimientos. La familia mejora sus relaciones y toma una mayor conciencia como núcleo del estado de cada miembro.

  • Evitar realizar juicios acerca de las emociones del otro: Es preciso darse cuenta desde el ámbito familiar como primer agente socializador que los sentimientos no pueden ser utilizados como elementos de valoración de las personas y diferenciarlos de las conductas. 

¿Cómo podemos contribuir al desarrollo emocional de los niños durante estos primeros años?

  1. Incorporando en el juego variantes emocionales.
  2. Comprendiendo sus narraciones imaginarias.
  3. Conversando sobre las emociones que experimentan las personas.
  4. Escuchando sus preguntas y dudas emocionales con afectividad y cierto grado de empatía.
  5. Observando ante qué emociones se sienten más incómodos.
  6. Animándoles a hablar y a expresar sus sentimientos.
  7. Aportándoles seguridad y confianza.
  8. Mostrándoles alternativas para canalizar la rabia, la agresividad y el miedo. 

Es importante encauzar las emociones de los pequeños para llegar a un autocontrol emocional acompañado de inteligencia y vinculado a valores sociales y morales. 

La expresión del cariño

Cuando los niños nos manifiestan su afecto quedamos cautivados. Sus besos, sus abrazos y sus caricias en estado puro son las primeras manifestaciones de un desarrollo emocional. De acuerdo con estas afirmaciones, es muy conveniente mencionar la necesidad de los pequeños de una educación emocional que les ayude a identificar sus sentimientos para poder establecer buenas relaciones con los demás.

¿Cómo podemos contribuir desde el mundo adulto? En primer lugar permaneciendo receptivos a sus demostraciones agradeciéndolas e invitándoles a exteriorizar su cariño de la forma más natural posible. El paso siguiente consistirá en animarlos a hacerlo pero sin presiones, siempre desde la espontaneidad.

Seremos modelos para ellos si expresamos el cariño:

  • Amando sin reservas y de manera incondicional.
  • Recordando que amamos aunque creamos que no necesitan escucharnos.
  • Corrigiendo su comportamiento sin descalificar cuando ha hecho algo que está mal.
  • Proporcionando abrazos, caricias y miradas de confianza, seguridad y complicidad.
  • Permaneciendo a su lado mientras crecen tanto en los logros como en las frustraciones.

Ana Roa, pedagoga y  psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com


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