Consejos para eliminar las costras lácteas del bebé

Unas semanas después de nacer, a tu bebé le salen unas costras amarillentas muy feas en el cuero cabelludo. Son las costras lácteas. ¿De dónde vienen? ¿Cómo se eliminan? Sigue estos consejos.

¿Qué son las costras lácteas del bebé?

Las costras lácteas se deben a la persistencia de las hormonas del embarazo de la madre en el cuerpo del bebé después del nacimiento. Esas hormonas estimulan las glándulas sebáceas presentes bajo la piel y su producción grasa hace que las células muertas de la piel se peguen al cuero cabelludo del bebé.

Las costras lácteas aparecen durante el primer mes de vida del niño. Equivalen a la caspa en los adultos. No se deben a una falta de higiene, sino a un exceso de sebo en el cuero cabelludo. A veces se extienden a las cejas, a la fontanela, a la cara y hasta el culito del bebé. Si le aparecen durante el primer mes de vida, no son una peculiaridad del lactante. Pueden persistir hasta los 2 ó 3 años, aunque la forma evoluciona. Las placas también pueden persistir algún tiempo más, dependiendo de su tipo de piel.

Aunque las costras son feas, no pican ni causan malestar al bebé. Dicho de otro modo: puede que no sean estéticas, pero él no nota nada, no debes preocuparte.

Existen diferentes formas de costras lácteas:

• La costra láctea seca. Aparece en el cráneo del bebé que está hereditariamente predispuesto a tener una piel grasa.
• La costra láctea húmeda. Es un tipo de eccema alérgico del lactante.

¿Cómo eliminar las costras lácteas?

Sobre todo, no rasques las costras en seco, podrías provocar una sobreinfección e irritar el cuero cabelludo del bebé.

Para eliminar las desagradables costras solo tienes que masajearle el cuero cabelludo con aceite de almendras dulces antes del baño. Las costras reblandecidas se caerán de forma natural.

En definitiva, las costras lácteas suelen ser más llamativas que graves y, con un poco de paciencia y cuidados suaves, terminan desapareciendo. Observa la piel de tu bebé, sigue las recomendaciones del pediatra y evita soluciones caseras agresivas que puedan irritarla. Si algo no te encaja, empeora o te genera dudas, pide siempre una valoración profesional: nadie mejor que vuestro pediatra para orientaros. Mientras tanto, disfruta de esos ratitos de mimos y masajes en la cabeza, porque también son una forma preciosa de vínculo con tu bebé.

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