El chupete también tiene ventajas

Que tu bebé use chupete puede ser beneficios en muchos aspectos

Ya se sabe: el chupete está lleno de defectos. Es un nido de microbios que propicia las recaídas de la rinofaringitis y pone en riesgo el inicio de la lactancia, porque el bebé no coge el pezón como el extremo del chupete.

Puede causar importantes alteraciones del sueño: si un lactante se acostumbra a dormirse con el chupete en la boca, lo necesitará cada vez que se despierta por la noche para volverse a dormir.

Entorpece el aprendizaje del lenguaje, porque es difícil articular con un tapón en la boca. Pero el chupete también tiene cualidades comprobadas científicamente.

Son de sobra conocidos los inconvenientes del chupete: es un nido de microbios, es responsable de trastornos del sueño, frena el aprendizaje del lenguaje... Sin embargo, el chupete también presta muchos servicios. Aquí te presentamos cuatro.

Primera ventaja: sirve para combatir el dolor

En 2009, para combatir el dolor de los lactantes, la Agencia Nacional de Seguridad del Medicamento y de los Productos de Salud de Francia aconsejó el uso sistemático de una solución azucarada asociada a la succión... de un chupete. ¿Por qué? "Al entrar en contacto con el azúcar, algunos receptores presentes en la lengua liberan sustancias analgésicas. Y el hecho de chupar un chupete refuerza ese efecto", explica el pediatra Jean-François Magny, jefe del servicio de reanimación y pediatría neonatal del hospital Necker-Brune de París. Por eso, cuando a un bebé hay que ponerle un gota a gota o pincharle, siempre se le da un chupete.

Segunda ventaja: ayuda a prevenir la muerte súbita del lactante

"La literaturas científica deja muy claro su papel protector", subraya Inge Harrewijn, pediatra del Centro regional de referencia sobre la muerte inesperada de lactantes de Montpellier. Los estudios han demostrado que los bebés que "chupaban" están menos expuestos a la muerte súbitaque los demás. "Se ha podido demostrar que los niños que utilizan un chupete pasan más fácilmente del sueño a la vigilia en caso de sucesos indeseables como una parada respiratoria. Asimismo, en estos bebés se observa un mayor equilibrio entre los factores que aceleran el corazón y los que hacen bajar la frecuencia cardiaca", detalla la médica.

Hay un hecho curioso: el efecto protector del chupete dura toda la noche, aunque el bebé lo pierda al cabo de veinte minutos (¡es el tiempo medio!). "Por eso no vemos inconveniente en que los padres le den un chupete al recién nacido, al contrario. Solo tienen que esperar a que cumpla unos días de vida para que la lactancia materna se inicie correctamente", aconseja la doctora Harrewijn.

Tercera ventaja: el chupete acorta la estancia de los prematuros en el hospital

En las unidades de prematuros, el chupete es una herramienta terapéutica. "Cuando nacen, los bebés prematuros saben mamar y deglutir, pero no coordinar las dos acciones", explica el doctor Jean-François Magny. "Por eso no se les puede dar el pecho o el biberón. En esos casos, el chupete permite mantener el movimiento propio del amamantamiento hasta que maduran lo suficiente para poder coordinar succión y deglución y así alimentarse normalmente". Al acelerar la autonomía alimentaria, a menudo el chupete permite a los bebés prematuros volver antes a casa.

Cuarta ventaja: tranquiliza a los bebés

En el lactante, la necesidad de mamar no está relacionada solo con la alimentación. Si no, ¿para qué chupaba en el útero si recibía la alimentación a través del cordón umbilical? "Sabemos que la boca en una zona de placer, de descubrimiento del mundo y, sobre todo, sabemos que la succión es un medio esencial de apaciguamiento. Y es algo que los recién nacidos realmente necesitan. Su llegada a la Tierra no es fácil: tienen que aprender a respirar, a menudo su digestión es caprichosa y dolorosa, y sienten hambre y cansancio", recuerda la psicóloga Anne Bacus.

Desgraciadamente para ellos, no todos los bebés consiguen cogerse el puño para chuparlo. De modo que echar mano del chupete es útil en algunos casos. "Por lo menos durante los tres o cuatro primeros meses, mientras aprenden a coordinar mejor sus movimientos o encuentran otros medios alternativos a la succión para tranquilizarse", opina la psicóloga.

Isabelle Gravillon


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