¿Sabías que tus hijos leen más de lo que crees?

Todas las lecturas cuentan. ¿Estás seguro de que tus hijos no leen?

Muchos adultos leen novelas; otros, periódicos; otros, libros de divulgación científica; otros, guías prácticas; otros, ensayos... Todos saben dónde buscar lo que necesitan y lo que les apetece. Y todos ellos son lectores. ¿Por qué vamos a negar esa libertad a los niños? La narrativa de ficción (novela, cuento...) no es el único ámbito de lectura.

La autora francesa Rachel Hausfater cuenta, en una deliciosa novela infantil, la historia de un niño muy goloso que descubre el placer de la lectura gracias a... ¡un libro de cocina! El protagonista comprende, de repente, que el objeto librotiene funciones diferentes, que una de ellas se adecúa perfectamente a él y que le proporciona una gran satisfacción: "... añadir el azúcar, mezclar con la harina, rallar el chocolate...". Por primera vez, lee un texto entero, sin esfuerzo y de un tirón, y percibe la fuerza de las palabras, capaces de evocar olores y sabores que le fascinan.

Seguramente conocéis algún niño que pasa horas absorto hojeando enciclopedias de animales.También ha entendido la formidable riqueza de la lectura. Y muy probablemente, un día descubrirá una novela de animalesque le procurará un placer aún mayor como, por ejemplo, Colmillo blanco, de Jack London, a la que seguirán otras elegidas atendiendo no s.lo al tema sino también a las ilustraciones de la portada.

¿Y los cómics?

Pocas veces se contabilizan en el haber de un niño que, supuestamente, no lee. Sólo son viñetas y bocadillos, ¡no cuentan! El cómic es, sin embargo, una vía de lectura codificada de forma muy inteligente.Si leéis alguno de los cómics favoritos de los niños, os puede sorprender la manera de expresarse de sus protagonistas, a veces demasiado coloquial; sus travesuras y meteduras de pata; las peripecias en las que se ven envueltos... Pero, si prestáis más atención, seguramente descubriréis que su autor ha encontrado un tono personal y eficaz para hablar a sus lectores de las dificultades de crecer, de las relaciones familiares, de la amistad, de la timidez... Por supuesto, hay cómics más y menos inteligentes, pero ¿no hay también novelas más y menos inteligentes?

¿Y las revistas?

En países como Argentina, Inglaterra, Alemania, Francia y Espa.a, hay revistas infantiles y juveniles degran calidad, con textos breves, y temas poco intimidatorios. Mes tras mes, la fidelidad de sus lectores, siempre a la espera del nuevo número de su revista, pone en evidencia que la lectura es una cita compartida, un acto de inscripción en una comunidad (las páginas de correo son muy populares y cuentan con una enorme participación). Y, en el corazón de esta "tribu", está, exactamente, la lectura.

En resumen: contabilizar todas estas lecturas "fuera de programa" reduce también la lista de niños "culpables" de no leer. Y dar valor a esas lecturas consideradas de segunda categoría es el mejor servicio que podemos prestar a todos esos «no lectores» que, en realidad, sí lo son.

Marie Lallouet
Texto extraído del libro 'A mi hijo no le gusta leer, ¿qué puedo hacer?'
© Bayard Éditions, 2007.


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