¿Qué ocurre cuándo somos muy autoritarios o muy laxos con nuestros hijos?

Modelos educativos dentro del hogar familiar.

Además del carácter, la personalidad, las vivencias emocionales en los diferentes contextos... es importante considerar cómo la manera de educar a nuestros hijos influye en si desarrollo. Pero... ¿cómo EDUCAR con mayúsculas? ¿Cómo influyen nuestras directrices en los hijos?

Si bien es cierto que autoridad y autoritarismo no es lo mismo, es importante que nos mostremos como padres con autoridad y no como padres autoritarios. Escuchar las opiniones de los niños, fomentar su nivel de autonomía, mantenernos firmes ante las normas y límites en el hogar formulados con flexibilidad, ser razonablemente comprensivos... nos conducirá a un respeto mutuo propio de padres con autoridad.

Si por el contrario, basamos las relaciones con nuestros hijos en el poder y la disciplina poco empática y nos centramos en que nos obedezcan, hablaremos de autoritarismo.

El estilo educativo empleado por los padres en el seno familiar refleja su autoestima e influye en la personalidad de los hijos, siendo el amor la máxima perfección de todos los estilos educativos y constituyendo la base de una vida familiar positiva.

Hasta los años 80 el modelo educativo más común y más tradicional era el Modelo Autocrítico o Autoritario. Este modelo mantenía una estructura piramidal en la que los padres imponían sus ideas de manera rígida sin tener en cuenta las opiniones de sus hijos. La comunicación era siempre unidireccional y sólo se tenían en cuenta los deberes que el niño debía cumplir.

Modelos educativos dentro del hogar familiar

Modelo educativo autoritario

Los/as progenitores/as en este modelo tienden a:

  • Hacer uso excesivo de su poder y recurrir al castigo.
  • Asumir un total control y toda la responsabilidad de las decisiones.
  • Pensar que su forma de ver las cosas es la única correcta.
  • No escuchar opiniones ni favorecer oportunidades de independencia.
  • Sentirse superiores, desconfiados y agobiados por su responsabilidad educativa.

Los/as hijos/as en este modelo:

  • Desean que se les indique siempre qué hacer.
  • Carecen de un sentido de responsabilidad personal.
  • No son creativos, carecen de imaginación.
  • Se muestran bien sumisos y retraídos (aceptando su falta de poder) o desafiantes y rebeldes (luchando por el poder).
  • Se sienten con baja autoestima, recelosos, indefensos y solos.

Los niños que viven educados de esta manera se muestran miedosos, poco participativos, arriesgan poco por temor a que las cosas no salgan bien... En ocasiones son agresivos porque no desarrollan la auto-regulación emocional ni el autocontrol. Se portan bien para evitar castigos no porque sepan gestionar sus frustraciones ni su impulsividad pues confían poco en sí mismos y están acostumbrados a acatar las normas ciñéndose a ellas lejos de la espontaneidad y de las improvisaciones. No son niños que hablen de sus sentimientos o de sus pensamientos ni que cuestionen la autoridad, son sumisos y tienen más probabilidades de mostrarse como padres autoritarios en el futuro, pues tenderán en ocasiones a repetir el patrón.

Como reacción a este modelo surge el Modelo Permisivo o de Demasiada Libertal. Los progenitores ahora son demasiado indulgentes, y los/as niños/as están sin referencias, no tienen límites para determinadas conductas. Carecen de unos valores que les permitan asumir responsabilidades y orientar sus actos para lograr una estabilidad.

Modelo Educativo Permisivo

Los/as progenitores/as en este modelo tienden a:

  • Creer que no tienen derechos.
  • Justificar todo lo que hacen los niños.
  • Demostrar poco interés por sus hijos o por lo que hacen.
  • Esperar a que los hijos tomen decisiones por sí mismos.
  • Se sienten desalentados, confusos, agobiados y con baja autoestima.

Los/as hijos/as en este modelo:

  • Tienen problemas para aceptar límites (aunque al mismo tiempo los desean).
  • Carecen de autodisciplina y responsabilidad.
  • Pueden realizar una inversión perjudicial de roles con sus padres.
  • Piensan que tienen derecho a hacer lo que deseen.
  • Se sienten inseguros, desconcertados, dependientes, rodeados de confusión e incoherencia.

Cuando los padres han soportado una educación basada en el autoritarismo extremo, puede que eduquen de manera excesivamente permisiva a la hora de desempeñar su nuevo rol de progenitores, aunque también podemos encontrar otras razones:

  • El nacimiento de hijos que no estaban planeados o que comparten mucha diferencia de edad con sus hermanos mayores... En estas situaciones los padres están cansados por el desgaste que ha supuesto educar a los primeros.
  • La excesiva ocupación diaria debida al trabajo. En circunstancias de estrés laboral, los padres desarrollar cierto sentimiento de culpa y se muestran permisivos para compensar el poco tiempo que tienen para estar con sus hijos.

La permisividad propicia la existencia de impulsividad y escasa resistencia a la frustración, además de cierta carencia de habilidades sociales para mostrarse resilientes en situaciones que lo requieran.

Podemos hablar en ocasiones de un?Modelo No Implicado,?sin ningún tipo de norma ni receptivo a los hijos, solamente atento a sus cuidados de manutención. Los hijos pueden mostrar déficits en el apego y en el desarrollo emocional.

Modelo Educativo Democrático

Un buen modelo educativo es el que se propone actualmente, el Modelo Democrático. En este modelo los progenitores son consejeros y entrenadores de sus hijos. La autoridad está fundamentada en el diálogo, las necesidades de todos los miembros de la familia se consideran importantes, padres e hijos son sujetos activos y responsables de su propio proceso educativo.

Los/as progenitores/as en este modelo tienden a:

  • Hacerse cargo de sí mismos y de la familia.
  • Ofrecer una estructura organizada, pero dejar lugar a la flexibilidad y a la libertad personal.
  • Dejar escoger a sus hijos entre opciones apropiadas a su edad.
  • Escuchar opiniones y fomentar la toma de decisiones.
  • Alentar a sus hijos a participar en la realización de proyectos y en la toma de decisiones, aunque siempre fijando ciertas reglas.Ser respetuosos y respetados, aman y son amados, confían en sí mismos y en sus hijos y se muestran sensibles a sus necesidades.

Los/as hijos/as en este modelo:

  • Respetan las reglas.
  • Son disciplinados y responsables, competentes e independientes.
  • Comprenden las relaciones causa-efecto.
  • Se sienten valiosos, importantes, seguros y merecedores de su propio respeto.

En nuestra sociedad democrática donde las personas deben ser capaces de tomar decisiones y pensar por sí mismas, la familia democrática constituye la base de la responsabilidad y del sentimiento de equipo.

Como padres, nuestra labor es tratar de buscar el equilibrio en la educación de nuestros hijos. Serán muchas las situaciones que se nos presenten y a las que debamos responder teniendo en cuenta que podemos cometer errores porque "no somos perfectos" pero siempre estaremos dispuestos a formarnos para aprender de esta ardua y gratificante labor, EDUCAR con mayúsculas.

Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga


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