8 claves para ayudar a los niños a hacer amigos en tiempos de confinamiento

Las dificultades a las que se enfrentan los niños en sus relaciones sociales.

La forma en la que se establecen los primeros lazos de amistad en la infancia condicionará la manera de relacionarse en el futuro. Los amigos favorecen el desarrollo de la personalidad, el pensamiento, la expresividad, la pertenencia a un grupo y se van adquiriendo pautas para la resolución de conflictos.

El desarrollo de las buenas amistades es un trabajo costoso que lleva mucho tiempo. No obstante, es una de las mayores gratificaciones de la vida. Con la amistad aparecen ciertas formas de dominio por un lado y de sumisión por otro, que en principio se establecen de maneras muy sencillas, pero que con el tiempo contribuyen a definir un sistema determinado de valores y normas morales. De esta forma, cuando llega la adolescencia se considera amigo a aquella persona que puede entender sus sentimientos más íntimos y que les aceptan en su totalidad, con sus defectos, fortalezas y sueños, existiendo un cierto compromiso emocional en ambos sentidos.

Con la amistad se aprende a negociar. Los niños aprenden a estudiar al detalle las diversas situaciones que viven para controlar sus emociones y responder a las emociones de los otros, aprenden a comunicarse, a cooperar y a solucionar sus propios problemas. No obstante algunos niños y niñas poseen ciertas dificultades a la hora de hacer amigos o afrontar situaciones sociales. Ahora con el confinamiento impuesto debido a la pandemia de coronavirus, este problema se ha acrecentado porque no se puede traer a casa a amigos del colegio ni celebrar fiestas de cumpleaños, ni Halloween, ni reuniones sociales y juegan solos la mayor parte del tiempo.

El aislamiento y las habilidades sociales

Habilidades necesarias para la amistad

  • Desarrollar sensibilidad hacia los demás, tener en cuenta sus iniciativas, aceptar sus propuestas con simpatía y agradecimiento.
  • Colaborar con otros niños, saber intercambiar información y tratar a todos de igual a igual, dejando de lado cualquier sentimiento de superioridad o de inferioridad.
  • Saber compartir el protagonismo sin sentirse siempre el primero, pero tampoco aislarse, saber manejar la atención que los demás precisan.

A partir de los 6 años, los niños reconocen perfectamente a aquellos que son capaces de intercambiar los papeles dentro de un juego o interrelación, y tienden a aceptar en menor grado a aquellos que siempre llaman la atención sobre sí mismos o que nunca ceden ante los deseos y necesidades de los demás. En la observación de los niños que son aceptados por los grupos ya constituidos, es significativo el hecho de que actúan con mesura y adaptándose a lo que hace el grupo, sin llamar excesivamente la atención pero comunicándose de forma adecuada y oportuna, aportando poco a poco novedades al conjunto.

Los niños que son muy bien aceptados por sus compañeros tienden a elogiar y valorar positivamente el buen comportamiento de los demás, generan una simpatía derivada de su escaso egoísmo y encuentran en sus relaciones con los demás unas bases importantes que le ayudan a crecer y desarrollarse positivamente en el plano social y emocional. Aceptan y son aceptados, quieren y son queridos y evitan las espirales de agresividad que perjudican a los que las mantienen.  Conviene por tanto identificar tanto las buenas como las malas prácticas para ayudar a nuestros niños para que desarrollen  las buenas habilidades de correspondencia con los demás y ahora esta tarea se nos complica por el aislamiento.

Son muchos los factores que pueden influir en que un niño sea más o menos solitario. Nosotros los padres, debido a esta situación de pandemia, nos mostramos más inseguros por miedo al contagio e incrementamos nuestro nivel de sobreprotección en numerosas ocasiones. Los niños se acostumbran a aislarse y empiezan a encontrarse más cómodos, especialmente los más tímidos y con menor seguridad en sí mismos, aprovechando las ventajas del hogar y empleando menos esfuerzo.

Es importante tener en cuenta el uso que hacen nuestros hijos de los dispositivos, especialmente si relacionarse con otros no es una de sus preferencias. El niño se pasa horas y horas encerrado en su cuarto jugando con el ordenador o sus videojuegos y nuestro deber es limitar las horas de televisión, ordenador u otros juegos solitarios. Hazles ver cuanto antes de que los entretenimientos pueden llegar a ser más divertidos cuantas más personas participen en ellos.

¿Cómo viven los niños la amistad? 

Desde los 0 hasta los 2 años

El inicio de la amistad es una mirada, jugar al mismo juego, desear el mismo juguete y discutir por él... Los bebés se interesan por los demás bebés o niños con curiosidad, tienden a imitar y a buscar compañía.

De 2 a 3 años

Tener amigos se convierte en un paso necesario para la socialización. Cada niño forma con uno o dos iguales los primeros lazos de amistad.

De 3 a 6 años

Los niños consideran amigos a aquellos que realizan las mismas actividades que ellos y les prestan sus juguetes. En esta etapa se dan importantes progresos sociales y al final los niños prefieren la compañía de sus amigos.

De 7 a 9 años

Aparece una mayor conciencia de los intereses comunes y se aprecia más claramente la comprensión de conceptos como solidaridad o justicia. La amistad tiene un papel muy importante en esta etapa.

De 9 a 14 años

Durante la pubertad prefieren relacionarse con los de su mismo sexo, dando mucha importancia a aquellos en los que pueden confiar y se muestran muy sensibilizados con los sentimientos del otro, a quien consideran un amigo con inquietudes y problemas similares a los suyos.

Consejos para que los niños hagan buenos amigos

  1. Hablar en casa sobre el valor de la amistad. Nuestro hogar puede convertirse en una casa abierta a los amigos de tus hijos aunque sea de manera virtual. Si el chico es tímido le resultará más fácil relacionarse desde su habitación, donde se siente más seguro que en cualquier otro lugar.
  2. Cuidar desde el primer momento su autoestima, pues será clave para las interacciones con los iguales.
  3. Fomentar que se relacionen con diferentes niños y pongan en práctica sus habilidades sociales. En este momento, las charlas por vídeo-conferencia pueden servir de gran apoyo.
  4. Celebrar cumpleaños y eventos sociales invitando a los amigos de los niños especialmente cuando se muestran tímidos. Los cumpleaños "virtuales" han llegado para quedarse en tiempos de confinamiento.
  5. Tratar de conocer más sobre las familias de los amigos.
  6. Buscar amigos de referencia, niños que tengan facilidad para relacionarse con otros... Cuenta con su círculo más cercano. Los vecinos, los primos... de la  misma edad podrían ayudar a tu hijo en un momento dado. De esta forma seguro que les resultará más sencillo ampliar su círculo de amistades.
  7. Conocer y hablar con los niños sobre las inquietudes y los gustos de sus amigos, intereses, deportes, aficiones...
  8. Controlar las horas que pasa frente a las pantallas. Ese tiempo que dedican a este tipo de actividades tan solitarias podrían pasarlo bien virtualmente con otros chicos y chicas de su misma edad haciendo cosas mucho más imaginativas e enriquecedoras.

Independientemente de la pandemia, para ayudar a nuestros hijos lo primero que tendremos que hacer será investigar la causa de su actitud cuanto antes. El que no tenga interés por los amigos podría ser síntoma de otros problemas que nos habían pasado desapercibidos hasta ahora (un complejo, por ejemplo). Quizá es pereza o comodidad... Puede que no encuentre la motivación necesaria... Disponer de este tipo de informaciones obtenidas sin alarmarnos y de manera calmada, nos ayudará en nuestra labor.

¿Qué podemos hacer para fomentar el valor de la amistad desde la familia y la escuela?

Es cierto que programar o planificar cómo hacer amigos no es una tarea fácil, no obstante sí podemos provocar situaciones más propicias para que se produzca la "chispa de la amistad". Aquí os dejamos un listado y recordad que cualquier excusa es buena para "darle un pequeño empujoncito" a nuestro hijo.

AMBITO FAMILIAR

AMBITO ESCOLAR

Hablar sobre el valor de la amistad

Crear circunstancias que favorezcan las relaciones entre las familias

Celebrar los cumpleaños invitando a los amigos de los niños

Llevar a cabo proyectos para el desarrollo de la amistad

Tratar de conocer más sobre las familias de los amigos.

Formar al profesorado sobre estrategias para promover la amistad entre los compañeros

Conocer las inquietudes de los amigos

Impulsar actividades culturales de grupo

Hablar con los niños sobre los gustos de sus amigos

Tener informados a los padres sobre el grupo de compañeros donde el niño se siente más a gusto

En la infancia, un amigo es aquel con el que se juega, se comparten los juguetes y a quien se gusta; al principio el niño no elige sus amistades. Sus primeros amigos son vecinos, compañeros de la Escuela Infantil, hijos de los amigos de sus padres... pero con el tiempo prevalecen otros criterios tales como la edad, el sexo y los gustos. No obstante la forma en la que se establecen los primeros lazos de amistad, condicionará la manera de relacionarse en el futuro.

Cuando se tienen amigos, se favorece el desarrollo de la personalidad, del propio pensamiento, de la expresividad, de la conciencia de pertenencia a un grupo distinto al núcleo familiar y además se van adquiriendo pautas de interacción social y habilidades para la resolución de conflictos. Con la amistad aparecen ciertas formas de dominio por un lado, y de sumisión por otro que en principio se establecen de maneras muy sencillas, pero que con el tiempo contribuyen a definir un sistema determinado de valores y normas morales. De esta manera, cuando llega la adolescencia se considera amigo a aquella persona que puede entender sus sentimientos más íntimos y que les aceptan en su totalidad, con sus defectos, fortalezas y sueños, existiendo un cierto compromiso emocional en ambos sentidos.

Ana Roa, pedagoga y  psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com


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