6 formas de actuar cuando tus hijos te desafían

Cómo reaccionar cuando los niños adoptan una actitud desafiante.

La provocación es un intento desesperado del hijo o hija por resolver el problema que se le plantea y por situarse en el mundo. La provocación es síntoma de vida porque los niños comunican a su manera que ellos existen, quieren ser relevantes. 

¿Qué hacemos inicialmente cuando nuestros hijos nos desafían?

  • Ignorar el argumento de la protesta y atender a la emoción entendiendo que es muy difícil no reaccionar emocionalmente.
  • Es preferible contestar a las provocaciones, no razonando o dando excesivas explicaciones, sino entendiendo la emoción, con la mayor empatía posible y como mucho, repetir literalmente el contenido de la provocación.
  • Un ejemplo con pocas palabras: "Entiendo tu enfado (empatía) y puede que sea injusto que te tengas que acostar ahora (desarme) pero ya mañana seguiremos jugando, cariño."

Los niños y niñas que utilizan la provocación de forma desajustada suelen haber vivido excesiva contradicción entre el "no" que se dice y el "no" que se hace.

Algunas veces nos hemos sentido contrariados cuando nuestro hijo nos desafía tomando una posición contraria a nuestra forma de pensar o a lo que acabamos de decir... Muchos niños se enfrentan a nuestra autoridad y muestran su disconformidad ante límiteso reglas, quieren imponer su voluntad en ocasiones como una manera de reafirmarse produciendo en nosotros una frustración ante esas contestaciones o actuaciones.

Es recomendable, como regla general, mantener la calma en el momento del conflicto y posponer la reflexión sobre ello a un momento posterior, cuando ya esté calmado. Entonces le explicaremos cómo nos hace sentir su conducta, establecer consecuencias y escuchar cómo se siente nuestro hijo cuando actúa así.

En ocasiones nos encontramos con provocaciones... 

Cuando damos una instrucción a nuestros hijos y ellos nos responden con un "no" rotundo o un "¿y si no quiero?"... nos encontramos perdidos, sorprendidos e inseguros ante cómo actuar y cómo volver a tomar las riendas de la situación.

Tal y como menciona la psicóloga Teresa Rosillo "en la sociedad actual proliferan los menores con muy poca capacidad de frustración. Se trata de niños que toleran muy mal el «no» por respuesta, que buscan constantemente sentirse bien y gratificados y que no aguantan un minuto de desagrado ni de aburrimiento. Pero esto es por un motivo. Las familias de hoy en día tienen hijos normalmente muy deseados y poco tiempo para compartir con ellos. Como consecuencia de todo esto, estamos ante una generación de padres que no saben, no quieren o no pueden decir no a sus hijos, que no les frustran por miedo a sus reacciones. Pero estoy hay que cortarlo. Y es algo que tienen que tener muy claro los padres: No hay que tener miedo ni culpa por decir no a nuestros hijos.? Su educación, su bienestar futuro y su felicidad dependen de eso.?Eso sí, los límites que impongamos al niño deben ser lógicos y constantes, y no modificables en función del ambiente o del estado de ánimo del menor. Por ejemplo, no podemos decirle al niño que no puede tomar bebidas con cafeína porque es un niño y no es bueno para él, y al día siguiente, para que no se tire al suelo y se enfade delante de una amiga, darle a probar un poco. Otro error típico es dar órdenes pero con una expresión facial que dice lo contrario. Puede ayudar dar órdenes claras y directas,?y exponer normas firmes que no dejen lugar a dudas..."

Desde nuestra posición de adultos consideramos que nuestro hijo "tan solo quiere salirse con la suya", no obstante es conveniente averiguar las causas de esta conducta si se prolonga en el tiempo o se produce de manera reiterada. Pueden influir múltiples factores como un límite o norma con?la que no estén de acuerdo,?sentirse celosos, estar incómodos, la existencia de algún problema emocional... todos estos son factores que pueden contribuir a que tengan?un comportamiento desafiante. Es necesario identificar los factores desencadenantes para educar y apoyar a tu hijo y que de este modo pueda cambiar su comportamiento.?

¿Cómo manejar el desafío de nuestros hijos? 

Las primeras provocaciones suele darse cuando los niños rondan los 2 años, aproximadamente. Durante esta etapa atraviesan la llamada "fase de negación" en la que aparecen las temidas rabietas y la tozudez. A esta edad se interesan por explorar su entorno y aprenden que la negación puede darles lo que están buscando. Los padres necesitamos?mucha paciencia y tranquilidad, ya que se trata de un periodo transitorio pero muy importante en el desarrollo infantil.

Más tarde aparece la fase de autoafirmación que suele desaparecer hacia los 6 años y?posteriormente la crisis de identidad durante los primeros años de la adolescencia. De hecho, es durante la adolescencia donde suele darse un repunte de este tipo de conductas. Independientes, contradictorios, impulsivos, rebeldes... son características que definen a una gran mayoría de adolescentes. Todos hemos pasado por esa etapa de la vida, etapa en que no nos sentíamos niños pero tampoco adultos y que cualquier situación, vivencia o experiencia podía tener impacto en nuestra vida.

En los primeros años adolescentes reaparece la fase de autoafirmación. Los desafíos forman parte de la exploración de los límites por parte de los adolescentes, son normales y adaptativos: cumplen una función. Desde una visión positiva, Siegel en su obra "Tormenta Cerebral" afirma que la adolescencia es una etapa muy especial, una chispa emocional, un momento de conexión social, de búsqueda de lo nuevo y con esencia creativa: "Los adolescentes tienen pasión, un sentimiento de que todo importa. Tienen una capacidad profunda de colaboración entre ellos, y el valor de probar cosas nuevas". Esto no quiere decir que no necesitemos poner orden en estas conductas cuando se cuestiona el respeto o aparece la agresividad. Es muy recomendable mantener la calma en el momento del conflicto, y posponer la reflexión sobre ello a un momento posterior, cuando ya esté calmado. Entonces deberemos explicar cómo nos hace sentir su conducta, establecer consecuencias si las consideramos necesarias y escuchar cómo vive o se siente él/ella cuando actúa así.

Pautas para sobrellevar una situación desafiante

  1. No debemos mostrarnos muy autoritarios pero tampoco muy permisivos. Es interesante establecer unas normas a nivel familiar que podamos defender en cualquier momento desde nuestra posición sin sentirnos inseguros ni culpables, nuestros hijos también deben conocer qué se espera de ellos en cada momento.
  2. Las consecuencias por saltarse esas normas y mostrarse desafiantes deben aplicarse de manera inmediata. Si tras esto persisten, avisaremos y aplicaremos lo que hemos avisado evitando el típico comentario de "porque lo digo yo"
  3. Reforzar de manera positiva cuando su conducta sea la apropiada. Podemos utilizar el elogio y las muestras afectivas.
  4. Si la actitud no es la adecuada, replicaremos la conducta y no descalificaremos ni etiquetaremos a nuestro hijo.
  5. Hablaremos con serenidad y de manera asertiva.
  6. A la hora de pensar sobre sus decisiones y las consecuencias que pueden tener podemos ayudar creando una lista de pros y contras. Por ejemplo si ante un examen próximo nos dice "No quiero estudiar para el examen" podemos hacer una serie de preguntas abiertas para que reflexione al respecto: ¿Qué puede pasar si no estudias?, ¿podrías obtener una calificación baja que no te mereces?, ¿tendrías que repetir el examen otro día cuando tengas menos tiempo para dedicarte a estudiar? Se trata de enseñarles a pensar. 

Ana Roa, pedagoga y  psicopedagoga

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