Mi hijo no quiere desayunar, ¡¿qué hago?!

El desayuno es una comida esencial para el bebé

Por la mañana, tu hijo moja los labios en el tazón de leche y se traga dos miguitas de cereal sin ningún entusiasmo. Sin embargo, esta primera comida del día es esencial para su salud.

¿Qué podemos hacer los padres si nuestros hijos no queiren desayunar por las mañanas?, ¿Cómo podemos gestionarlo para que coman algo antes de ir al colegio y afronten la jornada escolar?

Cuándo el niño no quiere desayunar

¿Por qué es importante el desayuno para los niños?

Hay muchos niños que no quieren desayunar porque todavía no tienen hambre o por falta de tiempo. Sin embargo, después de pasar la noche durmiendo, y por lo tanto ayunando, tu hijo necesita rehidratar su cuerpo y recargar las baterías para pasar la mañana, hasta la hora de comer, sin cansarse o, mejor aún, en plena forma.

Una de las primeras reglas del equilibrio alimentario es tomar un desayuno sólido todos los días del año. Esta primera comida del día tiene que suponer una cuarta parte del aporte energético del día. ¡Es difícil saltársela! Las consecuencias para los pequeños insumisos son de sobra conocidas: están más cansados, rinden menos y tienden a picotear, por lo que son más corpulentos que otros niños de su edad.

¿Qué entendemos por un buen desayuno?

Un desayuno equilibrado debe incluir, al menos, dos elementos indispensables.

En primer lugar, un producto lácteo que aporta a la vez las proteínas necesarias para la formación de tejidos y también calcio, indispensable para la salud de los huesos.

Luego, un producto a base de cereales (o un azúcar lento), que aporta glúcidos ricos en energía y le permite aguantar hasta la hora de comer. Puedes darle cereales con leche, biscotes o simplemente unas rebanadas de pan.

Naturalmente, también puedes darle una pieza de fruta (o un zumo) que contiene vitaminas y fibra.

El desayuno lo tomará mejor... contigo

¡El desayuno contigo sabe mejor! Si te bebes el café a la carrera, sin comer ni siquiera una tostada, no das muy buen ejemplo. ¿Por qué no te replanteas tu organización? Levántate un cuarto de hora antes para preparar un desayuno en familia. ¿Eres de las que les cuesta levantarse? Una buena solución es prepararlo todo la víspera.

Pon bien la mesa, con un cubierto para cada uno y manteles individuales de colores. Varía las propuestas y los productos...

¿Tu hijo no quiere desayunar nada?

¿Tu hijo se niega a probar bocado antes de ir al colegio? Juega con la variedad: saldo, dulce... y dale una cena más ligera, así tendrá más hambre por la mañana. También puedes acostarlo antes. Tras una noche más larga, tu hijo tendrá más ganas de saborear un buen desayuno.

Despiértalo más temprano. Si evitas que apure hasta el último minuto de sueño antes de ir al cole, le proporcionas ese tiempo indispensable para comer y beber tranquilamente. Por último, un vaso de agua fría o un zumo deberían abrirle el apetito.

Si de verdad nada funciona, dale un tentempié para que se tome antes de las 10 de la mañana, pero no más tarde, para no perjudicar la comida del mediodía y desequilibrar su ritmo alimentario. Si va al colegio, pon en su mochila un mini brik de una bebida láctea con una o dos galletas, un poco de pan con chocolate o una fruta que le guste.


Safia Amor y Maryse Damiens con la colaboración de Patrick Tounian, especialista del servicio de gastroenterología y nutrición pediátricas del hospital Armand-Trousseau de París y Virginie Balès, dietista.

© Enfant Magazine

Artículos relacionados

Comentarios

¡Sé el primero en comentar!