La sombrera. Precioso cuento de María Elena Walsh

Cuento infantil sobre un árbol del bosque de Gulubí que daba sombreros además de sombra

¿Buscas cuentos que hagan soñar e imaginar a tus hijos? Te invitamos a leer este maravilloso relato corto de Maria Elena Walsh, La sombrera. Trata sobre un árbol del bosque de Gulubú, que te sonará por la canción El brujito de Gulubú. Pues bien, este árbol era distinto a todos los demás, porque además de sombras, daba sombreros que eran muy útiles para las gentes de aquella zona. Pero un buen día llegó un malvado hombre dispuesto a acabar con aquella paz. ¿Quieres saber qué pasó? No te pierdas esta entretenida y tierna lectura de mano de una de la plumas más destacadas de la literatura infantil.

Un bello cuento de María Elena Walsh para niños: La sombrera

La sombrera, cuento de María Elena Walsh para niños

Había una vez un árbol tan bueno, pero tan bueno, que además de sombra daba sombreros. Este árbol se llamaba Sombrera y crecía en una esquina del bosque de Gulubú.

Las gentes que vivían cerca acudían al árbol pacíficamente todas las primaveras, cortaban los sombreros con suavidad y los elegían sin pelearse: esta gorra para ti, este bonete para mamá, esta galera para el del más allá, este birrete para mí.

Pero un día llegó al bosque un comerciante muy rico y sinvergüenza llamado Platini. Atropelló a todos los vecinos gritando:

- ¡Basta, todos estos sombreros son para mí, me llevo el árbol a mi palacio!

Todo el mundo vio con gran tristeza como el horrible señor Platini mandaba a sus sirvientes a que desenterraran el árbol. Los sirvientes lo desenterraron y lo acostaron sobre un lujoso automóvil de oro con perlitas.

El árbol crecía raquítico y de mala gana, cosa que enfurecía al horrible señor Platini. Este señor esperaba que floreciera para poner una sombrerería y vender los sombreros carísimos y con ese dinero comprarse tres vacas y luego venderlas, y con el dinero comprarse un coche y venderlo, y con el dinero comprarse medio palacio más y luego venderlo, y con el dinero comprarse un montón de dinero y guardarlo.

Por fin llegó la primavera, y el árbol floreció de mala gana unos cuantos sombreritos descoloridos. El señor quiso mandarlos cortar inmediatamente, pero el Viento, que se había enterado de toda la historia, se puso furioso. Y el Viento dijo:

- Yo siempre he sido amigo de los vecinos de Gulubú, no voy a permitir que les roben sus sombreros así nomás.

Y se puso a soplar como un condenado, arrancando todos los sombreros del árbol. El señor Platini y todos sus sirvientes salieron corriendo detrás de sus sombreros, pero nunca los pudieron alcanzar.

Corrieron y corrieron y corrieron hasta llegar muy lejos, muy lejos del bosque de Gulubú y perderse en el defiero de Guilibí. Entonces los vecinos aprovecharon y se metieron el jardín del señor Platini y volvieron a transplantar a su querido árbol al bosque de Gulubú. El Viento estaba muerto de risa, y el árbol recobró pronto la salud. Cuando volvió a florecer, los vecinos volvieron a cosechar sus sombreros sin pelearse.

Y el señor Platini se quedó solo y aburrido en el desierto, sin sombrerería, sin tres vacas, sin coche, sin medio palacio y, lo que le daba más pena, sin su montón de dinero. Ah, y sin sombrero.

Y de esta manera se acaba el cuento de la Sombrera.

María Elena Walsh

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Comentarios (1)

22 mar 2024 04:03 Claudia

Las gentes dice ? No es la personas?