Trucos para que los niños aprendan los parentescos

¿Por qué les resulta complicado entender las relaciones familiares?

Para los niños no es muy fácil entender que dentro de la familia una misma persona pueda ser a la vez tío, abuelo, cuñado, primo... dependiendo de con quién se le relacione. Para ellos, papá es papá, y mamá es mamá, pero cuando empiezan a saber que mamá es hermana de la tía, que a su vez está casada con un señor que es el cuñado de papá, la cosa se complica mucho.

Por otra parte, hoy en día el tema de los parentescos se enreda de forma considerable dado que son más frecuentes las diversas tipologías familiares con un enorme abanico de posibilidades, sin olvidar además que dentro de una familia conviven cada vez más personas de distintas razas y procedencias.

Lo más fácil para que los niños y niñas puedan ir entendiendo los lazos de parentesco, es remitirle a ejemplos concretos empezando por nuestro propio núcleo familiar.

La familia, primera entidad social amplia y dinámica

Tradicionalmente las familias estaban compuestas por un importante número de miembros, todos ellos relacionados básicamente por lazos de sangre, con relación directa y contacto habitual entre todos ellos; sin embargo, hoy en día y como consecuencia de las nuevas estructuras familiares, es muy habitual hablar de hermanastro en vez de hermano, o del "marido de mi madre" o padrastro, o pareja de mi madre en lugar del padre propiamente dicho. Ahora la relación consanguínea, que habitualmente era una de las claves más importantes para la convivencia en el hogar, abre paso a otras posibilidades que permiten crear a una especie de gran familia emocional en la que sus componentes se incorporan a la misma con el paso del tiempo y que puede experimentar unas variaciones para las que antes no había prácticamente cabida.

En cualquier caso, la familia se constituye como la estructura social básica sobre la que toman forma nuestros modelos sociales más conocidos y desde donde se desarrolla el ser humano partiendo de la relación básica con los padres. El trato con otros miembros de la familia aparte de los padres implica una mayor estimulación y ampliación de ciertos modelos de conducta que pueden suponer para los niños nuevas referencias positivas, referencias que fomentan el intercambio afectivo y el sentimiento de pertenencia a una estructura social atractiva y dinámica. Por otra parte, el compartir tiempo con abuelos, primos, tíos y otras personas que les dan cariño y que son más flexibles con las normas hacen que los niños reciban mayores estímulos divertidos que, bien canalizados, son fuente enriquecedora para su crecimiento emocional y para el desarrollo de sus habilidades sociales

¿Cómo explicar los parentescos?

Cabría preguntarse si los niños y niñas de tres o cuatro años tienen claro el concepto de familia o si son conscientes de la relación , del vínculo que une a los diferentes miembros; aunque a partir de esa edad es conveniente ir dándoles ciertas pinceladas para que vayan captando la especial relación que existe entre los propios miembros de la misma familia, no será hasta los siete años aproximadamente cuando sean capaces de contar con las habilidades lógicas para entender las relaciones que pueden darse entre los distintos componentes. En primer lugar se tratará de que vayan comprendiendo las relaciones menos complejas como abuelos, primos, para pasar posteriormente a explicarles otras más complejas tales como nuera, yerno, suegra... de todas formas, no es necesario tener prisa para que los niños aprendan estas relaciones más allá del primer o segundo grado de parentesco, dado que ellos al principio sólo van a captar aquello con lo que realmente puedan identificarse; si tienen hermanos, será más fácil que entiendan que los padres también los tienen, y si no es así siempre será bueno hablarles del resto de la familia, pues los hijos únicos se sienten más seguros cuando se les explica que tienen una familia más grande que no se limita al núcleo con papá y mamá.

El contacto diario con las personas más cercanas hará más fácil que el niño pueda ubicar correctamente a cada uno; pasar alguna noche en casa de unos familiares, así como la celebración de la fiestas y eventos les serán de mucha utilidad, sobre todo si después pueden ser comentadas desde un punto de vista positivo y haciendo referencias a las anécdotas que se conozcan de cada uno. El efecto será más notorio si se puede identificar a cada pariente con un sentimiento o con alguna habilidad (el tío poeta o la prima que toca el violín).

Dado que se trata de un proceso continuo en cierta manera, conviene aprovechar ciertos momentos del día para ir asentando el conocimiento de los parentescos; como ejemplos, podríamos llevar a cabo las siguientes acciones para ayudarles:

  • Hojear los álbumes de fotos familiares y comentar quiénes aparecen, su aspecto, dónde podrían estar, sus edades, sus ropas, con quién se casaron después, quiénes son sus hermanos... Es muy divertido jugar a que los niños adivinen quiénes son las distintas personas que aparecen en las fotos.

  • Dibujar un árbol genealógico e intentar poner en él fotos que lo ilustren, lo que facilitará visualmente que comprenda las relaciones de parentesco.

  • Hablar de los miembros de la familia añadiendo al nombre de pila la relación de parentesco, comentando las relaciones que tienen con otros miembros (por ejemplo decir "vamos a comprar un regalo para la tía Pepa, que es la hermana mayor de papá")

De esta manera el niño podrá asociar mejor quién es quién dentro del grupo familiar.

Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com

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