La amistad entre padres e hijos... ¿es posible?

¿Se debe ser amigo de los hijos?

Muchos padre y madres entienden que además de ser el modelo, la guía y la autoridad moral para sus hijos, deben extender su relación hasta hacerla de amistad. El catedrático de filosofía Jose Antonio Marina, nos aclara si es correcto o posible ser amigo de los hijos o si, por el contrario, la relación no ha de llegar a ser de amistad. 

¿Ser amigo de los hijos es posible?

¿Debemos ser amigos de nuestros hijos?

Para muchos padres, la amistad con los hijos se ha convertido en la nueva meta a alcanzar, anhelo que les ha hecho olvidar su autoridad y que ha producido efectos no deseados.

Durante milenios, la familia ha tenido una estructura autoritaria. El sentimiento correcto de los hijos hacia los padres era el respeto, la piedad filial, que, con frecuencia, se convertía en miedo. En este escenario, la madre, también sometida a un régimen patriarcal, se esforzaba en proteger al hijo, a escondidas para no ofender al marido, colaborando con su sumisión al miedo familiar.

Los nuevos padres quisieron romper la ancestral lejanía de sus hijos. La palabra que parecía resumir mejor ese nuevo sentimiento era amistad y, entonces, los padres y las madres, llenos de un profundo y sincero deseo de hacer las cosas bien, anhelaron ser amigos de sus hijos. Este bienintencionado afán ha producido efectos no deseados. Muchos padres han abdicado de su autoridad, sin conseguir por ello acercarse a sus hijos. Para evitar enfrentamientos, han preferido aguantar cosas que no les gustaban.

Dentro del amplísimo campo de afectividad conviene distinguir al menos tres tipos de experiencias, que son aplicables al tema de este artículo:

1. Deseos:Los padres desean que sus hijos los quieran, que sean felices, brillantes, ricos triunfadores, buenos.
2. Sentimientos: Sienten ternura, preocupación, miedo, alegría, tristeza, irritación, cansancio, según las circunstancias
3. Apegos:Son lazos afectivos muy profundos, fundados en peculiares relaciones y en un trato continuado.

La amistad se da siempre entre iguales. Por esta razón fue durante muchos siglos imposible la amistad entre esposos: dentro de un sistema patriarcal no había relación de reciprocidad entre ellos. Incluso en la actualidad, mucha gente duda de que pueda haber verdadera amistad -amistad no amorosa- entre un hombre y una mujer.

Los padres no son los amigos de sus hijos

La amistad entre padres e hijos, ¿es posible?

La relación entre padres e hijos debería integrar algunos rasgos de la amistad, pero no todos. Los padres no son los compañeros de sus hijos, no son sus iguales. Tienen obligaciones educativas que les exigirán a veces imponer su autoridad. La pretensión de algunas madres y padres de eliminar las distancias entre ellos y sus hijos suele provocar en estos una notable irritación. La relación paterno-filial debería ser una amistad sin reciprocidad estricta. O sea, otra cosa.

Consejos en la relación con los hijos:

  • Hay que ser conscientes de las emociones del niño y del adolescente, sin magnificarlas ni trivializarlas. Y, desde luego, no ridiculizándolas nunca.
  • Hay que pensar que las situaciones emocionales son una oportunidad para intimar y enseñar.
  • Hay que escuchar empáticamente, dando importancia a los sentimientos y problemas de los niños, por muy absurdos que parezcan.
  • Los padres deben dar apoyo afectivo para que sus hijos resuelvan sus problemas, pero no resolvérselos siempre.

Es importante tener en cuenta que lo importante no es juzgar los sentimientos, sino los actos. Los hábitos comunicativos han de establecerse desde la infancia. Solo así pueden resistir la turbulenta etapa de la adolescencia, cuando los grupos de iguales se convierten en el centro vital de las muchachas y los muchachos.

La adolescencia es reservada y miente con destreza. Es en ese momento cuando padres y maestros querrían ser amigos de sus hijos, pero los amigos están fuera de casa. Y así debe ser. Ha comenzado el proceso de independencia, con todas las tensiones y contradicciones. Es entonces cuando los hábitos del corazón y de la comunicación ya existentes -la confianza, el que no haya conversaciones tabú, el sentido del humor, el aplauso, la crítica razonable- pueden mantenerse, dando origen a esa peculiar amistad sin reciprocidad estricta de la que les he hablado.

José Antonio Marina Catedrático de Filosofía. Experto en teoría de la Inteligencia. Escritor.

Jose Antonio Marina

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Comentarios (2)

02 abr 2020 18:11 Cesar Julian Villanueva

Opino que lo que esta plasmado en el articulo es arcaico, ya que los hijo podrían estar ignorando a sus padres para con cosas personales , y lamentablemente no todos son fuertes y acaban en malos pasos como vicios dañinos para la salud. esa brecha entre autoridad e hijo lo único que proyecta es desconfianza hacia el padre. y expreso con preocupación ojala ningún padre se deje llevar por la distancia ,generando miedo , porque nos guste o no ,eso es una autoridad ,solo manda sin escuchar ,!ESTUDIE¡ y agregan cierto lado de rudeza como !USTED NO HACE NADA¡ y por esto rompen alguna brecha de libertad hacia el hijo cuando el también necesita una buen descaso, solo por obligarlos a hacer cosas que no le agradan lo único que van a seguir ganado es desconfianza aun que prometa la misma , quien mejor para decirlo que alguien en esa posición

26 feb 2018 20:18 Mario Pachas Canto

Comparto las apreciaciones sobre si los padres deben o no ser amigo de sus hijos. Opino que los padres no deben ser amigos de sus hijos. Es importante que en el contexto familiar, prime la autoridad, que no es lo mismo que autoritarismo. Cuando se habla de autoridad del padre, no quiere decir que va a hacer lo que quiera de su hijo. No, lo que se busca es que implante normas y disciplinas cuyos hijos deben cumplirlas, eso es ir creando en el niño conciencia de su rol como hijo. Muchos padres confunden el amor con el permitirle a sus hijos que sean los que dirijan la convivencia en el hogar y esto se da desde niño. El hijo debe saber que entre su padre y Él existe una línea imaginaria, que no puede ser invadida, por ninguno de los dos. Esa línea es la del respeto que el hijo debe tener hacia el padre y viceversa; por lo tanto no debe ser vulnerada. La confianza con los hijos se gana, cuando el padre es el modelo, el referente, el líder, que un hijo quiere tener. Muchas veces los niños y adolescentes buscan dichas cualidades en los padres; pero estos se confunden y creyendo que siendo permisivos, sus hijos van a confiar más en ellos y que por lo tanto pueden ser buenos amigos. Muchas gracias