La influencia de los amigos en tus hijos

¿Cómo deben actuar los padres?

¿Vuestro hijo o vuestra hija se desespera porque se ha peleado con sus amigos y no consigue arreglar las cosas? Desdramatiza la situación y ayudadle a encontrar una solución para que pueda resolver el conflicto de forma autónoma. Pero si los problemas se repiten o le hacen sufrir, debéis intervenir. Valérie Giaccone-Marcesche, psiquiatra infantil, os ofrece algunos consejos.

La influencia de los amigos en tus hijos

La amistad también requiere un aprendizaje

Al principio, escogemos a un amigo porque es un poco como nosotros y eso nos da seguridad (¡también a los adultos!). A los niños pequeños les gusta que su amigo haga lo mismo que ellos. Al crecer, descubren que el otro no hace siempre exactamente lo que queremos que haga. Tiene su propia vida, sus deseos y su forma de funcionar. Hacia los 7 u 8 años, el niño está en pleno “aprendizaje” relacional: empieza a reconocer sus emociones, las emociones del otro... y comienza a aceptar que debe resignarse, aunque sea frustrante. Entonces, las relaciones de amistad fluctúan entre la armonía y los conflictos, ¡es normal!

Trampas que conviene evitar

En la amistad, hay que evitar algunas trampas. El “«ménage à trois”» es una de ellas (algo que, de hecho, hay que evitar a cualquier edad). En un grupo de tres amigos, siempre hay uno que se encuentra fuera de la relación. A partir de los 8 ó 9 años, esas amistades “a tres” saltan fácilmente por los aires, especialmente entre las niñas. Y es que, cuando los niños aún van en grupo, las niñas ya empiezan a buscar relaciones más estrechas “a dos”, para poder constituirse una en espejo de la otra. Es algo que se hace aún más evidente en la adolescencia. Esa necesidad de establecer relaciones “exclusivas” a menudo provoca pequeños conflictos entre las niñas.

¿Qué pintan los padres en todo esto?

Las peleas en el patio de recreo son normales y forman parte de las relaciones sociales. No hay que dramatizar. Lo importante es estar ahí para que el niño pueda desahogar sus emociones cuando se ha peleado con otro. Aunque lo que exprese sea enfado, lo que siente más profundamente es tristeza. Si lo escuchamos y hablamos con él, podemos ayudarlo a superar ese momento cargado de emoción, pero dejando que gestione solo la situación y su desenlace. No debemos intervenir hablando con el amigo con el que se ha peleado o con sus padres salvo en caso de conflicto grave o recurrente.

Entrevista de Sophie Coucharrière a Valérie Giaccone-Marcesche.


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