7 consejos para enseñar a tus hijos a defenderse de un niño cruel

Ayuda a tus hijos a afrontar un posible situación de acoso.

Desde los primeros años la comunicación con nuestros hijos debe basarse en un diálogo empático y fluido. A veces, nos encontramos con situaciones que a ellos les resultan muy difíciles de afrontar, es el caso de aquellos niños crueles que los molestan. Aquí resulta fundamental que el niño cuente con nuestra ayuda, apoyo y comprensión.

Cuando un menor se siente intimidado, tiende en ocasiones a encerrarse en sí mismo por miedo a represalias o por propia vergüenza. En estos casos, nuestra labor es conseguir que nos dé pistas de lo que sucede para poder llegar a la raíz del problema. Además de darle pautas es importante que reciba nuestras felicitaciones cuando se atreva a contarnos lo que le pasa expresando su malestar.

¿Defenderse de los niños crueles?

Cuando el niño comienza a desarrollar el razonamiento es importante que conozca que no siempre todos aquellos que se le acercan van a  tener buenas intenciones, habrá personas que no le gustarán y no tendrán por qué estar en su vida.

Si un compañero le molesta, es conveniente que entienda el hecho de no dar importancia a los comentarios que dicho niño pueda hacer sobre él, pues probablemente sean un reflejo o una repetición de algo que anteriormente ha vivido el que agrede. Si persiste esa intimidación es aconsejable que el niño busque ayuda en un adulto próximo, ya sea su profesora, monitores de patio...

Como padres, podemos inclinarnos a sentir la necesidad de que el niño emplee la misma agresividad que han utilizado contra él, pero si nos paramos un momento a reflexionar, con esta actitud solamente conseguiremos que nuestros valores que generalmente transmitimos parezcan ser contradictorios y el mensaje sea producto de nuestra impulsividad. Por tanto es mucho más efectivo enseñar a nuestro hijo a tratar a los demás como quiere que le traten a él, e incluso una frase amable dirigida a ese compañero cruel producirá el desconcierto de este último y reducirá la intensidad de esa forma de llamar la atención.

Puede que el pequeño aún no esté preparado para ignorar ciertos comentarios dañinos o para alejarse del escenario donde sucede el conflicto, por lo que enseñarlo a evitarlo también puede ser una buena estrategia. En ocasiones el renombrado bullying suele comenzar con una ofensa o una provocación dirigida a los más débiles, por lo que ciertas herramientas de evasión como no hacer caso a los comentarios del otro niño, o responderle minimizando su importancia o alejarse erguido como si no le interesase lo que le están diciendo, suelen obtener buenos resultados siempre que el niño entienda que esta evasión no tiene nada que ver con ser cobarde, sino con saber "elegir sus batallas".

En situaciones como las anteriormente mencionadas, resulta muy difícil manejar las emociones pues el niño se encuentra en una situación de vulnerabilidad. Podemos enseñarle ciertas estrategias sencillas como contar hasta diez antes de responder o bien respirar profundamente mientras se aleja. También nuestro hijo debe saber que puede pedir ayuda a las personas que le rodean e incluso a sus propios compañeros e interpretar que este no es un indicador de debilidad.

Consejos para enseñar a tu hijo a defenderse

  1. Responder de forma asertiva, defendiendo sus derechos de manera firme y segura. Por ejemplo: "No me gusta que te dirijas a mí de esa manera", o "me molesta cuando me gritas, te agradecería que no lo hicieras".
  2. Utilizar un lenguaje adecuado, llamando a las cosas por su nombre, pero manteniendo la calma y cierta distancia con el niño cruel.
  3. Evitar que le enseñemos frases que contengan mensajes como "pégale tú más fuerte", "no te dejes insultar nunca, que es de cobardes".
  4. Enseñar a nuestros hijos que ellos pueden y deben ser tratados con respeto, y a saber  que, a  su vez,  pueden enseñar a los demás cómo quieren ser tratados.
  5. Fomentar una autoestima positiva, entendiendo su rabia y su deseo de venganza y a la vez transmitiéndole confianza y seguridad en sí mismo.
  6. Hacerle entender que nadie puede hacerles daño con comentarios crueles sobre alguna característica física,  si ellos restan importancia al mensaje y a quien lo emite, aprendiendo que hacer caso a esos mensajes es dar poder a quien no se lo merece.
  7. Darles respuestas precisas para ayudar a solucionar sus problemas,  no trivializando lo que para ellos es una gran preocupación; y cuando tienen su origen en el colegio, hablar con el Tutor. 

Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga

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