Fábulas de Esopo para niños Las zorras y el río Meandro

Una lección sobre la soberbia y el peligro de aparentar


Publicado por Patricia Fernández, bloguera y periodista especializada en ocio y tiempo libre
Creado: 17 de julio de 2025 17:16 | Modificado: 17 de julio de 2025 17:26


Las fábulas de Esopo han sobrevivido al paso de los siglos por una razón clara: son relatos sencillos pero profundamente humanos, que nos invitan a reflexionar sobre nuestras decisiones y actitudes. Aunque muchas de sus fábulas más famosas, como La liebre y la tortugao El león y el ratón, siguen presentes en la memoria colectiva, Esopo escribió también otros cuentos menos conocidos que no por ello carecen de valor.

Uno de esos relatos es Las zorras y el río Meandro, una fábula breve pero impactante que pone el foco en la arrogancia y el deseo de aparentar. Es ideal para enseñar a los niños que no siempre ser el primero o el más valiente significa tener razón, y que la fanfarronería puede conducir a consecuencias peligrosas.

Fábula de Esopo Las zorras y el río Meandro

Las zorras y el río Meandro: una fábula de Esopo poco conocida

Cierto día, un grupo de zorras se reunió a la orilla del río Meandro. Las aguas bajaban muy agitadas, turbulentas y peligrosas. Ninguna se atrevía a cruzarlo, conscientes del riesgo que representaba. Pero una de ellas, deseando parecer más valiente que las demás, se adelantó con actitud altiva y orgullosa.

-Yo sí me atrevo -dijo-. No me asustan unas simples corrientes de agua. ¡Mirad cómo lo hago!

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Entró al río con paso firme y al principio logró mantenerse. Pero en cuanto avanzó unos metros, la fuerza de la corriente la arrastró sin remedio hacia el centro del cauce. Las otras, alarmadas, le gritaron desde la orilla:

-¡Dinos por dónde cruzar sin peligro!

Pero la zorra, incapaz de admitir que estaba siendo arrastrada por el agua y próxima al desastre, respondió a gritos:

-¡Os lo diré más tarde! Ahora debo ir a Mileto, llevo un mensaje urgente para dicha ciudad...

Moraleja: el peligro de aparentar

Esta fábula, tan breve como poderosa, encierra una moraleja muy clara:
Los fanfarrones casi siempre están en peligro.

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La historia nos enseña que quienes alardean sin razón, guiados por el deseo de destacar o impresionar, pueden acabar sufriendo las consecuencias de sus propias decisiones. En lugar de pedir ayuda o reconocer su error, la zorra opta por fingir que todo está bajo control, cuando en realidad está en grave peligro.

Una advertencia útil para los niños (¡y los adultos!) sobre la importancia de la humildad, la sinceridad y la prudencia.

Análisis educativo de la fábula

  • Valor que enseña:

Esta fábula puede ser muy útil para hablar con los niños sobre la soberbia, el orgullo desmedido y la necesidad de aparentar lo que no somos. Es habitual que en la infancia (y en muchas etapas de la vida) surja el deseo de impresionar a los demás, de demostrar que "yo también puedo" o "yo soy mejor". Pero esta actitud, si no va acompañada de sentido común, puede llevar a decisiones peligrosas.

  • Aplicación práctica:

Puedes proponer a los niños que piensen en situaciones donde alguien se arriesgó por aparentar, o en momentos donde ellos mismos actuaron sin pensar solo por no quedarse atrás. La fábula también puede servir para trabajar la autoestima y enseñar que no necesitamos demostrar nada a nadie para tener valor.

  • Lenguaje visual:

La imagen de la corriente del río Meandro (conocido por sus curvas y meandros pronunciados) también es muy representativa. Simboliza los caminos inciertos y los peligros disfrazados de retos fáciles. Es un escenario perfecto para situar una historia con carga simbólica.

 Actividades complementarias para trabajar en casa o en clase

  1. Diálogo abierto: Pregunta a los niños qué opinan de la actitud de la zorra. ¿Debió avisar que estaba en peligro? ¿Por qué no lo hizo?
  2. Escritura creativa: Invita a los niños a reescribir la fábula con otro final. ¿Y si la zorra hubiera pedido ayuda? ¿Y si otra zorra se hubiera lanzado detrás?
  3. Dibujo simbólico: Pídeles que dibujen el río y las zorras en dos versiones: una realista y otra imaginativa, donde el río represente los peligros que ellos identifican en su vida (como miedos o desafíos).
  4. Comparación de fábulas: Puedes leer también El cuervo y la zorra o La rana que quiso ser buey y compararlas con esta, viendo qué tienen en común sus protagonistas.

Las zorras y el río Meandro es una joya escondida dentro del repertorio de Esopo. Aunque no tan conocida como otras fábulas, tiene todos los elementos que hacen de estas historias una herramienta educativa valiosa: animales personificados, una trama clara, una moraleja fácil de comprender y una enseñanza que no pierde vigencia con el tiempo.

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En una sociedad donde cada vez se valora más la imagen y la apariencia, esta fábula se convierte en un recordatorio de que la valentía no consiste en aparentar, sino en actuar con inteligencia. Enseñar a los niños a reconocer sus límites, a pedir ayuda y a no dejarse arrastrar por la presión de grupo es una de las mejores herencias que podemos ofrecerles.

Y tú, ¿te atreverías a entrar al río o esperarías a que alguien sabio lo hiciera primero?

 

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