Eritema infeccioso

El eritema infeccioso se define por la aparición de un leve proceso exantemático (enrojecimiento macular difuso en la piel) , muy frecuente en la edad pediátrica, aunque también se produce en la adolescencia y edad adulta, con menos frecuencia. Los signos

Introducción

El eritema infeccioso se define por la aparición de un leve proceso exantemático (enrojecimiento macular difuso en la piel) , muy frecuente en la edad pediátrica, aunque también se produce en la adolescencia y edad adulta, con menos frecuencia. Los signos más típicos son las mejillas abofeteadas (enrojecimiento macular brillante) y la aparición de un exantema reticulado (en encaje) sobre las extremidades y el tronco. Se acompaña además de una serie de síntomas generales leves, entre ellos malestar general y fatiga, ó de tipo catarral (tos, coriza e inflamación ganglionar).

¿Quién la produce?

El eritema infeccioso es una enfermedad vírica producida por el Parvovirus B 19 . La principal dianade este virus son las células eritropoyéticas (células sanguíneas precursoras de los glóbulos rojos), que pertenecen a la médula ósea humana. El virus destruye estas células cuando están en fase de división y así altera su síntesis. Por ello, disminuye la cantidad de células sanguíneas en plasma del individuo infectado.

¿Ante qué situaciones existe un mayor riesgo de mortalidad?

En individuos con enfermedades hemolíticas crónicas, la infección puede producir una interrupción transitoria de la formación de glóbulos rojos y una caída brusca de la hemoglobina sérica, que a menudo obliga a practicar transfusiones.
En individuos con afectación del sistema inmune (leucemias tratados con quimioterapia, S.I.D.A), existe un gran riesgo de tener una infección crónica, con notable disminución de células sanguíneas e inmunológicas por insuficiente producción en la médula ósea.
La infección fetal por este virus, ha llegado a producir en algunos casos muerte intrauterina, en el contexto de una primoinfección materna. El virus produce entonces un edema generalizado por todo el cuerpo del feto (hidrops fetal), produciéndose a continuación una intensa anemia que desemboca en una insuficiencia cardíaca. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los embarazos terminan con partos a término, donde muy pocos de estos neonatos asintomáticos, pueden desarrollar infecciones crónicas postnatales por B19. Durante el embarazo, la infección se produce a partir de la sexta semana y por transmisión del virus a través de la placenta.

¿Quién la puede padecer?

El eritema infeccioso, es muy frecuente en todo el mundo. Se da en forma de brotes epidémicos durante el período escolar, afectando por igual a niños y niñas. La gran mayoría de los casos (el 70%) se dan entre los 515 años de edad. Los brotes son más frecuentes al final del invierno e inicio de la primavera. Es además, muy típico que comiencen en marzo, alcancen su máximo en abril y declinen en mayo, prolongándose ocasionalmente en junio. Los adultos son más susceptibles y tienden a padecer infecciones más agudas.

¿Qué síntomas produce?

1. Eritema (enrojecimiento cutáneo):
Después de un promedio de 16 días de incubación, se produce una leve fase prodrómica, que consiste en febrícula, cefalea y discretos síntomas de tipo catarral. Más tarde, se continúan con un eritema que se distribuye por toda la piel del niño. Abarca principalmente la cara, a modo de "bofetada" por encima de los pliegues nasogenianos para afectar toda la mejilla hasta la prominencia mentoniana, que se notará caliente y edematosa al tacto, sin hipersensibilidad dolorosa. El tronco y la parte proximal de las extremidades (principalmente, zonas de extensión) también se verán afectados en forma de eritema en encaje. No hay, sin embargo, afectación de las palmas de las manos, de las plantas de los pies ni del caballete nasal.
Tras 1-3 semanas, el eritema cede espontáneamente sin descamación. Pueden producirse reagudizaciones provocadas por el estrés emocional, ejercicio físico y el calor.

2. Dolor e inflamación articular:
Son muy frecuentes en adultos y adolescentes mayores, con una mayor frecuencia en las mujeres. Afecta principalmente a las grandes articulaciones (muñecas, manos, rodillas y tobillos). Suele ceder a las 2-4 semanas.

3. Crisis anémicas e inmunocitopénicas transitorias
Es decir, caída brusca de los niveles de células sanguíneas e inmunológicas en plasma sanguíneo, con la consecuente anemia y tendencia a padecer graves infecciones por pérdida de defensas en el organismo. Se da en sujetos inmunodeprimidos ó con enfermedades hemolíticas crónicas.

4. En el feto , edema generalizado .

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se realiza mediante la observación clínica del exantema, excluyendo otros procesos. En laboratorio, no existen datos fidedignos de diagnóstico de este virus, aunque, como referencia se miden los niveles de anticuerpos en la sangre.
Otro método eficaz para el diagnóstico es el uso de métodos para detectar las partículas virales ó el DNA del parvovirus B19.

¿Qué otras enfermedades son muy parecidas?

El eritema infeccioso guarda una gran similitud con el sarampión, la rubéola, otras infecciones víricas y reacciones medicamentosas. La artritis reumatoide juvenil y el lupus eritematoso, son las principales enfermedades a descartar en los niños más mayores.

¿Qué complicaciones tiene?:

En adolescentes y adultos jóvenes, principalmente se asocian inflamaciones y dolores articulares, que persisten hasta la resolución del cuadro exantemático. En general, B19 también puede ocasionar púrpura trombocitopénica y meningitis aséptica.
En individuos inmunodeprimidos que padecen E.I , el parvovirus B19 puede producir un Síndrome hemofagocítico.

¿Cuál es su tratamiento?

No hay ningún tratamiento antiviral específico. En la mayor parte de los casos no suele ser necesario administrar tratamiento alguno. Si la fiebre es alta o el niño se queja de dolor articular o edema doloroso, se puede administrar analgésicos y/o antiinflamatorios no esteroideos.
La IVIG (inmunoglobulina intravenosa), ha tenido éxito en tratamiento de los pacientes inmunodeprimidos o con S.I.D.A, aunque únicamente, para proporcionar una remisión transitoria de los episodios de anemia e insuficiencia medular asociadas. Es necesario repetir la infusión con frecuencia.
También se ha tratado con éxito, mediante transfusiones intrauterinas, la hidropesía fetal (edema generalizado en el feto).
Los niños con aplasia eritrocitaria (alteración en la producción de glóbulos rojos) inducida por el parvovirus B12, precisarán de transfusionesy medidas de soporte, hasta que el estado hemático se haya estabilizado. Será además conveniente mantenerlos aislados de otros niños enfermos, durante una semana, para evitar su contagio en el mismo centro hospitalario.
No se dispone de vacuna contra este virus.

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