Cuentos de miedo para niños

La función de los cuentos de miedo

Según van creciendo, los niños van demandando que les contemos historias de miedo: «¡Por favor, cuéntame un cuento de miedo!». Ante esta situación nos surgen preguntas: ¿les gusta pasar miedo?, ¿es bueno que les cuente una historia de miedo siendo tan pequeños?... Realmente, lo que demandan es ayuda, a través de una herramienta segura, para librarse de sus miedos.

Cuentos de miedo para niños

La función de los cuentos de miedo

La literatura infantil de antaño utilizaba los cuentos de miedo, sobre todo, como mecanismo de defensa antes situaciones peligrosas. Todos recordamos historias como la del hombre del saco, cuya única finalidad era evitar que los niños hablaran o se fueran con personas desconocidas. Pero, en la actualidad, este tipo de literatura infantil tiene una función distinta: la de desmitificar lo contado en el cuento. Es decir, no busca despertar temores en los niños, sino liberarlos de ellos mediante historias donde se desmontan estos miedos a través del humor o de la razón.

En general, los cuentos ayudan a los niños a identificar todo tipo de emociones: el amor, la ira, la envidia, la frustración, el miedo... A su vez, el niño tiene la posibilidad de identificarse con los protagonistas y las situaciones de la historia, lo que le ayuda a enfrentarse a retos y temores desde una zona de confort y facilita la resolución de los distintos problemas que le puedan ir surgiendo.

En particular, a través de las historias de miedo, los niños tienen la posibilidad de experimentar, de forma segura, la tensión y la ansiedad, que van aumentando a lo largo de la narración, para liberarlas en el desenlace, incluso aunque el final no sea el más adecuado. De hecho, una vez que conozcan el cuento y lo hayan asimilado de manera satisfactoria, les gustará oírlo una y otra vez, ya que irán interiorizando los conflictos expuestos e imaginando nuevas formas de resolución.

En palabras de la escritora de cuentos infantiles Jacqueline Held en su famosa obra «Los niños y la literatura fantástica»: «Existen temores que el niño busca pues le dan seguridad. Así como el juego del escondite cura al niño del temor físico, los cuentos lo curan de una angustia más compleja. Por ello, es beneficioso que un niño vea proyectados, en forma de ficción literaria, los propios temores o angustias, pues los efectos de lo fantástico están siempre más en función de una atmósfera dada que de los aparentes temas explícitos (no es lo mismo contar «Caperucita» con un tono serio que con un tono humorístico)».

A cada edad, un cuento

A la hora de elegir los cuentos, tenemos que tener en cuenta la etapa de desarrollo evolutivo del niño, además de su madurez y de su personalidad.

Antes de los 5 años, no es muy recomendable leer este tipo de historias aunque si algunos clásicos como «Pinocho», «Los tres cerditos» o «Blancanieves y los siete enanitos», siempre y cuando tengamos cuidado a la hora de leerlos, dándoles una entonación adecuada y evitando según qué partes si observamos que el niño está empezando a experimentar tensión.

Será a partir de los 5 o 6 años cuando el niño pedirá este tipo de cuentos, ya que, como hemos dicho con anterioridad, es una herramienta muy bonita y divertida para superar sus propios miedos. Será conveniente elegir cuentos en función de los temores del niño. Por ejemplo, si tiene miedo a la oscuridad, a la soledad, etc., se puede optar por un cuento en el que aparezca este tema, como «Hansel y Gretel» o «El fantasma de palacio».

En definitiva, podemos decir que sentir miedo tiene una función de vital importancia en el desarrollo evolutivo de la persona, y que los cuentos de miedo sólo ayudan a destapar un temor que ya estaba en nuestro interior y a enfrentarnos a él de manera adecuada, sin riesgo y en un entorno protegido.

Cristina Saiz González, psicóloga especialista en niños y adolescentes Centro Mente Salud

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