¿Debemos ocultar emociones negativas ante nuestros hijos?
La importancia de no reprimir nuestras emociones para ser un buen ejemplo
En numerosas ocasiones nos preguntamos si es adecuado reprimir nuestras emociones ante los niños, tendemos a ocultarlas... Empecemos por lo más importante: ¿Te has preguntado alguna vez si sabes qué emoción estás sintiendo en este preciso momento o si sabes ponerle nombre?
Cuando hablamos de Educación Emocional nos referimos a todas nuestras emociones... no solamente consiste en disfrutar de la alegría, la sorpresa, el cariño... y reprimir la rabia o el miedo, sino de ser capaces de emplear las herramientas suficientes para poder identificar, gestionar y canalizar adecuadamente todo tipo de emociones predicando con nuestro ejemplo.
Al prestar atención sobre cómo nos sentimos, nos entendemos mejor a nosotros mismos y tenemos un mayor control emocional propio, obteniendo de esta manera una buena regulación. Es importante dejar fluir y atender la emoción cuando aparece, y que busques cuál es su origen, la emoción te está intentando dar un mensaje.
Índice
1. Reconoce tus emociones:2. ¿Ocultar emociones negativas ante nuestros hijos?
3. Reprimir las emociones
4. 6 claves sobre nuestras emociones
Reconoce tus emociones:
- Atiende a tu emoción, date cuenta de que algo te está pasando, posiblemente cierto malestar...
- Si lo primero que te sale es "ansiedad", no te asustes, confía... reconoce esa ansiedad y tómate un instante para mirar qué otro sentimiento parece estar ahí abajo (porque tu ansiedad es el resultado de sentir miedo y no poder hacer nada, de sentir rabia y no poder expresarla, de sentir soledad y saberte invisible...).
- Para empezar, respira. Ponte en una posición cómoda (te recomiendo sentado/a) y relaja tus brazos y piernas.
- Inspira profundamente y termina de inspirar cuando hayas contado hasta 5.
- Aguanta la respiración (como si estuvieras debajo del agua) hasta 4.
- Suelta el aire y cuenta hasta 10.
¿Ocultar emociones negativas ante nuestros hijos?
En ocasiones pensamos que, en la educación de nuestros hijos, nuestro deber es mostrar fortaleza y ocultar nuestras emociones, mantenemos la creencia errónea de que nos hacen débiles frente a ellos. Pero la realidad es que?cada una de las emociones desempeña un papel importante?en nuestro equilibrio afectivo. A pesar de que estemos actuando con la mejor intención, creyendo que de esta forma estamos ayudando y protegiendo a nuestros pequeños, si reprimimos e intentamos ocultar las emociones como el enfado, la ira, la frustración delante de los niños, experimentaremos una?pérdida significativa del bienestar y una menor calidad de la relación padres-hijos.
Cuando decidimos ocultar este tipo de sentimientos en casa, los niños aprenden que las emociones como ira o miedo hay que esconderlas?y procurar no hablar de ellas. Este hecho, a largo plazo, puede afectarles significativamente en su?salud emocional, ya que pueden no sentirse en completa libertad para expresar todo aquello quieren o, lo que es peor, puede que entiendan que estas emociones son nocivas y que sentirlas es algo malo que hay que evitar.
La ira o el enfado
Ayudemos a los niños a hacer frente al enfado:
- Los niños aprenderán a tomar conciencia de su enfado, a identificarlo y a manejarlo para favorecer la buena convivencia. Cuando el enojo y la indignación surgen sin control las funciones metabólicas se alteran y la capacidad de razonamiento se reduce a su mínima expresión.
- A veces el niño canaliza la ira hacia el interior en lugar de proyectarla hacia el exterior, produciéndose situaciones de enfado contra uno mismo. ¡Cuidado!
Estas emociones más incómodas de experimentar cumplen una función protectora. Son importantes porque nos avisan de que algo no va bien y nos despiertan el estado de alarma.
La tristeza
Ayudemos a los niños a hacer frente a la tristeza:
- Conviene que los niños aprendan a identificar y a ser capaces de exteriorizar la tristeza de forma natural. Sentir tristeza o estar tristes NO es malo.
- A veces la tristeza tiene una duración corta, se trata de un pequeño disgusto o de una desilusión; pero en otras ocasiones la tristeza se vuelve duradera y está presente en nuestro día a día. Entonces debemos ponernos en alerta.
Si, ellos como niños, ven que cada vez que nos ponemos tristes lo pasamos mal... entonces aprenderán a ocultar su tristeza para protegernos y protegerse a ellos mismos... pero la tristeza es una emoción necesaria y natural, no debemos olvidarlo.
El miedo
Ayudemos a los niños a hacer frente al miedo:?
- Cuando los mayores, y especialmente los padres, muestran una actitud plagada de miedos o prejuicios frente al entorno, el niño desarrolla la idea de que fuera de su casa el mundo es algo inseguro y lleno de peligros.
- Tan importante como hacer caso a nuestras sensaciones de miedo en determinadas circunstancias es la necesidad de controlar esas sensaciones y expresarlas adecuadamente, canalizando el estrés de forma racional.
Reprimir las emociones
Cuando intentamos esconder o reprimir las emociones nos estamos haciendo daño a nosotros mismos. Nos estamos poniendo una especie de armadura que hace que nos reprimamos emocionalmente y esto dificulta mucho un desarrollo social adecuado.
"Descubrí que, cuando estaba con alguien, mostraba solo mi mejor imagen. No dejaba caer mis barreras, de manera que ni yo ni la otra persona podíamos ver lo que intentaba esconder". El Caballero de la Armadura Oxidada
Aún perduran mensajes como: "no merece la pena que estés tan triste", "no llores, aguanta sin llorar", "tienes que estar bien", " hoy nos vamos a dar un paseo y ya verás cómo se te pasa este malestar", "debes ser fuerte". Cuando nos sentimos tristes, enfadados o con miedo, necesitamos expresarlo, gritar, llorar... Las frases anteriores son, en realidad, una forma de evitar los sentimientos. La relación con nuestros hijos debe basarse en la confianza, el amor y la?comunicación, para ello es necesario compartir todo tipo de experiencias y emociones con los niños, aprender a ser sinceros con nosotros mismos y con nuestros hijos.
6 claves sobre nuestras emociones
- Es importante que no ignoremos nuestras propias emociones.
- Las emociones no están para hacernos daño, si no para informarnos de algo.
- Es necesario reflexionar y buscar el desencadenante de la emoción que estamos experimentando.
- Hay que reconocer las señales emocionales en nuestro cuerpo. Nuestros hijos, desde los primeros años de vida, han de ser conscientes de que?es completamente normal sentirse tristes en algún momento, enfadados, frustrados... ?
- Todos los sentimientos forman parte de la vida y hay que aprender a convivir con ellos.
Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
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