Claves para elegir la mejor escuela para los niños

Cómo elegir el mejor colegio infantil para tus hijos

Cuándo conviene llevar a un niño a la escuela infantil y cómo elegir el mejor centro son cuestiones que abruman a muchos padres. Estas son las claves para hacer la mejor elección.

Nadie va a cuidar a nuestro hijo como nosotros, pero a veces, por imperativos laborales o familiares, no nos es posible permanecer junto a él todo el tiempo que quisiéramos. Las opciones no son muy numerosas: podemos dejar al pequeño con algún familiar, contratar a una persona que cuide del niño mientras estamos ausentes, dejar de trabajar o buscar un centro adecuado para ellos.

Cómo elegir un colegio para los niños

Cuándo llevar al niño a una escuela infantil

La escolarización no es obligatoria hasta los 6 años, pero, dado el momento evolutivo en que se encuentran, es conveniente que los niños cursen al menos el segundo ciclo de Educación Infantil. El niño necesita aprender cosas nuevas cada día y, cuando empieza a superar su absoluta dependencia de los padres, necesita también, comenzar su propia vida en colectividad.

Elegir el centro más adecuado para nuestro hijo puede parecer sencillo, pero, a la hora de la verdad, suelen surgir numerosas dudas. Una de las primeras grandes decisiones será elegir entre un centro privado, en el cual las mensualidades serán más elevadas, los horarios habitualmente más amplios y flexibles y con una ideología determinada– o uno público –, en el que se paga menos, se tienen horarios más estrictos y más vacaciones, y en el que la educación que se imparte es laica.

Una vez decidido el tipo de centro y su ubicación (cercano al domicilio o al trabajo), comenzaremos a buscar visitando personalmente cada uno de ellos para poder obtener una información general y observar “in situ” el ambiente en el que se desenvuelven los niños.

Las claves para elegir una escuela infantil

•Las condiciones físicas: Es importante que el niño encuentre un ambiente cómodo, seguro y familiar, bien en una escuela infantil o en un colegio que tenga unas instalaciones específicas para los alumnos de esta etapa educativa, donde no se sientan abrumados por macroespacios ni invadidos por la energía de los alumnos de edades superiores.

Las instalaciones deben ser amplias, luminosas, ventiladas y de fácil acceso; el mobiliario y los aseos se deben adaptar a las dimensiones y necesidades del niño (las aulas de los niños a partir de dos años deben tener lavabos propios y los cambiadores de los bebés han de facilitar al educador vigilar al grupo cuando esté cambiando a un niño).

Además, preguntaremos si el comedor es una sala de uso exclusivo para facilitar la higiene y la limpieza, si existe una sala de usos múltiples (música, psicomotricidad, audiovisuales), cómo organizan la hora de la siesta, cómo es la zona de recreo, si hay juegos educativos suficientes para todos, estructuras de juego que cumplan las normas de seguridad y elementos para que el niño pueda estar en contacto con la naturaleza. •

–Los niños deben estar separados en aulas según la edad, y los grupos han de ser reducidos. Los profesores que se encarguen de nuestros hijos han de ser personas tituladas, trabajar en equipo con el resto del profesorado y estar apoyados por un gabinete psicopedagógico e incluso por un médico, sobre todo si nuestro hijo posee necesidades educativas especiales.

En nuestra visita nos fijaremos en cómo se dirigen los profesores hacia los niños y los niños hacia ellos, así como en la relación entre los distintos educadores, haciéndonos así una idea del ambiente de trabajo. Además, es importante que la escuela posea personal de refuerzo para las horas de máximo trabajo.

–Los padres: es importantísimo, sobre todo en estas edades, que la labor educativa de padres y profesores sea complementaria. Se debería conocer hasta qué punto los padres pueden participar y colaborar en las actividades de la escuela y cuáles son las vías que se ofrecen para intercambiar información (cuestionarios, entrevistas, reuniones, escuela de padres, informes, contacto informal diario, etc.).

También es necesario informarse de aspectos como el Proyecto Educativo del Centro y las Normas de Régimen Interno (ideario del centro, objetivos educativos, metodología, organización del horario escolar y del horario complementario, etc.). • La calidad de la comida, actividades extraescolares que ofrece el centro (idiomas, deportes, excursiones...), medidas de seguridad del centro en la entrega del niño, que se hará efectiva exclusivamente a las personas autorizadas, etc.

Virginia González. Psicóloga y profesora de Educación Infantil

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Comentarios (1)

09 abr 2013 16:04 Maritere

Todo lo que el artículo expone está muy bien, pero lamentablemente en muchísimas ocasiones no se puede elegir, es lo que te toca. No todas las familias, y hoy en día menos, puede costearse un colegio privado, y menos si se tiene más de un hijo. Por otra parte los colegios concertados suelen estar muy demandados, por lo que siempre reciben más solicitudes que plazas ofertan, por lo que si tienes los puntos mínimos, ya sea por domicilio familiar o laboral (y siempre que no haya picaresca a este respecto en relación a los falsos empadronamientos), casi te puedes olvidar de estos colegios, porque siempre habrá 100 por delante tuya que sean familia numerosa, tengan minusvalía o su nivel de renta sea más baja que la tuya, por lo que en la práctica quedas fuera. Y luego pasamos a los colegios públicos, que hay de todo, puesto que me consta, como a todo el mundo, que existen colegios públicos que funcionan mejor, tienen mejores instalaciones, profesorado (al menos han pasado una oposición), incluso que los privados o concertados, pero también es difícil pillar plaza en uno de ellos si por suerte/desgracia, y me repito, no tienes familia numerosa, minusvalía o renta baja, y fíjate por donde, al final mandan o tienes que llevar a tu hijo donde le toca, esto es, al cole público que nadie quiere, con fama de alumnos problemáticos y marginales, y que encima está más lejano a tu domicilio, así que en definitiva, la realidad es muy distinta a la verdadera libertad de elección que tenemos los padres a la hora de elegir colegio para nuestros hijos.