Las etapas en la actitud del niño ante la enuresis

Cómo reaccionan los niños que se hacen pis en la cama por la noche

Ante un problema de enuresis la actitud de los niños puede pasar por diferentes fases, como la despreocupación, la preocupación, la vergüenza, la exaltación...

Es necesario comprenderlas para poder ayudarles: así sabremos cuándo premiarle porque le va a suponer un refuerzo positivo realmente, cuándo necesita reforzar su autoestima más que nunca y cuándo debemos hacer hincapié en que es él, y solo él, quien debe solucionar el problema, aunque contará con nuestra ayuda.

Enuresis infantil

Las distintas reacciones de los niños ante la enuresis

Estas respuestas estarán condicionadas por la edad, y variarán a medida que el niño interactúe de manera diferente con su entorno, es decir, que la importancia de la enuresis para él aumentará proporcionalmente a lo que lo haga el entorno social (los amigos, los compañeros de colegio, de equipo, etc).

Primera etapa: hacer “como si no pasase nada”

Esta es la etapa de los niños más pequeños: 4, 5 e incluso 6 años. En ella el niño todavía no ha tomado conciencia de sí mismo en el entorno social, y por tanto no asume aún responsabilidades, o puede evitarlas.

Hay diferencia entre las “cosas de mayores” y su mundo, que sabe mucho más flexible y permisivo, por lo que la enuesis es algo de lo que no tiene por qué preocuparse; probablemente pasará solo o mamá y papá lo solucionen.

Es en este momento cuando debemos explicarle y hacerle entender que la enuresis es un problema –aunque no de forma grave, para no provocarle ansiedad- y que la responsabilidad de solucionarlo es suya, aunque contará con toda nuestra ayuda para ello.

Segunda etapa: preocupación o exaltación

La siguiente etapa comienza cuando el niño toma conciencia de sí mismo en su entorno y se implica con él, dejando poco a poco de vivir en ese “mundo aparte” más flexible y permisivo.

Ahora el niño puede mostrarse preocupado por lo que se sucede o tal vez puede reaccionar utilizando la enuresis para llamar la atención de sus padres e imponer su criterio: esto no significa que se orine intencionadamente, sino que no colabora en solucionarlo. Si se diera el caso, en esta etapa los padres deben hacerle comprender ante la enuresis él será realmente el afectado.

Si en cambio comenzase a mostrar preocupación, habrá que evitar que ésta crezca y le origine ansiedad, pues esto sería contraproducente. En ambos casos se debe insistir en la práctica de los ejercicios vesicales y en el seguimiento de un calendario con el trabajo y los progresos.

Tercera etapa: preocupación, ansiedad y baja autoestima

Cuando el niño ya es algo mayor, con 8, 9 o 10 años, ya está plenamente integrado con su entorno, tiene conciencia de sí mismo en él y ya ha comenzado a interesarse por su “vida social”.

En esta etapa la enuresis es para él motivo de desánimo –al ver que no se cura- y de vergüenza, suele pedir a los padres que la oculten a los demás y le entristece que afecte a actividades con otros niños, como ir de campamento, viajes escolares o sencillamente quedarse a dormir en casa de algún amigo.

Es aquí cuando los padres deben continuar prestándole todo su apoyo y potenciando su autoestima, destacando sus progresos y mostrándose satisfechos ante los resultados positivos, y tratando de la forma más constructiva los negativos.

Conocer datos sobre la población de su edad a la que afecta esta dolencia y si hubo algún caso previo en la familia que llegó a solucionarse tal vez le consuele y le ayude a sentirse menos afectado por el problema.

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