Lo que debes saber antes de tener tu segundo hijo

Resolvemos las 8 dudas más comunes a la hora de ampliar la familia.

Uno de los temas que más nos inquietan cuando decidimos tener un segundo hijo y la logística y la economía familiar nos lo permiten, es la temida aparición de celos en el primogénito... 

¿Para qué queremos otro bebé en la familia?

Desde el primer momento los padres necesitamos conocer este sufrimiento del niño como algo natural, para poder ayudarle a superarlo, permitiéndole que no oculte sus sentimientos, dejándole que se explique, sin miedos, para evitar resentimientos y temores más peligrosos después. Si no oculta sus sentimientos... ¡es mucho mejor! Nuestro hijo nos dirá directamente y con sinceridad: "el hermanito es feo","no lo necesitamos", "sólo sabe llorar"... Se trata de una rivalidad abierta claramente expresada hacia el otro de manera verbal. Así los padres actuaremos tranquilos y le diremos que no se preocupe pues tiene un lugar seguro en nuestro corazón; puede confiar en nosotros, él es único a parte de su hermanito. Si lo hacemos de este modo le ayudaremos a reequilibrar su ansiedad y su desconfianza en tiempo breve. Los celos serán, en este caso, una manifestación normal en la adaptación a un nuevo ambiente familiar. Y sus sentimientos, expresados con claridad, nos habrán aportado pistas concretas para acogerlo, ser tolerantes con él y tener en cuenta que podrá tener regresiones pasajeras que desaparecerán cuando se normalice la situación familiar. Son celos evolutivos, situaciones por las que el niño debe pasar y le servirán de experiencia positiva en el desarrollo de su conducta social si la actuación de nosotros los padres es la correcta.

Sin embargo, en otras ocasiones, estas adaptaciones y normalizaciones fracasan y los celos pueden mantenerse o manifestarse de manera patológica, casi obsesiva, apoderándose de los pensamientos del niño durante mucho tiempo del día, lo que le causará estrés y comportamientos que pueden resultarnos sorprendentes y poco habituales en él. Puede:

  • Realizar actuaciones agresivas hacia el bebé: empujarlo, apretarle fuerte la cara, quitarle sus cosas, pellizcarlo, tirarlo del pelo, morderlo, quitarle cosas que hasta ahora sólo eran suyas...

  • Dirigir su hostilidad contra la madre. Son los casos de niños que no quieren comer, desobedecen, mojan la cama otra vez (enuresis secundaria pues la primaria ya habría remitido) y se oponen a lo que la madre les pide pues la culpan de que haya venido otro niño... ¡Ya no te quiero mamá!

  • Dirigir su hostilidad hacia sí mismos. Son los casos de niños que se repliegan, se "quitan de en medio". Se consideran culpables de que sus padres les quieran menos.

  • Intentar desplazar al hermanito: Son los casos en los que se quejará de dolores de tripa, de cabeza o vomitará... atrayendo hacia él toda la atención posible por parte de sus padres.

  • Regresar a conductas infantiles ya superadas. Son los casos de niños que quieren tomar otra vez el biberón, quieren usar chupete, hablan utilizando una jerga infantil, exigen que se mantenga encendida la luz de la habitación, se levantan de la cama y se van a la de los padres, tienen pesadillas, terrores nocturnos..., no quieren ir al colegio porque les produce ansiedad alejarse de su madre y dejar toda la atención materna al otro.

Los celos infantiles constituyen una emoción desagradable que sufren los niños que sienten una pérdida de afecto, normalmente ante la llegada de un hermano. Se pueden sentir en peligro por este nuevo nacimiento. La situación de celos es normal; el niño debe adaptarse a la convivencia y así debe ser normalmente superada. Sin embargo, nos encontramos en ocasiones con niños que mantienen esta situación de malestar durante más tiempo e incluso se complica desencadenando conductas más patológicas. 

Los celos en la infancia

"Si tanto me quieren, ¿por qué necesitan traer otro niño a casa?" se pregunta el niño celoso.

El niño celoso es un niño estresado, por lo tanto se observarán síntomas de:

  • Ansiedad ante la separación de los padres.
  • Desasosiego/angustia que sólo desaparecen al separar al rival y al acercarse a mamá/papá.

El niño observa constantemente a los padres en relación con su hermano pequeño y con frecuencia aparecen síntomas como:

  • Coger juguetes del bebé.
  • Conductas de fastidio al bebé (despertarlo del sueño, pellizcarlo, quitarle un juguete, quitarle el chupete o abrumarlo físicamente.
  • Rabietas muy temperamentales.
  • Falta de interés o indiferencia ante cualquier cosa.
  • Actitudes regresivas.
  • Las niñas celosas tienden a emplear más la fantasía y la mentira, mientras que los niños se muestran más testarudos y egoístas.
  • Desobediencia, oposicionismo.
  • Retraimiento, apatía, deja de participar en la vida familiar.
  • Tensión manifestada en síntomas físicos. Malestar, dolor de estómago, dolor de cabeza, vómitos.
  • Llamadas de atención.
  • Llanto continuo sin motivo.
  • Alteración del sueño (pesadillas, disminución de horas de sueño).
  • Alteración de hábitos de alimentación (inapetencia).

Cuando el niño celoso manifiesta hacia el bebé mucho cariño y ternura no es correcto pensar que no existe un verdadero sentimiento de rechazo, pues dada la natural ambivalencia de los sentimientos infantiles, la expresión más cariñosa aún siendo sincera, no excluye la hostilidad, sino que se da simultáneamente con ella. "Le da besos tan fuertes a su hermanito que le hace daño".

Evolución del niño celoso

Al principio las verbalizaciones consisten en llamar a la mamá e interponerse entre la mamá y el hermano, el niño celoso intenta ver el libro que la madre lee al bebé o emplea objetos del bebé. Después aumentan las verbalizaciones de posesión "esto es mío, es mi libro" y colocan un libro sobre las rodillas de la mamá o sobre el que ésta lee al bebé. Posteriormente aumentan las verbalizaciones acompañadas de conductas de apoyo: empujan a la mamá y dicen "muévete" y "ponlo en la cuna". Más tarde suelen hacer preguntas sobre su hermano y la relación con la madre. Se quejan para modificar la situación y verbalizan. "le voy a decir a papá que eres mala conmigo". 

Los padres nos preguntamos: ¿compensa tener otro hijo?, ¿compensa darle un hermanito?

La primera medida de prevención: "Durante el embarazo no daremos por supuesto que va a tener una reacción negativa".

Las explicaciones que demos al niño sobre la llegada del hermano estarán adaptadas a su edad. La etapa más conveniente será a partir del segundo trimestre del embarazo, cuando ya el estado de gestación es evidente y serán los dos padres quienes, de forma  veraz, breve y natural, se lo comuniquen. No diremos si es niño o niña para evitar frustraciones posteriores, pero si visitaremos a otras familias con bebés para promover la familiarización con niños más pequeños. Le haremos compartir sin exageración las pataditas del bebé o que escuche su latido y prepararemos con él la habitación de su nuevo hermano. Evitaremos, en la medida de lo posible, los grandes cambios: viajes de los padres, cambio de domicilio, cambio de colegio o ingreso por primera vez en el colegio, hospitalizaciones... Mantendremos las pequeñas rutinas que son familiares para  el mayor.

El primer contacto con el bebé partirá de la cuna, "mejor verlo en la cuna que en bazos de mamá".

  • Ante la llegada del hermano en el hospital con la mamá: Le permitiremos visitar a la mamá todos los días y evitaremos la preocupación del propio niño por la salud de su madre.
  • Llegada a casa: Una vez en casa se restablecerá el equilibrio en la unidad familiar. Daremos papeles nuevos, nueva organización, prestando especial atención al hermano mayor.

Trataremos a cada niño de forma individualizada ignorando llamadas de atención. También se puede "Jugar a los bebés" para permitir dentro de una situación de juego que el mayor se comporte como le gustaría. Tras el juego, el comportamiento que se le aplaudirá es el propio de su edad..." ¡cómo me gusta mi chico mayor!". 

¿Algunas dudas? te respondemos...

1.- Cuando nuestro hijo nos pregunta "¿para qué queréis que venga otro niño si me queréis tanto?", ¿qué debemos contestarle?

En primer lugar no os alarméis, ¡no pasa nada!, es algo natural. Podéis explicar al niño que el amor no es como un bombón o como una chocolatina, que cuando se comparte con otra persona queda menos para nosotros, el cariño es ilimitado. Si tenéis una mascota podéis apoyaros en ella para aclarar esta situación, y si no, en cualquier animal que el niño conozca. Para ello sólo tenéis que hacerle ver que si trajerais otro perrito o gatito a casa, él no podría dejar de querer ni un poco solo a la mascota actual, haced la prueba y preguntádselo; ya veréis cómo vuestro hijo encuentra la respuesta a la pregunta que os ha hecho y comprende por qué queréis que venga otro bebé. 

2.- Cuando nuestro hijo nos dice "si los bebés sólo lloran y hacen pipí... ¿para qué nos hace falta otro niño aquí?

Una vez que os hayáis colmado de reír de la ocurrencia de vuestro hijo, sólo hay que hacerle ver que esta situación se produce al comienzo, igual que ocurrió con él. Podéis explicarle que también fue un bebé y sólo sabía hacerse pipí, llorar,... sin embargo, ahora se ha convertido en un niño mayor, grande y listo, que sabe jugar muy bien al fútbol y colorear fenomenalmente los dibujos. Para motivarlo aún más podéis animarlo a ser el referente del bebé venidero, diciéndole que él podrá ayudarle a aprender a hacer todas estas cosas cuando crezca un poquito. 

3.- Cuando os planteáis: ¿qué manifestaciones de celos son las más notables?, ¿hasta qué límite deben llegar para saber si son o no son patológicas?

 Lo primero que debemos tener en cuenta en un niño, especialmente entre dos y cinco años, que muestra síntomas de celos cuando se siente "amenazado", es que se trata de una situación absolutamente normal, y que está al margen de cualquier consideración negativa en cuanto a la conducta de vuestro hijo. El niño tiene que aprender a sentir, y este proceso comienza cuando siente amor hacia las personas más cercanas, aquellas que le protegen y satisfacen: sus padres.

Cuando llega un hermanito, el niño reacciona pues considera amenazado su "reino"; por ello los celos serán una manifestación normal de ese nuevo ambiente familiar. Vosotros como padres trataréis de flexibilizar todo al máximo, dando al niño muestras de que él tiene un lugar propio y exclusivo dentro de vuestro corazón, y evitando que oculte los verdaderos sentimientos hacia el bebé, que en todo caso serán ambivalentes: amor-odio. Sin embargo, puede ocurrir que los comportamientos del niño empiecen a sorprenderos y os planteéis cierto fracaso en los intentos de adaptación, pues vuestro hijo está irritable, agresivo, no duerme bien, su habla es infantil, se ha vuelto a hacer pis en la cama y por nada coge una rabieta... en estos casos lo ideal es la prevención y el fortalecimiento de su personalidad de manera independiente para evitar dentro de lo posible que aparezcan este tipo de conductas celosas ayudándole a ver la realidad sin distorsiones: " los pensamientos sobre el bebé no pueden ocupar tu cabeza durante todo el día y debes continuar haciendo tus cosas como siempre has hecho". 

4.- ¿Qué debemos hacer cuando nuestro hijo se muestra muy contento con el bebé si estamos nosotros delante, pero aprovecha nuestras ausencias para molestarlo o dañarlo?

Es importante reconocer el sentimiento de vuestro hijo como algo natural pues se trata de otro ejemplo de la ambivalencia mencionada de amor-odio, y será más importante acogerlo que tratar de razonar su actuación de una forma directa. Sin embargo, es conveniente que verbalice qué pasa cuando él está sólo con el bebé y no estáis vosotros. Podéis comentarle: "hemos oído llorar al bebé ¿qué ha pasado?". Si os contesta con evasivas volveréis a tratar el tema de manera indirecta, pero induciéndole a decir la verdad; no se trata de sermonearlo, pero sí de transmitirle con toda autoridad que no le vais a permitir que haga eso. Al contrario de lo que pueda parecer, vuestra actitud le tranquilizará pues se sentirá protegido de sus propios impulsos agresivos. 

5.- "Al principio, cuando el bebé tenía pocos meses, mi hijo mayor estaba encantado, pero ahora, cuando el bebé tiene cerca de un año de vida, se muestra huraño e irascible; ¿por qué se comporta así?"

Al llegar el primer año de vida, el bebé ya va "parloteando", empieza a andar y con ello vienen las gracias y las monerías, ocupando un lugar importante en el núcleo familiar. Antes sólo sabía estar en la cuna, dormir, comer  y como mucho balbucear; ahora el bebé comienza a ser parte activa en el día a día, podéis llevarlo a muchos más sitios y vuestros familiares y amigos rivalizan aún más por estar con él; es normal, por tanto, que vuestro hijo mayor se sienta más desplazado y llegue a pensar que el bebé va creciendo y también sabe hacer cosas como él. Vosotros podéis ayudar a normalizar esta situación ofreciendo a vuestro primogénito situaciones que pongan de manifiesto las ventajas de ser "el hermano mayor", como por ejemplo ir sólo con vosotros al cine a ver la nueva película de dibujos animados, pues el bebé no la entiende ni puede resistir tanto tiempo sentado dentro del cine hasta que acabe, pues todavía es pequeño. Es decir, actividades que él sepa o pueda hacer y su hermano no. 

6.- "Hace poco tiempo tuve un bebé y vienen bastantes amigos y familiares a casa para visitarnos. Mi hija mayor en vez de comportarse de manera obediente y agradable, lo que hace es esconderse o hablar continuamente en voz muy alta para llamar la atención de mis invitados. ¿Qué debo hacer?"

La regla de oro es no dramatizar el comportamiento de la niña en público, delante de vuestras visitas. No la dejéis de lado en ningún momento y hacedla partícipe de los comentarios de vuestros familiares o amigos hacia el bebé, pero sin permitirle que se exceda, y explicándole que debe bajar la voz cuando empiece a hablar en voz alta. No es conveniente comentar con otros adultos los problemas que estáis teniendo con ella cuando la niña está presente, aunque creáis que no va a enterarse. Si a pesar de todo quiere esconderse o permanecer al margen no es aconsejable forzarla, sino decirle con suavidad que cuando quiera se incorpore, vosotros estaréis siempre esperándola. 

7.- "¿Por qué mi hija mayor da besos tan fuertes a su hermanita pequeña que le acaba  haciendo daño?"

Otro nuevo ejemplo de la ambivalencia de los sentimientos infantiles, en los que la expresión más cariñosa, aun siendo sincera, no excluye la hostilidad. No hagáis demasiados elogios a la niña cuando se muestre excesivamente cariñosa con su hermanita, pues puede llegar a pensar que nunca esperaréis de ella ninguna muestra de rechazo, y ello lleva consigo una gran responsabilidad. 

8.- "Deseamos tener otro bebé... ¿es conveniente que preguntemos a nuestro hijo si le apetece y empecemos a hacer planes todos juntos?"

Es muy importante que habléis con vuestro hijo de la llegada de un nuevo hermano para así empezar a concienciarlo y fomentar amor en el futuro. Podéis comunicarle el embarazo pero sin demostrar ni excesiva alegría ni excesiva preocupación, pues si exageramos uno u otro sentimiento el niño pensará que el bebé se interpone entre él y sus padres y se sentirá amenazado. También es conveniente hablar al niño de que el hermanito nacerá en el hospital y mamá tendrá que permanecer allí algunos días. Una manera de ir preparando al niño para esta separación es llevarlo a la Escuela Infantil antes de que nazca el bebé, así encontrará amiguitos para jugar y nuevos afectos a parte de los familiares.

Ana Roa, pedagoga y psicopedagoga
www.roaeducacion.com
roaeducacion.wordpress.com

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