Cómo hablar con un adolescente

Conseguir romper la barrera del silencio y llegar hasta el adolescente

La ley del silencio es el ingrediente indispensable en no pocos desaguisados mentales: así, por ejemplo, cualquier acto psicopático conlleva la falsa amenaza de que, como se lo digan a alguien, va a ser peor. Un robo inmoral, un abuso sexual, una evasión de impuestos, el uso de compuestos ilegales, un asesinato... suelen ir acompañados del silencio indispensable para la impunidad. Hablar con el adolescente y conseguir romper sus silencios, es una medida preventiva contra la depresión o algún tipo de psicosis.

Escuchar y hablar con adolescentes

Hablar con un adolescente

Sin embargo, escuchando bien, algo se nos puede dar a conocer: algún indicio, alguna pista, nos puede llegar desde el bien focalizado protagonista. Las razones de la publicidad para conseguir heroicidad, pantalla, prensa... son poderosas y mueven corazones. El adolescente puede estar queriendo decir algo con sus modos y modas, con sus ensimismamientos, con sus particularidades...

Cerca del silencio o en el mismísimo silencio, puede estar viviendo algún tipo de depresión, una paranoia, una esquizofrenia, una psicosis. Los especialistas incluso recurren a la somatolalia, al habla del cuerpo, para ver si rompen la conjura del silencio. El silencio es sospechoso de la existencia de alguna locura. Escuchemos y hablemos

Cómo comunicarnos con un adolescente

Los adolescentes inventan lenguajes, formas de vestir y peinarse, etc. y, en el caso de los estados maníacos, pueden encubrir lo callado con la sobreexpresión. Otras veces, es el mal uso de determinados compuestos el que, capaz de acelerar la verborrea, no da más coherencia ni sentido; los significados quedan así silenciados llenando la comunicación de palabras y gestos sin contenidos; de ruido comunicacional.

Por otra parte, conviene usar la memoria, esta vez no para olvidar, sino para recordar la propia adolescencia; sobre todo, para usar esos recuerdos junto con los recursos que la cultura proporciona para esta situación específica. El juego en general y el teatro en particular son muy ricos en recursos para comunicarnos. Se trata de volver a hablar, a conversar, a hacer poesía juntos, a dialogar, a representar, a dirigir los focos, a usar la atención hacia lo que estuvo presente en la realidad o en la imaginación, a jugar... para enterarnos de con quién vamos y quiénes fuimos. De entender.

Cambios en la adolescencia

Los adolescentes en ocasiones parecen inagotables y otras están desaparecidos. lo que llaman falta de voluntad, fracaso escolar, pasotismo, a menudo tiene que ver más con cambios serios, corporales, mentales y sociales que con la supuesta maldad moral que les atribuyen quienes fracasan en sus intentos de silenciarlos. A veces son precisamente algunos de los que cobran por educarlos quienes pretenden acallarlos o cambiar de sitio el problema: expulsarlos. El cansancio de la vida o la frustración en el adulto no ayudan en este escenario. El joven tiene que aprender que no es ilimitado; al contrario que los héroes de fácil ficción, él sí que es destructible. En la buena tragedia los héroes son vulnerables y pagan cara la osadía de querer ser dioses. La ópera, bella forma de comunicación, es todavía un entretenimiento más caro que los videojuegos.

Pablo Falcón. Doctor psicólogo

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