¿Por qué los niños no recuerdan lo que estudian? 2 errores que comenten al repasar
Como repasar para un examen de forma efectiva
Publicado por Alba Caraballo, editora de Conmishijos.com
Creado: 9 de junio de 2025 10:38 | Modificado: 9 de junio de 2025 10:53
Muchos padres y madres se desesperan al ver que sus hijos pasan horas "estudiando" para un examen y, sin embargo, al día siguiente parecen haberlo olvidado todo. "Si lo había repasado", "se lo sabía por la noche", "hicimos esquemas, leímos en voz alta... ¿qué ha pasado?". Esta situación es más común de lo que parece y tiene una explicación clara: repasar no siempre significa aprender.
La clave está en cómo se repasa. Muchos de los métodos que utilizamos de forma habitual son poco efectivos para consolidar la información en la memoria a largo plazo. En este artículo analizamos los errores más frecuentes que cometemos al repasar con niños y te damos estrategias para que ese tiempo de estudio sea realmente productivo.
Índice
1. El repaso pasivo: el gran culpable del olvido2. El poder del repaso activo
3. Otro error frecuente: repasar demasiado seguido
4. Cómo ayudar a tu hijo a repasar de forma eficaz
5. Cuidado con la sobrecarga
6. Estudiar con ansiedad es contraproducente
7. La importancia del sueño
8. Conclusión
El repaso pasivo: el gran culpable del olvido
Uno de los errores más extendidos es pensar que leer varias veces un texto o subrayarlo garantiza que el niño lo recordará. Este tipo de repaso, conocido como repaso pasivo, da una falsa sensación de seguridad, tanto al niño como al adulto.
Cuando un niño relee un texto, puede sentir que lo entiende y lo domina, pero en realidad no está recuperando activamente la información, sino reconociéndola. Esto no significa que sabrá explicarla o aplicarla cuando la necesite.
El poder del repaso activo
Los estudios en neuroeducación son claros: el aprendizaje mejora cuando se recupera activamente la información. Es decir, cuando el niño tiene que "sacar" de su memoria lo que sabe, no simplemente leerlo de nuevo.
Algunos ejemplos de repaso activo:
Hacer preguntas de repaso sin tener el texto delante.
Explicar el contenido con sus propias palabras.
Hacer esquemas de memoria.
Enseñar a otro lo que ha aprendido.
Hacer autoevaluaciones tipo test.
Este tipo de prácticas obliga al cerebro a hacer un esfuerzo de recuperación, lo que fortalece las conexiones neuronales y mejora la retención.
Otro error frecuente: repasar demasiado seguido
Estudiar toda la materia en una sola sesión y repetirla varias veces seguidas parece una buena idea. Sin embargo, este método, conocido como práctica masiva, es poco eficaz a largo plazo.
La investigación muestra que es mucho mejor espaciar los repasos en el tiempo. Por ejemplo:
Primer repaso: el mismo día que se aprende el contenido.
Segundo repaso: al día siguiente.
Tercer repaso: 2 o 3 días después.
Cuarto repaso: la semana siguiente.
Este enfoque se llama práctica espaciada, y está demostrado que mejora significativamente la retención de la información en la memoria a largo plazo.
Cómo ayudar a tu hijo a repasar de forma eficaz
A continuación, te damos algunas estrategias sencillas y efectivas que puedes poner en práctica en casa:
1. Convertir el repaso en un juego de preguntas
En lugar de volver a leer el libro de texto, escribe preguntas clave en tarjetas o utiliza apps de preguntas y respuestas. Puedes jugar a "quien acierta más", o usar temporizadores para hacerlo más dinámico.
2. Pedirle que enseñe lo que sabe
Cuando un niño explica con sus palabras lo que ha aprendido, refuerza la comprensión y detecta posibles lagunas. Puedes hacer que te dé una mini clase sobre el tema.
3. Esquemas y mapas mentales de memoria
Pedirle que escriba un esquema de lo que recuerda sin mirar el libro, y luego comprobar juntos si falta algo. Esta técnica ayuda a estructurar el conocimiento y a reforzar la memoria visual.
4. Repasar en voz alta
Muchos niños recuerdan mejor cuando verbalizan. Animarle a hablar en voz alta, inventar ejemplos o hacer frases con el contenido puede facilitar la retención.
5. Practicar con preguntas tipo test
Crear pequeños tests con opciones o preguntas abiertas es una forma de simular el entorno del examen y reducir la ansiedad.
Cuidado con la sobrecarga
Otro motivo por el que los niños no recuerdan lo que han estudiado es que están saturados. Demasiadas horas de estudio seguidas, sin descansos ni pausas activas, pueden provocar fatiga mental, que afecta directamente a la memoria y la atención.
Consejo: aplica la técnica Pomodoro: 25 minutos de estudio y 5 de descanso. Después de cuatro sesiones, una pausa más larga.
Estudiar con ansiedad es contraproducente
La memoria está estrechamente ligada a las emociones. Si el niño estudia con ansiedad, miedo al fallo o presión constante, su capacidad de recordar disminuye. Por el contrario, un entorno tranquilo, con apoyo emocional y sin gritos, favorece el aprendizaje.
Recomendación: enfocar el estudio como una oportunidad de aprendizaje, no como una prueba que hay que pasar sin fallar. El error también enseña.
La importancia del sueño
Durante el sueño se consolidan los aprendizajes del día. Un niño que no duerme bien rinde peor académicamente y tiene más dificultad para recordar lo que ha estudiado. Es fundamental respetar las horas de descanso y evitar pantallas antes de dormir.
Conclusión
Si tu hijo no recuerda lo que estudia, no significa que no se esfuerce ni que tenga problemas de memoria. En la mayoría de los casos, el problema está en el método de repaso, que no favorece la retención a largo plazo.
Releer, subrayar y repetir en bloque son estrategias comunes pero poco eficaces. En su lugar, introducir repasos activos, espaciados y significativos puede marcar una gran diferencia. Y, por supuesto, acompañar el proceso con paciencia, descansos y apoyo emocional. Porque aprender no es memorizar por un día, sino comprender y recordar con sentido.
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