Mascotas. “¿Por qué no tenemos un perro?”

Un perro, un gato, una tortuga o un hámster… No hay un solo niño que no desee su propia mascota. Tener un animal en casa puede ser muy beneficioso para los niños, pero también genera nuevas responsabilidades que debemos sopesar antes de tomar una decisión.

Alrededor de los 6 años, los niños suelen empezar a pedir insistentemente un animal. Desean sacar a su perro a pasear, hablar con sus pájaros, jugar con su gato• Cada vez que surge el tema, intentan convencernos y se comprometen a cuidarlo. A pesar de las buenas intenciones, no son pocos los padres que terminan encargándose por completo de su cuidado. Es recomendable que, antes de tomar una decisión, tengamos en cuenta algunos aspectos de manera que, en caso de que decidamos admitir a este nuevo miembro en la familia, además de ser divertido, pueda estimular el aprendizaje de diferentes capacidades en nuestros hijos.

Los beneficios

La variedad de experiencias que el niño vive con el animal propicia la aparición de una amplia gama de emociones (alegría, rabia, enfado, aburrimiento, etc.). Estas experiencias le van a permitir aprender a reconocer sus emociones, a controlarlas y expresarlas adecuadamente. Tener una mascota en casa, además de ser divertido, requiere determinados cuidados. Aunque el adulto sea el último responsable de los cuidados del animal, el niño puede encargarse de diferentes tareas dependiendo de su edad, lo que le ayudará a asumir su responsabilidad, a planificarse (en función del tiempo y las tareas a realizar) y adquirir hábitos. Los animales necesitan más tiempo que las personas para aprender a comportarse de determinada manera. Aunque en algunos momentos esto desespere al niño, podrá ayudarle a ser más paciente y tenaz, a no frustrarse y abandonar la tarea ante el primer fracaso. Estas capacidades le serán de gran ayuda en otras actividades de su vida cotidiana (como en el estudio) y en las relaciones con otras personas. Gracias al contacto directo y continuo con la mascota, el niño aprende a observar sus reacciones y a ponerse en su lugar, a aceptar y comprender a su ?amigo?. Entre ambos, suelen crearse fuertes vínculos afectivos, basados en la confianza y el respeto mutuo. Aunque en muchas ocasiones hable con su mascota, el niño tendrá que utilizar otras alternativas al lenguaje (como las caricias, la proximidad, etc.) para expresar sus afectos. Todas estas habilidades facilitarán que tu hijo sea capaz de relacionarse con los demás de forma positiva y enriquecedora: con respeto, confianza, comprensión, comunicación y expresando sus afectos.

Los paseos

Al sacar a pasear al animal, el niño tendrá más oportunidades de conocer a personas diferentes (otros niños que saquen a pasear a su mascota) o a enfrentarse a situaciones conflictivas que requieran de una solución (como una pelea entre dos perros). A pesar de que al principio no sepa cómo reaccionar, con nuestra ayuda podrá ir resolviéndolas de manera autónoma, cosa que puede ser muy beneficiosa para su autoestima. Además, podemos aprovechar estos paseos con la mascota para que nuestro hijo adquiera conciencia cívica. Explicarle que es importante cuidar y respetar las zonas comunes del lugar de residencia (por ejemplo, recoger los excrementos del animal para que otras personas no se sientan molestas o llevar al animal atado por la calle para evitar que otros pasen miedo). Con la excusa de que el animal necesita salir de casa, correr y respirar aire puro, podemos planificar excursiones durante los fines de semana. Así disfrutaremos del tiempo de ocio realizando una actividad agradable en familia y podremos transmitir al niño el amor y respeto a la naturaleza.

Responsabilidad

Antes de decidirse, conviene tener en cuenta las responsabilidades que conlleva, ya que, de no cuidar a la mascota, muchos de los beneficios vistos podrán tornarse en inconvenientes. No podemos olvidar que los adultos seremos los responsables últimos de su cuidado y modelos en los que el niño se fijará para aprender a cuidar al animal. Los niños solo podrán asumir responsabilidades de forma progresiva. Aunque digan que ellos se encargarán (?si me regalas un perro, yo lo sacaré a pasear?), los adultos hemos de ser conscientes de sus limitaciones y estar dispuestos a dirigir el cuidado de la mascota para que se encuentre en condiciones óptimas de salud e higiene. Los padres tendrán que poner normas y límites en el comportamiento del hijo con el animal, para que el niño sepa qué puede hacer y qué no. Por ejemplo, explicarle que no le tire de las orejas para evitar que el animal no reaccione atacando o prohibir que duerma en la cama con el niño. La mascota va a obligar a que se modifiquen costumbres del hogar como cambios de horarios (para pasearlo, alimentarlo) o el lugar de vacaciones. Aunque los perros suelen ser las mascotas más deseadas por los niños, requieren más cuidados y modificaciones en el ritmo familiar. Dependiendo de nuestro estilo de vida, podemos pensar en el animal más adecuado. Si no deseamos renunciar a las costumbres familiares, puede resultar más aconsejable decantarse por otro animal que no condicione tanto como el perro, como un gato, pájaros, tortuga, hámster, etc. Con ellos suele establecerse una relación menos estrecha pero también nos ayudarán a fomentar la responsabilidad, la organización y los hábitos de nuestro hijo.

Responsabilizar al niño paso a paso

• Hasta los 6 años. Comenzar por pedir al niño que sea acompañante en los paseos y que ayude a vigilar a la mascota. • Entre los 7 y los 8 años. Decirle que se encargue de cambiar el agua y la comida cuando se lo pidamos. • Hasta los 10 años. Que el niño controle las cantidades de agua y comida, además de cambiarlas. • A los 11 ó 12 años. Que se responsabilicen de limpiar el lugar del animal, aunque al principio sea bajo nuestra supervisión (pecera, jaula, caseta), o de limpiar a la mascota (cepillar al gato o al perro, bañarlo cuando sea necesario). • Entre los 12 y los 14 años. Que sean los responsables de los paseos, aunque las primeras veces vayamos con ellos. • A partir de los 14-15 años. Aumentar la responsabilidad, encargándose de más cuidados. Por ejemplo, acompañar a las visitas del veterinario, recordar cuándo han de volver, turnarse en las salidas o encargarse del cuidado del animal si los padres van a estar unos días fuera.

Julia Silva García. Psicóloga del Centro de Psicología y Salud Terapia y Más

Entrevista a Elisa González, veterinaria:

?Los niños han de ser conscientes de que la mascota depende de ellos? Pájaros, tortugas, perros, peces..., ¿qué animales se adaptan mejor a la convivencia con personas y en un piso? Animales como los pájaros, peces, tortugas y hámsteres se adaptan a vivir en un piso siempre que dispongan de un alojamiento (jaula, acuario o terrario) que reúna las condiciones necesarias y específicas para cada especie. Estas mascotas se acostumbran a convivir con personas pero no se crean vínculos afectivos entre ambos. Los perros y gatos también se adaptan perfectamente a vivir en un piso (sin olvidarnos, en el caso de los perros, de que necesitan salir) y, sobre todo, se adaptan a la convivencia con las personas creándose, en la mayoría de los casos, una relación muy estrecha entre mascota y propietario. ¿Cómo hay que preparar a los niños para cuidar a un animal• ¿Y a los padres? Los niños deben tener claro que cuidar a un animal es, ante todo, una gran responsabilidad. Tener una mascota no es solo jugar con ella, también hay que darle de comer, limpiar su jaula o terrario, sacarla a pasear, etc. Deben ser conscientes de que el animal depende de ellos. Los padres tienen que asumir que, aunque sus hijos se comprometan a cuidar al animal, ellos deben supervisar dichos cuidados y, en muchas ocasiones, tendrán que hacerlo ellos mismos.

¿Qué necesita un perro, por ejemplo, para sentirse feliz?, ¿y un gato? Un perro, sobre todo, necesita sentirse querido por su propietario. Necesita pasar tiempo con él, ya sea jugando, paseando o, simplemente, tumbado a su lado en el salón. Además, el perro es un animal de manada, lo que quiere decir que no le gusta pasar mucho tiempo solo. El gato, por el contrario, es un animal mucho más independiente y, aunque en determinados momentos exija mimos por parte de su propietario, necesita sentir dicha independencia para sentirse feliz y querrá que le dejen en paz. El peligro en el trato a los animales es pasarse o no llegar, ¿dónde está el equilibrio? Tan malo es un extremo como el otro. Es evidente que, si no se llega, el animal no va a estar bien atendido, lo cual es muy negativo. Pero tampoco es necesario irse al otro extremo ya que, en estos casos, se pone a la mascota al mismo nivel que las personas. El equilibrio posiblemente esté en proporcionar a nuestras mascotas una buena calidad de vida pero sin olvidarnos de que son animales, por lo que no debemos tratarlos como personas ni esperar que ellos se comporten como tales. Los animales contagian enfermedades. ¿Qué precauciones hay que tomar? La mejor precaución es asegurarse de la buena salud del animal acudiendo al veterinario periódicamente a revisiones y siguiendo las indicaciones del mismo en cuanto a vacunaciones y desparasitaciones. Además, hay que mantener unas medidas de higiene mínimas tras manipular a los animales y limpiar las jaulas, terrarios, etc.

¿Algún cuidado especial con los pájaros, ahora que estamos tan preocupados con la gripe aviaria? Debemos tener en cuenta que, de momento, no hay casos de gripe aviaria en España. Además, el contagio de aves domésticas como canarios, periquitos, etc., que viven en un piso es muy difícil, ya que para contraer la enfermedad deberían tener contacto con aves silvestres enfermas. En cualquier caso, es aconsejable comprar pájaros solo en establecimientos autorizados y no aceptar aves de procedencias desconocidas. Nos sorprendería saber que el vecino del segundo tiene un cocodrilo en la bañera... y, sin embargo, estas noticias se dan. ¿Qué opina de los animales exóticos como mascotas? Creo que son animales bastante delicados que requieren unas condiciones ambientales muy específicas para sobrevivir y, en numerosas ocasiones, no las tienen cuando viven en pisos como mascotas. Esto origina que en las consultas veterinarias se atiendan iguanas, camaleones, etc., en muy malas condiciones de salud. Por ello, antes de adquirir una de estas mascotas es fundamental informarse sobre sus necesidades y, realmente, considerar si se van a poder cubrir. ¿Debería estar penalizado el abandono de los animales de compañía? Por supuesto, bajo ningún concepto se debe abandonar un animal de compañía. Cuando se decide adquirir una mascota, se debe hacer asumiendo toda responsabilidad sobre ese animal. En muchos casos la decisión de tener un animal en casa se toma muy a la ligera y, cuando surgen problemas (el animal crece, llegan las vacaciones, se pasa la ilusión inicial de los niños, etc.), parece que la solución más fácil es abandonar al animal. Aunque penalizar este acto no sea la solución definitiva, quizás haga recapacitar a algunas personas.

I. García


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