Parto: cómo puede ayudar el padre

La presencia y apoyo físico y moral hacia la parturienta por parte de su compañero o padre del bebé, puede significar una gran diferencia a la hora de afrontar los trabajos de parto

Fase de dilatación
En esta fase las contracciones aún no suelen ser muy intensas, pero pueden ponerse en práctica algunas medidas naturales para aliviar las molestias, sobre todo las referidas a la zona de la espalda:

-Ayudar a tomar una ducha de agua caliente.
-Aplicar una bolsa de agua caliente en la zona lumbar o cualquier otra donde el dolor sea más intenso.
-Efectuar masajes, en esta fase aún firmes, o presionar con las manos sobre la zona dolorida. Zonas en las que los masajes producen más alivio son las lumbares, la zona sacra y a los lados de la columna vertebral.

Fase activa
Es la fase entre los 3 y los 7 u 8 centímetros de dilatación. En ella se deberá continuar prestando apoyo físico a la embarazada pero, tan importante como éste, comienza aquí el apoyo emocional o psicológico.
-Presencia constante del padre o compañero del bebé, o de otra persona que pueda representar un apoyo eficaz para la parturienta. Esta persona también debe colaborar manteniendo un ritmo de respiración en paralelo, actuando de guía para la embarazada pero sin imponer ni reprochar.
-Guardar silencio durante las contracciones prestando apoyo únicamente mediante el contacto físico.
-Hablarle a la parturienta, con frases de ánimo, pero sin insistir en el dolor y procurando evitar que ésta caiga en la autocompasión.
-Ayudar a tomar duchas de agua caliente, aplicar compresas frías sobre la frente de la embarazada o bolsas de agua caliente en la zona lumbar, según ésta lo demande.
-Masajes sobre la zona lumbar,
-Masajes suaves sobre la parte inferior del vientre durante la contracción.

Fase transicional
Es la que va desde que se han alcanzado los 8 centímetros de dilatación hasta que comienza la expulsión del bebé. La ayuda del padre o compañero debe ser en lo general igual a la de la fase anterior -con una atención y dedicación mayores si cabe- quien debe estar preparado para enfrentar con paciencia y cariño la probable irritabilidad de la parturienta. En esta fase debe prevalecer el silencio ambiental y prodigarse los masajes suaves sobre la espalda, hombros, piernas y nalgas, para favorecer la relajación de los músculos.

Fase de expulsión
En este periodo en el que el bebé abandona el útero, lo que marcará la pauta de la ayuda del compañero de la embarazada será el esfuerzo expulsivo materno, y más específicamente las contracciones.

-En caso de ser necesario por el tipo de pujo (fuerza que la parturienta ejerce en el momento de las contracciones uterinas, y que puede ser dirigida de diferentes formas) ayudar a la parturienta a incorporarse, colocando tu hombro y brazo detrás de su espalda. Se debe tener en cuenta de que hay pujos en los que esto no es recomendable.
-Hablar a la parturienta con palabras de aliento, simples, rítmicas y repetitivas, o guardar silencio, según beneficie más a ésta.
-Durante los intervalos entre contracciones se puede mojar sus labios con gasas o cubitos de hielo.
-Procurar, en la medida de lo posible, que se relaje, tratando de distender la situación.
-No disminuir en ningún momento el apoyo mediante contacto físico; tal vez esto anime más que las palabras.

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