La habitación del adolescente: personal, pero no tanto...

Los adolescentes tienen tendencia a olvidar que su habitación forma parte del domicilio familiar. Hay que recordarles algunas reglas y fijar juntos los respectivos límites.

¿Dormitorio o leonera?

¿Os molesta el desorden que reina en su habitación? Puede que sea un comportamiento de oposición que vuestro hijo adolescente adopta de forma consciente, para poner a prueba las relaciones de autoridad que tienen lugar entre vosotros. Si un simple aviso no basta, podéis, por ejemplo, determinar un plazo con él o con ella: “El sábado ordenamos tu habitación a fondo, juntos”. Y si esto tampoco funciona, queda el recurso al ultimátum, que hay que cumplir: “El sábado, entraré en tu habitación, si todo lo que anda tirado por el suelo no está ordenado, lo hago desaparecer”.

Reglas que hay que respetar

A continuación ofrecemos unas pistas para los padres que se desaniman y tienen la tentación de tirar la toalla: - Alimentos: no se pueden dejar tirados los restos de la merienda, ni de las excursiones ni envases de yogur vacíos. - Higiene: hay que cambiar las sábanas cada cierto tiempo y echarlas al cesto de la ropa sucia: conviene recordárselo. Tiene que saber que airearemos la habitación cuando no está. Y, las chicas, tienen que llevar cuidado con las compresas que se eternizan en los cubos sanitarios del cuarto de baño. -Ropa sucia: hay que depositarla siempre en el lugar previsto al efecto. Algunos adolescentes tienen tendencia a aparecer con una montaña de ropa para lavar, lo que no facilita las cosas... -Invasión: si tienden a sembrar la casa de objetos, tenemos derecho a pedirle que se las lleve a su habitación. ¡Cada cual tiene su espacio!

No molestar

Antes de entrar en su habitación, hay una regla de oro: llamar a la puerta. El adolescente se sentirá respetado y no se encerrará con llave. ¿Por qué tiene esa necesidad? ¿Tendrá algo que esconder? Puede que sintáis cierta inquietud al ver que vuestro hijo se crea un mundo que se os escapa. Pero es muy importante respetarlo. La adolescencia es la edad en la que se empiezan a tener secretos de verdad, pensamientos que nunca revelarían a los padres. Para mantener la confianza con el adolescente, hay que aceptar que ya no podemos saberlo todo de él. A su edad, ¿no habríamos reaccionado de la misma manera? Noélie Viallet.


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