Lo que pasa en el cerebro de los niños cuando escriben a mano

El hábito que entrena la memoria y el cerebro de los niños


Publicado por Patricia Fernández, bloguera y periodista especializada en ocio y tiempo libre
Creado: 7 de noviembre de 2025 11:12 | Modificado: 17 de noviembre de 2025 12:02


En plena era digital, los niños escriben cada vez menos a mano. Pero los estudios son claros: escribir con lápiz y papel activa zonas del cerebro que favorecen la concentración y la memoria. Escribir a mano ayuda a recordar mejor la lección, y es mucho más que una costumbre del pasado.

Escribir a mano para recordar mejor

La escritura a mano es un arte que entrena el cerebro

Durante siglos, la escritura manual fue el principal vehículo del pensamiento. Sin embargo, hoy compite con pantallas, teclados y aplicaciones. Muchos colegios han sustituido cuadernos por tabletas, pero la ciencia advierte que algo importante se pierde por el camino.

Escribir a mano no solo produce letras: activa el cerebro de una forma que el teclado no logra. Al mover la mano para formar cada palabra, se ponen en marcha procesos cognitivos complejos: atención, motricidad fina, percepción visual y memoria.

La neuropsicóloga Audrey van der Meer, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, lo resume así: "Cuando escribimos a mano, el cerebro se enciende. Cada trazo deja una huella más profunda que un clic."

Por qué escribir a mano ayuda a recordar mejor

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No se trata de nostalgia ni romanticismo. Numerosos estudios confirman que la escritura manual mejora la comprensión y la retención de información.

Cuando un niño escribe a mano, su cerebro trabaja más despacio y de manera más profunda. Este esfuerzo extra activa la corteza motora, el hipocampo (centro de la memoria) y áreas del lenguaje. En otras palabras: escribir a mano no solo transmite ideas, las graba en la memoria.

Un estudio de la Universidad de Princeton demostró que los estudiantes que tomaban apuntes a mano recordaban y comprendían mejor las lecciones que quienes lo hacían con ordenador. ¿La razón? Escribir a mano obliga a procesar, resumiry reformular la información, mientras que teclear favorece copiar literalmente sin pensar.

Escribir a mano también ayuda a pensar mejor

Escribir despacio tiene un efecto curioso: obliga a pensar antes de escribir. Y eso, en una época de inmediatez, es un gran valor.

Al escribir con lápiz y papel, el niño selecciona ideas, organiza pensamientos y da forma a su propio discurso. No solo memoriza mejor: aprende a estructurar lo que piensa.

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Además, al repasar lo que ha escrito, el cerebro refuerza las conexiones neuronales relacionadas con la comprensióny la reflexión. Es como si cada palabra fuera un pequeño ejercicio mental.

La escritura como gimnasia mental y emocional

La mano que escribe entrena mucho más que la memoria. También estimula la creatividad, la paciencia y la autorregulación emocional.

Los niños que escriben a mano desarrollan mejor la coordinación ojo-mano y la motricidad fina, lo que influye en otras habilidades escolares, como las matemáticas o el dibujo.

No solo eso: escribir a mano reduce la ansiedad. Al hacerlo, el cuerpo se relaja, la respiración se vuelve más pausada y la atención se centra en el momento presente. Por eso muchos psicólogos recomiendan volver al papel para estudiar o expresar emociones.

La escritora y educadora Anne Mangen señala que "la escritura manual no es solo una herramienta para aprender, sino un modo de pensar y sentir el conocimiento".

Pantallas sí, pero no para todo

No se trata de demonizar la tecnología. Los ordenadores y las tabletas son útiles y necesarios. El problema aparece cuando sustituyen completamente el contacto con el papel.

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Cada herramienta tiene su función. Las pantallas son eficaces para buscar información o practicar ortografía, pero la escritura manual sigue siendo insustituible para consolidar el aprendizaje.

Los expertos en neuroeducaciónlo comparan con la música: escuchar una canción no es lo mismo que tocarla. Del mismo modo, leer una lección no es igual que escribirla. Lo segundo requiere acción, y la acción deja huella.

Cómo recuperar el hábito de escribir a mano en casa y en el aula

1. Reintroducir los cuadernos y las agendas

Fomentar el uso de cuadernos personales o diarios de aprendizaje ayuda a reforzar la escritura consciente. Los niños pueden anotar lo que aprenden, lo que les sorprende o lo que quieren recordar.

2. Convertir el repaso en escritura creativa

En lugar de estudiar repitiendo frases, anímalos a resumir con sus propias palabras, hacer esquemaso escribir pequeñas historias con lo aprendido. El cerebro retiene mejor lo que se escribe con intención.

3. Recuperar las cartas y notas manuscritas

Escribir cartas a los abuelos, notas de agradecimiento o diarios personales son ejercicios que fortalecen la memoria emocional y la conexión afectiva con el lenguaje.

4. Estudiar escribiendo, no subrayando

Subrayar puede ayudar, pero reescribir lo importante consolida el recuerdo. Copiar con sentido obliga a procesar la información.

5. Dar ejemplo: los adultos también escriben

Los niños imitan lo que ven. Si los adultos usan libretas, hacen listas o escriben a mano, los pequeños lo incorporan como algo natural.

El placer olvidado de escribir a mano

Más allá de su valor educativo, escribir a mano tiene algo que las pantallas no pueden replicar: la intimidad con el pensamiento.
Cada trazo, cada error tachado, cada palabra escrita a medias es una forma de diálogo con uno mismo.

Los niños, al escribir, no solo aprenden a recordar. Aprenden a escucharse.

Y quizá, por eso los neuroeducadores defienden que la escritura manual no debe desaparecer de las aulas, sino coexistir con la tecnología. Porque no se trata de elegir entre papel o pantalla, sino de equilibrar rapidez y profundidad.

La escritura como resistencia lenta

Vivimos en tiempos de inmediatez. Todo se escribe con pulgares, se borra con un clic, se olvida con otro. Escribir a mano, en cambio, nos devuelve el ritmo del pensamiento.

Los niños que escriben a mano aprenden que el conocimiento se construye despacio, que no todo tiene una tecla de "deshacer", y que recordar requiere atención.

En un mundo donde todo se acelera, escribir puede ser una forma de resistencia. Una manera de recordar que aprender no es solo acumular datos, sino darles sentido.

Escribir para recordar, recordar para aprender

La próxima vez que tu hijo te diga que prefiere la tablet al cuaderno, no lo culpes. La tecnología atrae, pero el lápiz enseña.
Explícale que escribir a mano ayuda a recordar mejor la lección porque obliga al cerebro a trabajar con el corazón y con la mano al mismo tiempo.

La escritura manual es mucho más que un gesto antiguo: es una forma de pensar, de sentir y de aprender. Y, quién sabe, quizá dentro de unos años, cuando ese niño abra una libreta vieja y lea su propia letra, no solo recordará la lección... sino también el instante en que aprendió a pensar por sí mismo.

 

Bibliografía recomendada

  • Van der Meer, A. (2020). The Importance of Handwriting for Learning and Memory. NTNU Journal of Neuroscience.
  • Mangen, A. (2016). Writing by Hand: A Key to Deeper Learning. University of Stavanger.
  • Álava Reyes, S. (2020). El arte de educar jugando. JdeJ Editores.
  • Goleman, D. (2015). Inteligencia emocional. Kairós.
  • Princeton University (2014). The Pen Is Mightier Than the Keyboard. Psychological Science Journal. 
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