Tommy Tom: En busca del peluche perdido, una aventura para los más pequeños

Hay películas que buscan conectar con los más pequeños de la casa de una forma delicada y sencilla: Tommy Tom: En busca del peluche perdido, es una de esas. Adaptada de los queridos libros infantiles holandeses del gato pelirrojo Tommy Tom (o "Tummy Tom" en versión original), esta cinta de animación llega para llenar de ternura, risas y descubrimientos el cine familiar.

La historia arranca en un día aparentemente tranquilo de verano: Tommy Tom descubre que su peluche favorito, "Bear", ha desaparecido. Ese objeto insignia, compañero de sueños y confidencias, ha sido el confidente silencioso de sus travesuras y aventuras. Pero ahora está perdido. Con la ayuda de su confiable amigo Cat Mouse, Tommy Tom se lanza a una búsqueda que le sacará de su jardín conocido y le llevará a adentrarse en un mundo más amplio, donde lo desconocido se mezcla con la emoción.

Lo que hace tan especial esta película para los niños es la sencillez de su planteamiento y la calidez de su puesta en escena. Con poco más de una hora de duración (62 minutos), la película mantiene un ritmo ágil, sin florituras innecesarias, lo que la convierte en una puerta de entrada ideal al cine para los más pequeños (a partir de tres años).

La animación apuesta por colores suaves, texturas acogedoras y escenarios que parecen sacados de un cuento ilustrado: jardines, rincones familiares, pero también nuevas zonas que despiertan la curiosidad. Cuando Tommy Tom abandona su zona de confort, los niños se identifican con ese momento de "salir al mundo" que tantas veces afrontan en el día a día. Ahí reside el poder educativo del film: enfrentarse a lo desconocido, valorar lo que se tiene, y entender que la ayuda de los amigos y la perseverancia pueden convertir un problema en una aventura.

Pero no todo es dramático ni enseñanzas a lo bruto. La película sabe cuándo poner humor, cuándo dar un respiro, cuándo permitir que el niño simplemente disfrute del gato naranja correteando, investigando, preguntando, equivocándose y aprendiendo. Esa mezcla de travesura y ternura es clave. El pulso emocional está bien medido: uno ríe con Tommy haciendo tonterías, sonríe con Cat Mouse siendo el compañero paciente, y al mismo tiempo siente una pequeña inquietud cuando "Bear" parece perdido para siempre.

Y, cuando la búsqueda alcanza su momento culminante, el film lanza un mensaje que no se impone, sino que se insinúa: los tesoros más grandes no siempre son los que brillan. "Bear" es importante, sí, pero lo es aún más lo que representa: seguridad, presencia, cariño. Tommy Tom aprenderá que los juguetes pueden perderse, pero el cariño, la amistad y el valor de intentar, no. Esa lección silenciosa, envuelta en un envoltorio de risa y color, convierte la película en un buen momento de cine en familia.

Tommy Tom: En busca del peluche perdido no pretende ser una superproducción llena de efectos espectaculares. Y esa humildad es también su fuerza. Para las familias que buscan un plan cinematográfico en el que los más pequeños estén encantados y los mayores disfruten sin bostezar, esta película será una opción acertada. Una puerta abierta a que los peques se vean reflejados, comprendidos y celebrados. Porque, al fin y al cabo, uno no necesita tener superpoderes para protagonizar su propia historia. A veces basta con un peluche perdido y un buen amigo al lado.

 Trailer castellano

Trailer catalán