Ayudar a los niños a comprender la actualidad

La radio, los periódicos, la televisión… Los medios de comunicación forman parte de la vida de los niños y de las niñas desde la primera infancia. Pero ¿cómo perciben las informaciones y las imágenes de las noticias de actualidad? ¿Cómo podemos ayudarlos a comprender respetando su sensibilidad infantil?

Las noticias de las nueve

Como cada noche, toda la familia se reúne para cenar. Y la televisión está encendida, porque papá y mamá quieren ver las noticias. Es una situación muy habitual. Miles de niños ven cada día las noticias mientras cenan. “Secuestrados” ante sus platos, los niños se enfrentan a un espectáculo que no está pensado para ellos. ¿Con qué consecuencias? Frente a lo que se suele creer, al niño no le impresionan las mismas cosas que al adulto. Mientras que una operación militar con fusiles puede recordarle simplemente la última vez que jugó a la guerra con sus amigos, un primer plano de un peluche o un zapato abandonado puede provocarle un sentimiento de angustia por la pérdida o el abandono, sobre todo entre los 5 a 7 años.

El impacto de las imágenes

Nuestros hijos crecen en el mundo de la comunicación, un mundo en el que la información está en todas partes. Por eso se enfrentan casi a diario a las imágenes de la actualidad, a través de la televisión, y también en la calle, donde ven las portadas de los periódicos expuestos en los kioscos. A partir de los 4 años, a cualquier niño le puede chocar una imagen, aunque sus padres no enciendan el televisor a las horas de las comidas. Una imagen sobre el papel, tal cual, fija, es a veces más impactante para él que las que pueda ver en la televisión.

Dar paso a la palabra

No debemos olvidar que, a veces, hay imágenes que aunque no contienen escenas de violencia explícita, violentan a nuestros hijos. Por eso es tan importante dejar las puertas abiertas a la comunicación. Para tratar el tema con ellos no es necesario someterlos a un interrogatorio. Basta con preguntar al niño lo que ha visto, lo que ha comprendido y, si es necesario, lo que le produce miedo. Tampoco sirve de nada intentar tranquilizarlo de antemano, porque esa actitud puede tener incluso el efecto inverso. No tenemos por qué explicárselo todo, por supuesto, basta con que contestemos bien a sus preguntas para que pueda comprender el mundo que le rodea. Se trata de que no se sienta permanentemente inseguro. Y, si al niño le cuesta compartir sus emociones, podemos explicarle lo que sentimos nosotros ante determinadas imágenes para ayudarle a hablar con libertad.

Tiphanie Truffaut


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