La amistad y los niños. Cómo ayudar a tus hijos a hacer amigos

La importancia y el valor de la amistad para los niños

Los niños aprenden habilidades y estrategias sociales con los amigos que son imposibles de adquirir en el contexto familiar. Con los adultos se produce el primer tipo de relación social, a través de las complejas relaciones que el niño establece con ellos, adquiere las habilidades sociales, necesarias, por ejemplo, para compararse y diferenciarse de los demás, cooperar, competir, intercambiar, negociar o defenderse.

Al salir de la familia, el niño descubre múltiples posibilidades para seleccionar sus compañeros de juego. Aprende también que sus iguales no le aceptan fácilmente. Tiene que convencerlos de sus méritos como compañero y a veces tiene que anticipar y aceptar la exclusión.

Amistad y niños

Trucos para fomentar la amistad entre los niños

La situación imaginaria que supone el juego proporciona un contexto protegido que permite a los niños ensayar determinadas habilidades necesarias para su vida adulta, sin los riesgos que supondría comenzar a practicarlas en la vida real.

La comunicación con amigos sobre lo que cada uno siente suele ser un excelente medio para comprenderse mejor, aprender a controlar las emociones y poder así prevenir problemas posteriores.

Las habilidades necesarias para hacerse amigos son:

1. Llevarse bien al mismo tiempo con adultos y con iguales. Los niños más aceptados por sus compañeros se diferencian de los rechazados por ocupar una posición positiva en el sistema escolar, logrando hacer compatible su relación con tareas y profesores con la solidaridad hacia sus compañeros.

2. Colaborar e intercambiar el estatus. De los 6 a 8 años, los niños suelen aprender a colaborar en tareas con otros niños. Desde estas edades se observa que los niños a los que sus compañeros piden más información (dándoles un estatus superior) son también los niños a los que más información les dan (que dan a los demás un estatus superior).

3. Expresar aceptación: el papel de la simpatía. Los niños más aceptados por sus compañeros de clase se diferencian de los niños rechazados por ser mucho más sensibles a las iniciativas de los otros niños, aceptar lo que otros proponen y conseguir así que los demás los acepten.

4. Repartir el protagonismo y la atención. Uno de los bienes más valorados en las situaciones sociales es la atención de los demás. Comprenderlo y aprender a repartirla sin tratar de acapararla de forma excesiva (como hacen los niños que resultan pesados y por eso rechazados), ni pasar desapercibido (como sucede con los niños aislados), es una de las más sutiles habilidades sociales.

María José Díaz-Aguado. Catedrática de Psicología de la Educación.

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