Le dan miedo los payasos
Pensábamos que ir a ver un espectáculo iba a ser toda una fiesta pero, desgraciadamente, la salida se ha convertido en un drama. ¿Qué ha pasado?
El niño estaba encantado con la idea de ir con un adulto a ver un «espectáculo», como si fuera «mayor». Llevaba varios días hablando de ello con gran entusiasmo. Pero, en cuanto el payaso apareció con su gran nariz roja, su maquillaje blanco y esa ropa tan grande... ¡el niño comenzó a chillar! A su edad, no le gustan las sorpresas...
Códigos desconocidos
El circo es un lugar que puede sorprenderle. Revisemos el trayecto... El niño ha salido de un mundo acogedor para encontrarse de repente inmerso en un lugar desconocido, rodeado de un montón de niños, a menudo mayores que él, que hablan muy alto, hacen mucho ruido e, incluso, patalean... A continuación, se hace la oscuridad, acompañada de un redoble de tambor. Para los adultos, eso forma parte de la magia del espectáculo, pero es una puesta en escena que puede ser aterradora para el niño, porque no conoce los códigos. ¿Por qué todos los demás niños se ríen y disfrutan con las bromas que él no entiende? ¡Hay muchas razones para sentirse perdido! El payaso es un personaje extraño, que no forma parte del mundo habitual del pequeño. Por eso se sorprende frente a esta figura insólita. Como a los 3 ó 4 años los niños ya comprenden muchas cosas y hablan relativamente bien, los adultos no se dan cuenta de que a esta edad son todavía inmaduros emocionalmente. Se asustan con las caras cuyos gestos cambian bruscamente y con los disfraces. Todo eso es nuevo para ellos y los confunde.
¿Miedo o enfado?
Ciertos niños dicen abiertamente que les da miedo ese señor que les chilla: «¡Hola, niños! ¿Cómo están ustedes?». Pero otros no saben expresarlo y encubren su ansiedad con un enfado. Puede que esta actitud decepcione al adulto: «¡Nunca está contento!». Pero es fundamental no caer en el resentimiento, porque en el fondo las quejas del niño y sus gritos no son de mal humor o enfado, sino de miedo. No hay que regañarle; hay que tranquilizarle. Además, a esta edad, al niño le cuesta diferenciar lo real de lo imaginario, y puede preguntar muy seriamente: «El payaso que quería explotarlo todo, ¿lo decía de verdad?».
Cómo tranquilizarle
Hay que habituarle antes a estas caras divertidas. En ciertos espectáculos, el payaso se viste y maquilla delante de los niños para atenuar el impacto de la transformación. También es buena idea que, antes del espectáculo, se disfracen todos los niños, o comprar una nariz roja para jugar a ponérsela y quitársela. Para familiarizar al niño con esta figura poco habitual, también resulta útil leerle libros sobre payasos, cuya iconografía procede originariamente del vagabundo bebido, con la nariz roja, la ropa demasiado amplia y andares tambaleantes. Durante el espectáculo, hay que mantener al niño cerca de nosotros, sobre las rodillas, para poderle tranquilizar si le vemos inquieto y decirle que solo es un juego para hacernos reír. Por esta razón, no conviene situar al pequeño junto a niños alborotadores ni en primera fila. Llevar el juguete u objeto de apego del niño al espectáculo y asistir junto a sus amigos del cole: cuantos más elementos familiares le rodeen, menos miedo tendrá. Hacer que exteriorice su miedo. Si se ha asustado hasta el punto de tener que abandonar corriendo el recinto, para desdramatizar, hay que preguntarle un poco más tarde sobre lo que ha sentido, sugerirle que haga un dibujo del payaso que le asustó... Es importante que el niño no guarde para sí mismo estas imágenes inquietantes, porque se corre el riesgo de que se transformen en pesadilla.
¿Y por qué no marionetas?
No hay que tener demasiada prisa para llevar al niño al circo o a grandes espectáculos Antes de los 4 años, no los aprecia realmente. En cambio, disfrutará con las marionetas. El ambiente es íntimo, las historias son simples, y los títeres, a diferencia del payaso, no cambian de expresión. Y otra ventaja más: los títeres son pequeños, como él o como ella.
Para leer
Tito busca nariz Guido van Genechten. Edelvives. Tito, payaso del circo Rando, pierde su nariz y comienza una búsqueda desesperada por toda la ciudad. Termina dándose cuenta de que poco importa el aspecto físico cuando uno se siente querido. Teo en el circo Violeta Denou. Colección Teo descubre el mundo. Timun Mas. El niño, de la mano de Teo, podrá identificarse con los distintos personajes y situaciones del mundo del circo. El libro incluye una guía para ayudar a padres y educadores a despertar la curiosidad infantil.
Virginia González, Psicóloga y maestra de Educación Infantil
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