¿Es normal tener anemia en el embarazo?

Diagnóstico y tratamiento de la anemia en embarazadas

La anemia leve es frecuente y normal durante el embarazo, esto es debido a que se produce un aumento del volumen sanguíneo a lo largo de la gestación. Sin embargo, una anemia más grave puede poner al bebé en  riesgo de sufrir anemia más adelante en la infancia. Te explicamos a qué se debe la anemia en el embarazo y qué tratamiento aconsejan los expertos a las embarazadas.

Anemia en el embarazo

Anemia en el embarazo

Las formas leves de anemia son tan frecuentes en el embarazo que han sido consideradas durante mucho tiempo como fisiológicas y por tanto no precisaban tratamiento. Estas consideraciones estaban basadas en el hecho de que el aumento de la volemia, es decir que la cantidad de líquido que hay en los vasos sanguíneos durante el embarazo no iba seguida de un aumento paralelo de los hematíes y por ello las cifras que se observaban eran la manifestación de lo que se denomina una hemodilución relativa.

En definitiva, el cuerpo se enfrenta a diversos cambios en el embarazo. Uno de estos cambios se refiere a la cantidad de sangre, que aumenta entre entre un 20 y un 30%. Pero, al aumentar, también sube el suministro de hierro y vitaminas que el cuerpo necesita para producir hemoglobina, la hemoglobina es la proteína de los glóbulos rojos que transporta oxígeno a otras células del cuerpo.

Muchas mujeres embarazadas no disponen de una cantidad suficiente de hierro, sobre todo en el segundo y tercer trimestre, que es el momento en el que el cuerpo necesita más hierro del que tiene disponible, y es entonces cuando surge la anemia.  

¿Qué causa la anemia en embarazadas?

Anemia y embarazo

Generalmente en el embarazo el 90% de las anemias son anemias de tipo ferropénico, es decir por una deficiencia de hierro. Más raramente existen lo que se denomina las anemias megaloblásticas en la cual lo que ocurre es un déficit de la vitamina B12

Además existen otro tipo de anemias que pueden sufrir las embarazadas, estas son anemias congénitas (por ejemplo, anemia de células falciformes , enfermedad de la hemoglobina SC o algunas talasemias). Este tipo de anemias aumenta el riesgo de problemas en el embarazo y requieren de un seguimiento más exhaustivo.

¿Cuáles son sus síntomas?

Generalmente van a aparecer síntomas como cansancio, palidez de la piel y de las mucosas, mareos, debilidad, mareos, etc. En caso de que la anemia sea grae, puede provocar pulso rápido y débil, desmayos y presión arterial baja.

¿Qué repercusiones puede tener en el bebé?

En general las necesidades del bebé no van a sufrir por la deficiencia materna de hierro o de vitamina B12, inclusive en presencia de anemias maternas importantes. Sin embargo habrá de ser cuidadoso en los casos de anemias graves (cifras de Hb < 7 g%). En estos casos es conveniente realizar un consulta al hematólogo para evaluar más detalladamente la situación. Estas formas graves si que pueden tener una influencia claramente negativa en la gestación, ya que existe un mayor porcentaje de:

  • Falta de suministro de oxígeno para el bebé: el bebé no tiene un crecimiento y desarrollo normal.
  • Aborto
  • Aumento de la mortalidad perinatal
  • Dificultad para respirar y estado de fatiga intensa.
  • Riesgo de parto prematuro.
  • Riesgo de infección tras el parto. 
  • El sangrado que suele ocurrir durante el trabajo de parto puede empeorar la anemia a niveles peligrosos.

¿Cómo se diagnostica la anemia en el embarazo?

En general es bastante sencillo de realizar ya que a partir de la clínica que puede manifestar la paciente con un simple análisis de sangre podemos determinar si existe o no existe anemia, y este análisis asimismo va poder orientar al origen del mismo. A este análisis de sangre se denomina hemograma.

¿Cuál es el tratamiento en embarazadas?

El tratamiento de este tipo de anemias fundamentalmente es la reposición de aquello que es deficitario, es decir hierro en caso que sea una anemia ferropénica o vitamina B en caso de que sea una anemia megaloblástica.

Generalmente este tratamiento ha de instaurarse en el momento en que se detecta la anemia y debe de mantenerse durante toda la gestación e inclusive en los meses posteriores al parto.

Por lo general, la anemia se puede prevenir o tratar tomando suplementos de hierro y ácido fólico. Si la mujer embarazada tiene deficiencia de hierro, al recién nacido se le suele administrar suplementos de hierro. Tomar suplementos de ácido fólico antes y durante el embarazo reduce el riesgo de que el bebé desarrolle un defecto del tubo neural.

Para maximizar la absorción, los pacientes deben tomar hierro oral con vitamina C (250 a 500 mg). El tratamiento debe continuar durante al menos 3 meses después de que el nivel de hemoglobina se normalice, en general, hasta 6 semanas después del parto.

Conclusión

En el embarazo, las necesidades de hierro están aumentadas debido al desarrollo y crecimiento del bebé. Con frecuencia, la dieta y los suplementos no son suficientes para mantener unos niveles adecuados de hierro.

El resultado es la disminución de las cifras de hemoglobina y la aparición de anemia. Sus síntomas son: fatiga, palpitaciones, somnolencia, palidez, sudoración y dificultad para respirar.

El progresivo aumento del tamaño del útero puede provocar alguno de los síntomas mencionados. Por ello, la mejor forma de diagnosticar la anemia es mediante la analítica de sangre que te extraen en cada trimestre del embarazo.

Si presentas anemia, tu obstetra te prescribirá suplementos de hierro. Es recomendable tomar dicha medicación en ayunas acompañada de alguna fuente de vitamina C (zumo de naranja) para facilitar su absorción.

Recuerda incluir alimentos ricos en hierro en tu dieta: carnes rojas, pescado y pollo. No te preocupes si al iniciar el tratamiento las heces se oscurecen, pues es una de las consecuencias habituales.Los suplementos de hierro también pueden causar nauseas, diarrea o estreñimiento. Si es así, consúltalo con tu médico.

Aurora Fernández-Cañadas.
Matrona

Bibliografía


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Comentarios (1)

24 sep 2018 02:12 Paola Dazzo

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