Miedo a los animales en la infancia

Cómo ayudar al niño a superar el miedo a los animales

Si tu hijo se esconde detrás de ti en cuanto ve un perro; si tu hija no se atreve ni a acercarse al gato de la vecina; si tu pequeño siente pánico cuando un animal se cruza en su camino, ¿qué puedes hacer para ayudar al niño a puerar superar el miedo a los animales? Claude Béata, veterinario y experto en el tema, nos ofrece algunos consejos.

Consejos para ayudar al niño a superar el miedo a los animales

El miedo a los animales en un niño pequeño no está en absoluto fuera de lo normal. Es un reflejo de protección: la desconfianza instintiva frente a los animales, sean del tipo que sean, existe desde el principio de la historia de la Humanidad y está profundamente arraigada en el ser humano. Por otra parte, los primeros encuentros del niño con perros y gatos de verdad resultan justificadamente desconcertantes: no se parecen en nada a los que ha visto en los libros y los dibujos animados. No hablan y tienen comportamientos y reacciones que él no puede entender. Pero, aunque el miedo sea comprensible, conviene ayudarle a superarlo por su propia seguridad: si se deja dominar por el pánico, podría reaccionar de forma inapropiada ante un animal (por ejemplo, gritar o echar a correr), lo que sí constituye un peligro. 

¿Sientes miedo a los animales? Da ejemplo a tu hijo

Si tú tampoco te sientes a gusto con los animales, tu hijo lo notará. Antes de los dos o tres años, el niño es especialmente sensible al lenguaje no verbal: percibe que tu cuerpo está tenso. ¡Igual que lo nota un cachorrito! Y, aunque tengas la convicción de que no dejas traslucir nada, el mero hecho de crisparte cuando te cruzas con un perro mientras llevas al niño de la mano es suficiente para transmitirle un mensaje de desconfianza.

Evidentemente, resulta imposible controlar este tipo de reacciones, pero puedes atenuarlas con un sencillo comentario: «Mira, parece que ese perro va muy contento con su dueño... ¿verdad?» o bien «¿Has visto qué orejas tan largas tiene ese perrito?». Al hablar así del animal, lo haces parecer menos extraño, menos desconocido, y mitigas el miedo que sentís los dos.

Enséñale a observar a la mascota antes de acercarse a ella

Hay niños naturalmente confiados que se lanzan sobre los animales para jugar con ellos. Y esto, claro está, conlleva sus riesgos. Pero, por lo general, el niño necesita un tiempo para observar a un animal antes de acercarse a él. Y hay que respetar esta actitud y no obligarle a hacerlo. Si te ve a ti acariciarlo, es posible que se sienta más seguro y se anime a intentarlo él también. Igualmente, al ver cómo otros niños juegan con sus mascotas y les hacen carantoñas, tu hijo se dará cuenta de que es algo agradable y divertido, lo que constituye una excelente motivación para olvidarse del miedo.

Aprender las reglas de trato a los animales domésticos

Sea valiente o temeroso, conviene enseñar al niño, cuanto antes, algunas normas básicas de convivencia con un animal doméstico: -cuando un animal está comiendo, no se le debe molestar en ningún caso. -cuando lo acariciamos, hay que hacerlo con suavidad, sin apretar mucho. -cuando un perro mueve la cola, significa que está contento. -cuando un gato mueve la cola, significa, en cambio, que está nervioso. -cuando un animal echa las orejas hacia atrás, hay que dejarlo tranquilo. Conocer y respetar estas normas, entre otras, hará que la convivencia con un animal de compañía sea segura y feliz. 

 

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