Trabajo a cambio de clases, ¿la solución para la explotación infantil?

¿Y qué tal si las empresas están obligadas a dar clases a los niños que explotan en las fábricas? La 'solución' a la explotación infantil

No se trata de una noticia nueva el hecho de que millones de niños en el mundo estén siendo utilizados como mano de obra barata. Sin embargo, y aprovechando el Día Universal del Niño que se celebra el 20 de noviembre ? fecha en la que Naciones Unidas publicó en 1959 la Declaración de los Derechos del Niño- es interesante analizar algunas de las teorías que están surgiendo para intentar luchar contra esta explotación.

El otro día, charlando con algunos amigos estudiantes de relaciones internacionales ?nuestros futuros representantes en otros países y futuros participantes de esa prestigiosa entidad que es la diplomacia- mencionaron algunas ideas que me hicieron reflexionar.

Explotación infantil

¿A clase o al trabajo?

Teóricamente, su opinión tendría que ser más válida que la mía, la de una simple periodista, puesto que, tras miles de clases de derecho y años de estar sentados en las aulas de profesores con más o menos igual de años que de kilómetros, han adquirido los conocimientos necesarios para conseguir incluso detener una guerra entre dos estados. Uno de estos jóvenes con tanto futuro había encontrado la solución para el problema de la explotación infantil: la clave está en que las empresas, además de darles un trabajo, les ofrezcan una educación. Las industrias estarían obligadas por ley a darles X número de horas de clase a cambio de X horas trabajando en sus plantas. Y lo peor de todo es que a primera vista, la idea no suena mal.

Qué bonito este país en el que el gobierno crea una ley para que las explotadoras empresas dejen de ser tan abusivas y garanticen la escolarización de sus jóvenes empleados. Dado que parece imposible que el trabajo de los niños desparezca, al menos, démosles una educación desde las mismas empresas en las que son explotados. Todo parece admirable, hasta el momento en el que analizamos el papel del gobierno en todo esto. Con este tipo de iniciativas, ¿no se está favoreciendo aún más la explotación infantil? Una legislación como esta le está diciendo a las empresas "podéis explotar todo lo que queráis, eso sí, para no sentiros mal y lavaros las manos, tenéis que dar algunas horas de clases a esos niños a los que hacéis trabajar en condiciones infrahumanas y a sol y sombra".

En cualquier situación, reciban clases o no a cambio, los niños no pueden ser sujetos de trabajo para las empresas que buscan mano de obra barata de la que aprovecharse fácilmente. Y sobre todo, una medida como ésta no puede contar con el beneplácito de las autoridades. Las empresas tienen su forma de auto convencerse de que son las buenas de la película; si estos niños no estuvieran en sus fábricas, estarían en la calle pidiendo dinero o robando. Además, están procurando sustento a sus pobres familias. Sin embargo, tan caritativas no son cuando en muchas ocasiones obligan a estos niños a realizar las tareas más peligrosas puesto que sus pequeñas manos son las mejores para llevarlas a cabo.

La no tan lejana explotación infantil

No podemos creer que solo las grandes y lejanas multinacionales de Estados Unidos son las únicas que han sido relacionadas de algún u otro modo con la explotación infantil. También nuestra querida Zara, de la que hablamos grandezas y de la que tan orgullosos estamos cuando salimos al extranjero, ha sido vinculada con el trabajo de niños, según el diario portugués Expresso.

Los 211 millones de niños de todo el mundo que, según la Organización Internacional del Trabajo, son utilizados como mano de obra no tienen cabida en el mundo utópico que todos buscamos para el mañana. Por lo tanto, ¿por qué no buscarle una solución tan utópica como injustificada como la que proponen estos diplomáticos del futuro?

María Fernández Ortega. 06 - 11 - 2013


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