La fiesta de fin de curso

Durante dos meses estuvieron preparando un baile para que los niños representaran ante los padres

Hace dos meses nos llegó una circular del cole de Jorge en la que se nos informaba que estaban organizando una fiesta de fin de curso. Se celebraría en una granja a las afueras de la ciudad y habría espectáculo y picoteo.

Con la circular venía una tela negra y un modelo para que los padres confeccionáramos unos pantalones, un chaleco y una pajarita. Y es que, en “la clase de los patos” estaban preparando un baile sorpresa. Así que ahí me teníais, aguja e hilo intentando hacer un “trajecito de bolsillo”. A mi me gusta coser, pero hasta entonces no había pasado de meter bajos, cortar algún vestido o ajustar alguna camisa. La noche antes de la fiesta yo seguía cosiendo con el temor de que estaba haciendo una verdadera chapuza. Al final, el chaleco me quedó decente pero los pantalones más bien parecían mayas. Mis temores se disiparon cuando el día de la fiesta vi que el resto de los niños también llevaban trajes no del todo perfectos.

Al llegar a la granja nos encontramos con otras decenas de padres, abuelos, tíos y amigos que iban a ver bailar a los niños. Habían juntado dos escuelas infantiles y allí estábamos todos cámara en mano para inmortalizar el momento. Ni que decir tiene que encontrar un sitio en primera fila era prácticamente imposible, pero como la clase de Jorge actuó a la mitad, mi enorme barriga de 7 meses y yo fuimos avanzando desde la última fila hasta sentarnos en el suelo delante del escenario para cuando salió mi niño. ¡Me iba yo a perder ese momento!

Pensé que Jorge se iba a asustar al ver a tanta gente o no iba a bailar, pero extrañamente cuando salió después de divisarme entre el público y gritar a los cuatro vientos que había visto a su mamá, comenzó a bailar La marcha Radetzsky de Johann Strauss con un ritmo fantástico. No me lo podía creer, “este niño va para bailarín, es el que mejor baila” pensaba esta orgullosa madre. Claro que a mi alrededor otros padres decían emocionados lo mismo de sus hijos.

Lo que más me gustó de ese día fue ver cómo Jorge se relaciona con otros niños. En general, le veo jugar con sus primos, pero me encantó comprobar lo bien que se relaciona con los niños y niñas de su clase.


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