Abuelos y nietos

Es toda una experiencia ver a tus padres convertidos en abuelos

Tanto para mi madre como para mis suegros, Jorge es su primer nieto y esto ha generado una locura colectiva que todavía me tiene perpleja, y eso que ya iba avisada. Todos mis amigos me decían que habían pasado a un segundo plano para sus padres desde la llegada de sus hijos. Yo me resistía: “¿Mi madre? ¡Mi madre no! Por muy abuela que sea, para mi madre, lo primero somos mi hermano y yo”…. ¿Por qué no me tragaría mis palabras?

Mi madre
Durante los primeros meses de vida de Jorge, mi madre estaba más volcada en mis necesidades como nueva mamá que en ejercer de abuela. Pero un día, entramos por la puerta de su casa el bebé, mi marido y yo con todos los enseres y, diez minutos después, mi marido, el carrito, la bolsa y yo seguíamos en la puerta mientras la abuela se dedicaba a achuchar al bebé al mismo tiempo que le lanzaba piropos con un tonito aflautado. ¡No nos había dicho ni hola!
Desde entonces, esta conducta se ha repetido una y otra vez y, por más que me queje no puede evitarlo, si hay bebé no hay resto del mundo. Y esto se ha acentuado con el paso del tiempo porque el niño le tira los bracitos cada vez que la ve... ¡para qué queremos más!

Mis suegros
Jorge todavía no va a la guardería, está con mis suegros. Fueron ellos quienes se ofrecieron a cuidar del niño mientras nosotros trabajábamos, y a nosotros nos pareció perfecto. El abuelo, que, cual padre antiguo, relegó en su día las tareas caseras a su mujer, está ahora como loco con su nieto. Cambia pañales, le da de comer, le saca de paseo… lo nunca visto. Y a mi suegra, que según cuenta la leyenda ha sido una madre-sargento de armas tomar, le falta pasillo para correr si el niño dice “a”.
Esto tiene su lado bueno: el niño está rodeado de cariño y atención todo el día. Y también su lado malo: es imposible hacer comprender a los abuelos que no pueden consentirle todo porque se está volviendo un tirano. ¡No hay manera¡

Conclusión
Como punto negativo, los abuelos tienden a sobreproteger a los nietos, a mimarlos en exceso y a quitar valor a tu manera de educarlos porque, cómo no, ellos saben más que tú.
Pero, aquí viene lo mejor, es una pasada ver cómo tus padres generan una nueva ilusión, cómo se les ilumina la cara cuando están con su nieto, cómo tienen una serenidad nueva de la que antes carecían. Quieren disfrutar de sus nietos y los quieren con locura.

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