Enuresis: hablar de la enuresis con el niño

Mojar la cama puede producirle a nuestro hijo angustia, ansiedad y pérdida de autoestima y confianza en sí mismo. Hablar con él es una manera de ayudarle, pero es necesario hacerlo de la forma adecuada, ya que tratar el tema enfocándolo mal puede ser contraproducente.

Nunca antes de los 5 o 6 años

Hasta los 5 o 6 años se considera normal que los niños mojen la cama, por lo que hablar con ellos antes de esa edad puede “crear” un problema que necesariamente no tendría por qué haberse dado. Cada niño tiene su propio periodo de “aprendizaje biológico” antes de lograr controlar su vejiga; dale cierto margen de tiempo antes de afirmar definitivamente que “hay algo que no marcha bien”.

Evita los extremos

Si el niño percibe que nos preocupamos excesivamente o mostramos fastidio o enfado ante una cama que ha amanecido húmeda, aumentará su preocupación y ansiedad, y esto es justo lo contrario que pretendemos: precisamente que el niño esté preocupado o ansioso por algún motivo suele ser una causa del problema. Y si bien es normal que la paciencia de los padres esté pronta a desbordarse, con este tema debes hacer un esfuerzo: enfadándote no lograrás nada, pues no es algo que el niño pueda cambiar cuando quiera. Por supuesto, reñirle, compararle con otros niños y hermanos, o humillarle, está totalmente fuera de lugar.
Por otra parte, padres sobreprotectores, que tratan a su hijo con una actitud demasiado afectada, condescendiente o compasiva, también provocarán un efecto adverso, porque de esta manera el niño percibirá que en realidad no hay nada que deba esforzarse en resolver.

Lograr el equilibrio

sobreprotectoresLo mejor es hablar al niño con naturalidad y transmitirle confianza: hay un problema, sí, pero es común que pase y se puede solucionar. Hay que adaptar las explicaciones a la edad del niño, para que pueda comprenderlo e implicarse en el tratamiento, sea éste farmacológico, si su enuresis se produce por alguna dolencia médica (infecciones de orina, alteraciones anatómicas del aparato urinario o neurológicas…), o bien se trate de ejercicios que los niños pueden hacer mientras orinan para fortalecer el control sobre su vejiga. Lo importante es evitar que la enuresis “supere” al niño y hacerle ver que puede ser al contrario, para lo que cuenta con todo el cariño y apoyo de sus papás.

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