¿Qué es la conjuntivitis neonatal?

Síntomas y tratamiento de la conjuntivitis neonatal

El doctor Mariano Royo Sans, director médico del Instituto Oftalmológico de Madrid y presidente de la Fundación para el Cuidado de la Visión, explica en qué consiste esta infección que contraen algunos niños al nacer, cuáles son sus síntomas y cómo se trata.

¿Qué es la conjuntivitis neonatal?

¿Cómo contraen los recién nacidos conjuntivitis?

Pueden contraerla a través de su madre, si está infectada, antes del parto o durante el mismo. Y después del nacimiento, por otras muchas causas. Cuando el niño nace pasa de un medio estéril, dentro del útero, a uno lleno de microorganismos. Lo normal es que estos microorganismos comiencen a crecer en el bebé y pasen a formar parte de su vida: son los microorganismos saprofitos, que no causan enfermedades habitualmente. Otros, por el contrario, pueden hacerlo, y frente a ellos son especialmente vulnerables los niños prematuros, debido a que su sistema inmunológico no está completamente formado.

¿En qué consiste esta infección?

Es la inflamación, infecciosa o no, de la conjuntiva. La conjuntiva es la capa semitransparente que recubre el ojo por delante (lo blanco del ojo) con excepción de la córnea. Aparece en el primer mes de vida y representa entre el 2% y 8% de las conjuntivitis en los niños.

¿Se puede decir que todas las conjuntivitis son iguales?

No. Existen varios tipos, dependiendo de la causa que las produzca y, por lo tanto, cada una tiene sus peculiaridades. Por ejemplo, las bacterianas son muy contagiosas.

¿Cómo las podemos diferenciar?

Existe una considerable coincidencia entre los síntomas que presentan las múltiples causas de la conjuntivitis neonatal. A cualquier recién nacido con conjuntivitis deben realizársele pruebas de laboratorio para confirmar el diagnóstico.

La conjuntivitis química ya no es frecuente. Se produce por la instilación de nitrato de plata y aparece a las pocas horas de vida, apreciándose un enrojecimiento intenso de la conjuntiva tras la instilación.

La variedad más común entre los recién nacidos es la conjuntivitis por clamidias, que se adquiere en el momento del parto si hay infección en la vagina de la madre (el 13% de las embarazadas tienen clamidias en el cuello del úterodurante el primer trimestre del embarazo), aunque puede manifestarse a las tres o cuatro semanas de vida. Se produce una intensa reacción inflamatoria con aparición de un aspecto de empedrado en la conjuntiva y, a la vez, existe secreción mucopurulenta (legañas) e inflamación de los párpados.

Las conjuntivitis bacterianas, producidas por estafilococos, estreptococos y bacterias coliformes, se contraen también en el momento del parto, ya que estos gérmenes se encuentran con mucha frecuencia en la vagina materna. Aparecen entre el cuarto y el sexto día después del parto: comienzan en un ojo y a los dos o tres días se manifiestan en el otro. Se caracterizan por la aparición de edema discreto de los párpados y conjuntiva, así como por la escasez de secreción (pocas legañas).

La conjuntivitis gonocócica se creía erradicada, pero en la actualidad han aparecido casos y se está incrementando su frecuencia. Es la más grave y puede llegar a afectar a la córnea, dejando opacidades que posteriormente dificultan la visión. Es un proceso hiperagudo con abundante pus e inflamación de conjuntiva y párpados, que están pegados y resulta difícil separar.

La conjuntivitis vírica se produce por el virus del herpes simple tipo II (vaginal). Afortunadamente, es poco frecuente, pero puede causar un severo daño ocular, ya que suele afectar a la córnea, causando a veces úlceras que dan lugar a opacidades que dificultan la visión. Aparece a partir de la segunda semana después del parto.

Las conjuntivitis alérgicas no son infecciosas, aparecen en los dos ojos, son estacionales y se dan en niños de más edad. No hay mucha inflamación. Los síntomas fundamentales son picor, lagrimeo y enrojecimiento de la conjuntiva palpebral.

Otro problema que puede afectar a los niños recién nacidos, el más frecuente después del primer mes de vida, son las obstrucciones lagrimales. Insisto en el primer mes de vida, porque antes de este tiempo la glándula lagrimal es inmadura y no produce lágrimas, así que, aunque el niño llore, no hay lagrimeo. Por tanto, aunque exista obstrucción, no se puede detectar.

El tracto lagrimal sirve para evacuar la lágrima del ojo y la canaliza hasta la nariz por donde pasa a la garganta y de ahí al tracto digestivo. El conducto lagrimal no siempre es permeable en el momento del nacimiento. Durante el embarazo se va canalizando y, cuando nace el niño, en ocasiones aún no lo está del todo: quedan células que lo taponan (como las hojas de los árboles pueden obstruir las tuberías del agua), haciendo que la lágrima refluya por el borde del párpado y aparezca lagrimeo. Además, la lágrima se estanca en el saco lagrimal y puede causar una infección que da lugar a una secreción espesa que hace que el ojo tenga aspecto 'pegajoso', pero sin inflamación de los tejidos de alrededor (párpados y conjuntiva). Este tipo de problema suele solucionarse espontáneamente, cuando se acaba de permeabilizar el conducto nasolagrimal. En última instancia, se puede recurrir al sondaje lagrimal para poner fin a la obstrucción y, por consiguiente, al lagrimeo constante del niño.

¿Aproximadamente, cuánto tiempo duran estas afecciones?

Las conjuntivitis es difícil que remitan sin el tratamiento adecuado, y esto solo se puede hacer si se han diagnosticado correctamente. Lo acertado es acudir al especialista cuando los primeros síntomas aparecen, aunque también es verdad que podemos recurrir en un primer momento a ciertas medidas 'caseras', como la limpieza con suero fisiológico de los ojos y la aplicación de un delicado masaje circular en la zona lagrimal, si de lo que se trata es de obstrucciones lagrimales.

¿Cómo se tratan?

Una vez identificada la naturaleza de la conjuntivitis, se deberá aplicar el correcto tratamiento con un colirio antibiótico, no siendo conveniente la automedicación, porque un antibiótico mal aplicado no solo no cura el proceso sino que puede crear resistencias y hacer luego más difícil la curación. Los corticoides solo se utilizan en raras ocasiones, ya que pueden agravar las infecciones tanto por bacterias como las producidas por virus. Si el problema es originado por obstrucción lagrimal, el suero salino y el masaje comentado anteriormente suelen ser curativos, reservando el sondaje lagrimal para los casos resistentes a esta medida.

¿Hay forma de prevenirlas?

Las conjuntivitis, sí; las obstrucciones, no. Las medidas de prevención mejores son el correcto diagnóstico y tratamiento de las infecciones de la vagina materna, la limpieza esmerada de las manos y no utilizar pañuelos (que suelen ser fuentes de infección y transmisión) cuando realicemos la limpieza de los ojos del bebé. Hay que utilizar en su lugar gasas impregnadas en suero salino (no algodón que puede dejar restos que acaben dentro del ojo).

La instilación de nitrato de plata en recién nacidos ya no se realiza por la conjuntivitis química que acarrea. En su lugar, se instila pautadamente un colirio antibiótico en los bebés de riesgo, es decir, en aquellos cuyas madres tengan contaminación vaginal o simplemente se sospeche que así pudiera ser, aunque ya estén en tratamiento. Más información: www.iomadrid.com

Cuidados del ojo del recién nacido

? Si el bebé se toca los ojos con las manos, cubrirlas con las mangas de la ropa para evitar que se pueda hacer daño con las uñas (no se pueden cortar durante los primeros 10 o 15 días).
? Limpieza de las manos de las personas que tocan al bebé.
? Si los párpados se pegan, ablandar la secreción con suero antes de separarlos.
? Lavar con gasas estériles empapadas en suero fisiológico.

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