Dentición

Cuándo se produce y qué cuidados son necesarios durante el proceso

La erupción de los dientes es un fenómeno fisiológico normal que no suele originar problemas en la mayoría de los niños. Los dientes primarios son un total de 20 y en general su aparición se inicia a los 6 meses, completándose el total de piezas para los 30 meses. Su secuencia en la aparición suele ser muy irregular, pero en general salen primero los incisivos, luego los caninos y por último los molares. Frecuentemente falla esta secuencia, pero son variantes de un fenómeno normal. Entre los 6-8 años de edad aparecen los dientes definitivos, que son 28 piezas y estarán presentes hacia los 15-16 años. Los terceros molares, que son las llamadas "muelas del juicio", saldrán posteriormente para completar las 32 piezas de la dentición definitiva del adulto.

La salida de los dientes crea en las arcadas dentarias un fenómeno inflamatorio que hace que la mucosa que los cubre aparezca algo congestionada. Esto puede provocar pequeños problemas en el niño como inquietud, aumento de babeo, salivación abundante, rechazo del biberón y mordisqueo de los puños. Con frecuencia se asocia a unas mejillas enrojecidas y brillantes.

El proceso de la dentición dura muchos meses, y durante este tiempo es posible que aparezca cualquier infección sin relación alguna con la salida de los dientes. Son infecciones DURANTE la dentición y no POR la dentición.

El niño introduce en la boca todo lo que tiene a su alcance buscando alivio a las molestias propias de la dentición y por tanto la colonización del tracto digestivo por gérmenes es mayor. Debido a esto se pueden producir pequeñas infecciones que pueden ser causa de diarrea, fiebre y cuadros respiratorios. Es conocido que la fiebre es un estímulo para todos los procesos orgánicos, por tanto es más bien la fiebre la que estimula la erupción dentaria en vez de ser la salida de los dientes la responsable de todo tipo de afecciones, sobre todo si son de tipo febril.

Para aliviar las molestias lo mejor es cualquier objeto frío y duro en donde el bebé puede encontrar alivio mordiendo o royendo. Si las molestias son tan fuertes que justifican el uso de medicación no hay inconveniente en darle aspirina, paracetamol o ibuprofeno, a las dosis adecuadas para la edad.

Por otra parte, está aceptado que la administración oral de flúor es eficaz para la prevención de la caries dental pero se debe tener cuidado en su administración ya que su exceso en los dientes puede producir una lesión en el esmalte que puede dar lugar a pigmentaciones y, ocasionalmente, rotura del diente. No se recomienda la administración de suplementos de este mineral excepto en situaciones especiales, ya que el agua de abastecimiento público, la embotellada para consumo, las fórmulas lácteas infantiles, los dentífricos fluorados o la sal de cocina fluorada ya aportan el suficiente flúor.
Se puede iniciar la higiene dental en el lactante después de cada comida limpiando dientes y encías con una toallita húmeda. Cuando tenga 10-12 dientes, se puede comprar un cepillo infantil y enseñar a cepillárselos después de cada una de las comidas hasta conseguir que este acto forme parte de un ritual. Esta costumbre conviene desarrollarla desde la infancia y que los padres den ejemplo, ya que el niño es un gran imitador.

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