La ciencia empieza en la cocina

La vida cotidiana ofrece numerosas ocasiones para emprender un verdadero proceso científico. Estas son algunas sugerencias para acercar a los niños a la Ciencia.

No merece la pena buscar temas complicados o respuestas complejas: la cocina, el cuarto de baño o el jardín son también lugares de descubrimientos científicos. El mundo actual es rico en tecnologías avanzadas, pero ello no impide “que las manzanas caigan”. Elige un tema con el que te sientas cómodo y que te interese. ¡Seguramente no es algo tan trivial como crees! Utiliza documentación, libros, revistas, vídeos... Estimulan la curiosidad, transmiten el punto de vista de los expertos, fomentan el interés por investigar y animan a la búsqueda documental. Pero no pueden sustituir a la experiencia. No basta con acumular conocimientos. Por eso no hay que dudar en realizar los experimentos. Deja trabajar a los niños, no hagas en su lugar ni los experimentos (salvo si son peligrosos) ni los razonamientos y aún menos adelantes las conclusiones. Tómate el proceso de investigación como un enigma policiaco por resolver: todo el placer está en el suspense, en seguir las pistas, y no en la explicación final, sobre todo si llega antes de que la hayan buscado. Experimenta cada día. La experiencia ayuda a los niños a aprehender lo real y a distinguirlo de lo virtual. Pero no te detengas en el experimento, intenta deducir una generalización reutilizable, por pequeña que sea. No saques conclusiones “científicas” en contradicción con tus propias sensaciones. Tus sentidos no te engañan, pero te dan informaciones que luego hay que interpretar. Evita contestar al “¿por qué...?” con el “porque...”. Dile al niño: “¿Tú qué crees? ¿Cómo imaginas que ocurre?”. Seguro que tiene una opinión formada sobre el asunto. Luego pregúntale: “¿Cómo puedes averiguarlo?”. Y después de hacer el experimento: “¿Te has fijado bien? ¿Qué conclusión sacas?”. Escucha las preguntas de los niños, pero no con oídos de adulto. Es necesario captar su verdadera preocupación. Deja madurar la curiosidad y el razonamiento del niño. No es una pérdida de tiempo. Saborea los rodeos de su investigación. No vayas más rápido que él, no respondas a preguntas que aún no se ha planteado, porque no te seguirá. Acompaña a los niños en sus descubrimientos, no los adelantes. Hacer Ciencia es un proceso que se construye a lo largo del tiempo. Haz preguntas sobre las observaciones de la vida cotidiana. Busca con ellos la respuesta. Déjate sorprender. Disfruta con las averiguaciones. ¡No es necesario tener siempre respuesta para todo!


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