El papel del colegio en la educación de los niños

Cómo contribuye la escuela al desarrollo de los niños

La educación infantil (de 0 a 3 años) es el primer nivel del sistema educativo. No es obligatoria, pero dado el momento evolutivo en que se encuentran los niños es conveniente que la cursen, ya que su objetivo es impulsar el desarrollo global de todas las capacidades del pequeño.

La meta de esta etapa educativa es el desarrollo equilibrado de las capacidades físicas, afectivas, intelectuales, sociales y morales del niño. En la escuela no se adquieren exclusivamente saberes intelectuales, sino que, inmersos en un grupo, los niños irán saliendo de su universo familiar y aprenderán a vivir.

El colegio y los niños

Los objetivos de la escuela en el desarrollo del niño

La figura del profesor es muy importante. No solamente es el amigo y “compañero” que guía al niño, sino también el profesional que conoce sus necesidades y las dificultades con las que se va encontrando. Por otra parte, la relación y convivencia con sus iguales es también muy enriquecedora, ya que a estas edades los niños aprenden fundamentalmente por imitación, y cada uno de los compañeros va a proporcionar al otro numerosas ideas y estímulos diferentes. El niño de 3 años irá abandonando poco a poco la absoluta dependencia que le unía a sus padres a medida que comienza su vida en colectividad.

El niño de 4 años ya muestra su independencia. Sus movimientos son más coordinados y su lenguaje le permite expresarse y dialogar. Su grafismo se perfecciona y es capaz de escribir letras sueltas e incluso palabras, y de representar la figura humana. El niño de 5 años ya ha escalado la gran montaña de su desarrollo. A partir de ahora, aunque sus cambios no impresionan tanto, sigue madurando. Se hace más autónomo, aprende a organizarse y a ocuparse de sus asuntos.

A través del juego, el niño experimenta, asimila información, encuentra soluciones a sus problemas... Y lo más importante: lo hace de forma relajada y disfrutando. No hay ningún niño igual a otro, pero todos tienen algo en común: el interés y el placer por el juego. En la escuela se proponen situaciones y materiales lo suficientemente variados para que todos los niños, sin excepción, se sientan atraídos.

La programación de las actividades a lo largo del día está condicionada por las exigencias e intereses de los niños. Su necesidad de alimento, higiente y descanso organiza la jornada. Sus cortos períodos de atención (no más de 5 ó 10 minutos) y su necesidad imperiosa de moverse y hablar establecerán que a la actividad le suceda el descanso y que a las tareas que requieren mayor concentración sigan las que permiten mayor esparcimiento.

Es muy importante que los niños conozcan y comprendan el horario establecido para su grupo. Eso les ayudará a situarse y orientarse en el tiempo y a tener puntos de referencia claros. Las actividades se suceden sin fin, pero respetando siempre la regla de oro que garantiza el orden de los hábitos infantiles: toda actividad que comience debe terminar y el material empleado, de nuevo colocado en su sitio.

Virginia González


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